Orgullo benevolente -------- Luna Sangrienta.

III.- Dian

El portal nos llevo directamente hasta mi estancia en Jonia a las afueras de la ciudad, un lugar muy lejos entre las montañas escondido por una densa neblina por las noches, donde nadie se atrevería a venir a buscarlo, si es que acaso Bardo y Aurelion Sol se propusieran a descifrar lo sucedido y dar una explicación al consejo de guerra, pero eso no me importa, ahora puedo cumplir mi propósito con él invocador.

Al llegar a las afueras de mi "casa" vi como una débil luz azul se asomaba por la rendija de la puerta, los meeps eran muy obedientes y habían hecho exactamente mi voluntad, dejarlo adentro para que no escapara y me complicara las cosas, entre cuidadosamente supuse que se encontraba inconsciente, después de tal susto que se llevó al traerlo aquí en contra de su voluntad, camine hacia la estancia principal y estaba ahí tirado con una túnica negra que no me dejaba apreciar si en verdad respiraba o el golpe le habría quitado la vida era lo ultimo que quería pensar, si estaba muerto me vería envuelto en un grave problema, pero seguía yo con vida así que deduje que él también pero muy debilitado, me acerque hacia a donde estaba con pasos silenciosos, al llegar a su lado me agaché y puse mi mano sobre su espalda su respiración era débil pero tenía curiosidad por saber cómo era, intenté descubrir su cara pero en ese momento sostuvo mi mano y de un jalón me puso contra el suelo colocándose encima de mi llevando sus manos a mi cuello como si quisiera estrangularme:

-¿Donde estoy? ¿Y que es lo que quieres Jhin?- pude sentir su mirada encima de mi a través de la túnica negra sin embargo la voz del invocador era demasiado suave para el carácter que tiene conmigo.

-Me sorprende que tu forma de ser, no te ha causado impacto el hecho de estar aquí en Runaterra- respondí calmado.

-¿Runaterra?-sorprendido- ¿Quieres decir que me trajiste aquí? ¿Es broma verdad o un sue...- le tape la boca colocando a murmullo dentro.

-Te metería una bala en la boca en este momento por todos los insultos que has añadido en contra de mi pero si lo hago nos convertiríamos en un par de amantes que nunca se entendieron - sonreí maliciosamente al sentirlo temblar encima de mi - ahora te callaras y escucharas todo lo que te diga ¿De acuerdo? - el invocador solamente asintió con la cabeza, estaba temblando de miedo, tenia sus manos encima de mi como si fuera un pequeño gato asustado.

-Ahora quitate de encima y siéntate por alla- le indique una pequeña sala en la estancia principal, le quite de la boca a murmullo dejándolo levantar y se sentó sin dejar de temblar, tome una silla y me senté enfrente de él.

-Ahora, quítate la capucha que cubre tu rostro, quiero conocerte-.

Sin chistar se quito la capucha que cubría su rostro, por fin lo conocí, su mirada reflejaba miedo, coraje, me asesinaba lentamente con sus ojos clavados en mi máscara ame su mirada de asesino silencioso, coloque mi mano en su rostro y era suave su cara, el lunar en su boca lo hacia mas interesante .

-¿Ahora ya no eres tan fiero verdad?- me reí y su mirada se clavaba aún más quería desgarrarme, por estar ahí conmigo volví a sentir ese desprecio convertido en odio hacia mi persona, me hacia disfrutar de estar con él -Dime tu nombre invocador- le ordene.

-Sabes mi nombre no tengo por que repetírtelo- me respondió de manera desafiante sin despegar su mirada de mi.

-Vaya interesante muchacho eres- me reí.

-¿Muchacho? ¿Estas idiota o que? ¿Quien te dijo que era hombre? - levanto la ceja derecha soltando una vez sarcástica y burlona me mato por dentro ha sumado con su respuesta

-¿Perdona?- pregunté

-Me llamo Dian y no soy hombre, soy una mujer idiota - respondió fríamente y se levantó quitándose la túnica dejando ver su figura femenina dibujada por sus ropas mortales, no pude evitar sonrojarme y desvié la mirada hacia el suelo me había visto muy insultante al haberlo confundido con un muchacho, arrojó la túnica a mis pies y volvió a tomar asiento cruzándose de brazos.