Capítulo 36.

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            El sol apenas se estaba asomando por el cielo, los ojos del amo del palacio de la luna había abierto sus ojos de manera brusca, se habían tornado rojos sus ojos después de una pesadilla, pudo calmarse después de unas respiraciones profundas, pudo parpadear hasta que volviera a la normalidad, sus colmillos habían vuelto a su tamaño original, algo andaba mal, tenía tantos siglos de no haber despertado de esa manera, volteó la mirada al costado extrañado. Su corazón latió en pánico, a su lado no había nadie, se sentó de manera súbita y con toda velocidad solo había una pregunta en su mente «¿dónde está Zero?»

Revisó el baño, nada. Su nariz percataba el escaso olor a moras, trigo y a sangre. Salió de su habitación, recorriendo los pasillos a toda velocidad que solo la servidumbre sentirían una brisa ante su paso, seguía el rastro, frenó al oír un llanto, el llanto de Rin, estaba siendo consolada por la vieja yokai y Temari. Sin olvidar que la mirada de su sirviente Jaken estaba destrozada.

—¿Qué sucedió? 

Rin no quiso alzar la mirada, solo sus sirvientes lo hicieron.

—El hermano humano Zero dijo que se irá hoy a su hogar, que alguien conocido le estaba esperando para partir —habló la hermosa y joven yokai quien sostenía a Rin por los hombros para que no se derrumbara.

—Dijo que no va volver, y se despidió de nosotras.

—¿En dónde está? —la angustia se reflejaba en el tono de voz del lord, muchos se veían destrozados, hasta Sesshomaru estaba sorprendido y quebrantado por dentro.

—En la sala de pintor —informó la vieja yokai.

Sesshomaru volvió a apresurarse, esta vez sabiendo cuál era su dirección, lo que estaba sucediendo no lo dejaba pensar con claridad y solo se dejaba llevar por su impulso agobiante de encontrar a Zero. 

Se detuvo al frente de la sala de pintor y entró, encontrando a Zero acomodando los cuadros que había hecho en una pared, había un lienzo en blanco en el caballete, los pinceles estaban organizados y las pinturas preparadas como si estuviera a punto de pintar su último lienzo.

—Zero.

El humano levantó la mirada, asombrado por la presencia del yokai.

—¿Sesshomaru?, pensé que aun estabas dormido.

—¿Cómo es eso de qué te vas? 

Zero había detenido el pincel a medio camino de pintar aquel lienzo en blanco. 

—Vi a Rin llorar y a la servidumbre deprimida, me dijeron que te vas a casa y nuca volverás, ¿por qué? ¿Quién te está esperando? 

Hubo un gran silencio entre ellos, Zero no quería mirar a Sesshomaru a los ojos, no se sentía bien en hacerlo, comenzaba a pintar, así tenía más confianza en sí mismo.

—Parece que Hayate no te lo dijo. Hay dos opciones, quedarme y morir o irme a mi época y vivir, solo podría irme a mi hogar si te me confesaras, anoche lo hiciste, Shikon me espera para partir. Pero primero me quiero despedir de todos ustedes. —Unas lágrimas se deslizaron por las mejillas humanas—. Sesshomaru. —Volteó la mirada, observando el shock y el estupor que pasaba por el rostro del lord—. Veré a mi madre, padre, mi hermano, volveré a ver a mi familia.

—Zero. Lo que me acabas de decir no es fácil de procesar. —Se había acercado a Zero y había envuelto sus brazos en el cuerpo tembloroso, se escuchaban lamentos en la voz apagada de Zero.

—Lo siento, de verdad.

—No pasa nada. —Sesshomaru tenía que ser fuerte, no se quería desboronar—. Espera a despedirte de Inuyasha y los demás no quiero deberles explicaciones.

クロックに戻って  Kurokku Ni Modotte (Yaoi) [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora