Parte 37 (Final)

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No entiendo qué estaba estaba haciendo. No entendía si estaba bien o si estaba loca. Si era éticamente correcto o simplemente cuestionarme si lo que hacía era simplemente verme como una chica que se disponía a las personas que al parecer, no lo necesitaban. Estaba harta, pero algo me decía que tenía que llegar por quinta vez a este lugar tan lúgubre, lleno de mala espina y frialdad.

Caminar por estos pasillos no me era apaciguante ni por un segundo, de hecho, lo que hacía era colocarme más nerviosa aún más luego de hablar con un par de personas que no me habían visto hace meses. ¿Como le explicaba a Liss que estaba aquí? ¿Como le decía de una manera coherente que aquí estaba de nuevo? Me mataría, me daría las típicas charlas de mejores amigas donde no tendría en decirme que no solo la estaba cagando, pero la estaba rejodiendo. Estaba mal y lo sabía, pero solo había un propósito.

Un propósito que no dejaba que pudiese avanzar.

Ver a Benjamín en la camilla de hospital siendo conectado a un suero y con los ojos cerrados, denotando su palidez extrema, aún más que como lo recordaba. Sus ojeras violetas, su piel grisácea y el hecho de que estaba en una situación asquerosa, el último día no hacía que nada de lo que estaba en mi mente fuese correcto.

Trataba de procesar la situación. El mensaje de Ben, la llamada de la ambulancia, llamar a su madre, a sus amigos, tener que estar con él hasta que alguien de su parentesco o círculo social cercano de presentase... El tener que aguantarlo en su peor momento. No, no me era correcto, porque volvía a caer con la persona que simplemente no debia haber pasado por mi vida. No soportaba otra carga emocional.

Así que si, ahora mismo me encontraba sentada, frente a la camilla con el semblante de casi dos metros que dormía profundamente.

No, no podía hacer esto. Simplemente no debí haber venido.

Mi madre tenía razón.

Tengo que irme.

No podía hacerlo, no quería hacerlo. Me sentía egoísta, me sentía totalmente patética al mismo tiempo. No podía hacerle eso a una persona que aunque me lastimó a la final, me hizo sentir bien por un tiempo.

Era raro no querer lastimar a alguien que pudo haberte roto.

No podía defraudar a aquella señora que entre sollozos me pedía que le diera tiempo a su hijo porque por muy triste que suene, su familia no estaba cerca y sus amigos la mayoría estaban muy ocupados, inclusive para estos casos de tanto emergencia. Y concluí que quizás, el estaba muy solo.

Le tenía aprecio aún ahora... Pero me tenía aún más aprecio a mí misma.

Así que me levanté de la silla con un poco de apuro, no iba a estar aquí para ser humillada otra vez. Tomé mi bolso y tontamente aquel pedazo de hoja que iba a entregarle. Haré como si nunca lo hubiese visitado, haré como si la última vez que lo vi fue el día que me dijo que no podía estar conmigo. O mejor...

Haré como si nunca lo hubiese conocido.

Pero al parecer el mundo, Budha, Dios o quién sea que juega Sims von la vida, no lo quizo.

Miré a Ben abrir los ojos lentamente, suspiré fuertemente sabiendo que quizás mis planes de irme habían sido desechados. No iba a terminar bien, eso estaba claro. Apreté mis labios a la par que lo veía despertar. El estaba débil y desde que se había desmayado la otra noche solo había descansado desde entonces, pero no esperaba que despertase justo cuando yo estaba ahí.

Él se trató de enfocar en la luz del techo que de seguro escandilaba su vista y le molestaba. Suspiró y levantó la mirada, solo para que en silencio se sorprendiera de mi presencia.

dear agony »benjamin burnley »breaking benjaminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora