Parte 33

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Acacia POV


"¿Por qué haces esto?" Le pregunté al chico frente a mí. Ya estaba cansada, estaba harta. No tenía voz de tanto gritar. Pero ya no lloraba.

Ya no lloraba porque había aceptado este destino, había maquillado el hecho de que así era como iba a acabar todo para mí. Directamente con el hecho de que ha no quería seguir sufriendo.

Ya estaba cansada de sus golpes, ya estaba cansada de sus abusos no solo psicológicos, si no también los físicos y sexuales. Quería ya acabar con todo y a su vez, conmigo.

"Yo te lo dije, linda" Acarició mi mejilla ligeramente. Su tacto me daba asco, su tacto me repelía como el ser asqueroso que era. "Eres mía o de nadie".

Apreté mis labios y bufé, maldito idiota.

"Entonces prefiero ser de nadie" Espeté con odio. No le iba a dar lo que él quería. Quizás pensaría que yo rogaría por el, por piedad. Pero no.

Mi destino estaba escrito, yo solo tenía que asegurar como iba a llegar a ese final, y rogando por el no sería.

El sonrió y colocó la bandeja de metal en cima de la mesa al Aldo de la cama donde estaba esposada.

Mis muñecas estaban ensangrentadas por el roce de la cuerda, haciendo que no solo el dolor sea indescriptible, si no que también manchara las sábanas y un poco de mi ropa.

"Entonces come, para que pueda cumplirlo" señaló la comida que posaba en ese plato arriba de la bandeja.

¿Dónde había quedado el chico tierno que había estado conmigo desde le principio mimandome y diciendo lo hermosa que era?

El que me trataba bien, hasta llegaba a pensar que vivir con mi madre era mejor que estar con ese puto psicópata.

Pateé el plato con rabia. No tenía hambre, aunque apenas y había pasado agua por mi garganta, no tenía ganas de nada. Mi estómago estaba vacío y rugía, pero las putas náuseas y el ambiente evitaban que mi cerebro pensara en eso.

Quería volver con Liss, quería estar en casa, extrañaba a mi mejor amiga, extrañaba su risa y sus ocurrencias, extrañaba sus consejos y extrañaba sus estupideces. Extrañaba todo de mi vida antes de esto.

Quería volver, quería que estas últimas semanas volvieran a ser como antes, quería que todo esto fuese una simple pesadilla.

Pero no, no lo era.

Y si no podía volver, pues entonces quería que todo acabará, que terminara aquí.

Terminar con todo y conmigo.

"¿No comerás? " Alzó una ceja con un poco de ironía, como si lo que acabase de decir fuese un chiste. "Entonces hagamos esto rápido" Steeve espetó.

Y como si fuese automático rió mostrando sus dientes completamente. Se acercó a mí y tomó mi cabello coma agresividad obligandome a mirarlo. Sus miraba denotaba locura, ira, inclusive chequeandome el cuerpo había lujuria, una lujuria asquerosa y repulsiva.

"Que triste, un ser tan bello como tú y terminarás muerta en algún basurero" susurró cerca de mi cuello y me alejé.

A pesar de que estaba esposada a la cama de ambas manos, pude dar con su entrepiernas con mi pie. Haciéndolo retorcer del dolor.

"Maldito imbécil" le grite. Sin embargo no fue mucha la pausa cuando su puño se cerró y me golpeó justo en la cuenca del ojo.

Pero no me importó, por lo menos me defendí de alguno de sus actos y le hice saber un poco de mi odio.

Porque, Dios, lo odiaba.

"¡Ahora mismo, te vas ahora mismo!" Haloneo otra vez mi cabello y lo tiró hacia atrás, haciéndome golpear con el espaldar de hierro de la cama.

Ahora sí, era el final de mi historia.

·

La manera en como apretaba el volante me resultaba inquietante, el muchacho me había amarrado de manos y pies, había puesto mi cinturón de seguridad solo para que evitara moverme, patalear o hacerle más difícil la tarea del terminar con todo.

Estaba aterrada, pero ninguno de mis pensamientos me hará mostrarme débil frente a él, como lo había hecho al principio.

Mis muñecas al estar en mi espalda trataban de rascar la tela para poder liberarme, parecía funcionar, pero sabía que tomaría mucho tiempo. Tiempo que no tenía y no iba a disponer.

"Tranquila, linda, seré condescendiente contigo y no te haré sufrir mucho" me miró con una sonrisa que en otro momento podía describir como dulce. Pero no, nada de lo que venga de Steeve sería lindo para mí. "Y si prometes no gritar, te quitaré eso de la boca" Puso su mano en mi muslo y ganas de vomitar entraron por mi sistema.

No prometía que no iba a gritar, pero lo que menos tenía ganas era de hacerlo, aparte, ¿que si lo hago? Las probabilidades de que me escuchen serían totalmente nulas. Sería una total perdida de mi parte.

"¿Así que si estarás tranquila, eh?" Me miró de reojo al ver que yo no parecía negar.

Miré por la ventana y a pesar de que estábamos en una zona ligeramente concurrida, se veía sola.

Aún con su mano izquierda en el volante, con la derecha desataba sin delicadeza alguna el nudo en mi nuca, haló varios cabellos haciéndome gruñir de dolor.

"Ves, puedes estar tranquila, sin decir nada, solo disfrutando tu último viaje" Dijo con una dulzura fingida. Su mirada era dura pero a la vez tierna, me sonreía como si de los días más claros se tratase.

Este tipo está malditamente loco.

Sabía que tenía que hacer algo, aunque sea para irme dejándole un mal sabor en la boca. Porque Acacia no iba a acabar como una sumisa, una tonta.

En mi esfuerzo de quitar los amarres de mis manos podía ver como las calles iban siendo aún más desoladas y áridas. Mis dedos se resbalaron en la tela y un peso se aligeró en mi pecho repentinamente. Acaricie mis muñecas para apaciguar el dolor del Rose que me había dejado.

Con sumo cuidado trataba de que mis pies se librarán del agarre, pero tomé en cuenta que hacerlo llamaría mucho la atención de Steeve aka maldito loco.

Miré a los lado tratando de buscar alguna salida, pero no había mucho, las botellas no estaban y no hay nada a mi alrededor para usarlo como arma.

Sin embargo, ya sabía lo que haria. Mis días estaban contados y el mismo lo había dicho, este era mi último viaje.

¿Pero qué tal si también era el de él?

"¿Qué piensas, linda?" Su voz volvió a hacer presente y me giré a verlo.

Vamos, Acacia. Me decía a mi misma.

"En la maldita basura de humano que eres" espeté.

No esperé su respuesta cuando inmediatamente, sin pensarlo del todo bien, tiré mi puño a su cara, golpeándolo tan fuerte como mi adrenalina permitía.

Entre sus quejas de dolor, tomé el volante y lo hice girar de manera brusca, a pesar de que Steeve pisará el freno, su alta velocidad y el hecho de que mis intenciones eran dirigirnos a un árbol que dividía la avenida fue inevitable el destino.

"¡Que mier-"

Ni siquiera llegó a terminar la frase cuando el auto impacto en el grueso tronco de una manera brusca y fuerte.

Y como si todas mis plegarias habían sido escuchadas, todo se había tornado tranquilo.



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Woah, mucho drama en tan poco tiempo lol

Aquí vemos la digievolución de Acacia dónde le vale verga hasta su vida.

¡Faltan pocos capítulos!

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