Inspiración.

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— ¿Quieres pasar la navidad en mi casa, entonces? – Miguel mira a Hiro mientras analiza la pregunta. Ambos se encuentran en el departamento del músico, viendo televisión en la sala de estar, con la película "El Grinch" reproduciéndose en ese momento. Hace unos minutos comenzaron a dejar de prestarle atención al filme y a hablar de las fiestas decembrinas que se encuentran ya muy cerca, rozando los talones de la ciudad que ya ha comenzado a prepararse para recibir la primera de estas, que se celebrará en dos días, el 24 de diciembre, Noche buena.

Miguel contó a Hiro que por cancelación de viajes, Marco y él no podrían ir a Santa Cecilia, su pueblo, para pasar las fechas con los Rivera, sino hasta año nuevo, ya ha avisado a su familia, y aunque al principio su madre se mostró ligeramente desanimada, apoyo a su hijo afirmando que no representaba ningún problema. Hamada al escuchar eso, no pudo evitar saltar y hacer aquella propuesta que su tía le había persuadido de realizar desde semanas atrás.

—Sería increíble. – Afirma sonriente, apresando las mejillas del genio entre sus manos. —Pero no puedo dejar a Marco solo, él es mi mejor amigo, y no tiene familia cercana para pasar las fechas. No quiero que su navidad sea ir a emborracharse a un bar de mala muerte, porque eso será su plan más cercano. – Hiro ríe, negando con la cabeza.

—Puedes llevarlo contigo, me agrada. En casa asistirán algunos amigos un rato, se hará entrega de regalos secretos, ya sabes, esas cosas, yo no me uní a eso, así que no se sentirán fuera de lugar. Ambos son bienvenidos. – Miguel suspira aliviado al escuchar aquello, ciertamente no desea dejar a su mejor amigo solo. Acerca su rostro al de Hamada, lentamente, dispuesto a robarle un beso, hasta que la puerta es abierta ruidosamente, haciendo separarse a ambos de inmediato.

— ¡Los caché! – Grita Marco, adentrándose en la casa con tres bolsas llenas de alimentos y frituras en las manos, depositándolas en la mesa. —No los puedo dejar ni un ratito solos porque ahí van de calenturientos. Debieron acompañarme a comprar las cosas.

— ¡Marco! – Le grita Miguel en reprimenda, pues aunque él entiende las bromas, Hiro se avergüenza enormemente al escuchar a su amigo hablar de esa manera. —En vez de decir tonterías, deberías venir acá a agradecer a Hiro porque nos ha invitado a pasar las fiestas en su casa.

— ¿Qué? – Pregunta desconcertado y regresa sus pasos hasta llegar a la pareja de novios que le miran con una sonrisa, diciéndole de manera sutil que no tiene opción. De la Cruz rueda los ojos, sentándose en el sofá a su lado, resignándose. — ¿Pero vamos a tomar? – Hiro no comprende la pregunta, por lo que Rivera se adelanta a contestar.

—Sí tú llevas tu propio alcohol y prometes no ponerte hasta la madre, sí.

—Hecho. – El genio les mira a ambos, acostumbrado al desconcierto que provoca en él, las expresiones que suelen usar entre ellos.

Después de aquella pequeña conversación, los tres se levantan a preparar la cena, pues esa noche, Hiro va a quedarse con Miguel. Como siempre, Hamada tiene que tolerar la forma tan pesada en que los dos músicos se llevan, arrepintiéndose solo por un momento de aceptar dormir en ese departamento; arrepentimiento que olvidará horas después, cuando Miguel le llene de besos y mimos en la habitación, por supuesto.

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La noche buena llega abriendo las puertas de la cafetería, acompañada de mucho frío, pero aminorado por el ponche preparado con amor de la Tía Cass, que, por supuesto, hace que ni siquiera se perciba. A pesar de los tantos preparativos que tienen que hacer, la mañana y la tarde son tranquilas; Hiro ayuda a su tutora en todas las cosas que ella misma le pide, incluso metiéndose en otras tantas en las que no es llamado, como en ese momento, con sus narices metidas en la cocina, recargado en la barra, frente a la mujer. No va a ayudar, porque sus conocimientos de cocina son tan nulos como lo que Miguel sabe sobre programar, pero ha terminado sus labores y siguen solos en esa casa; no quiere aburrirse, entonces prefiere ser compañía.

Aunque me cueste la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora