Capítulo 22: *inserte sonido de cabra*

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Mayo estaba tirado en su cama, boca arriba. La casa estaba sumida en un gran silencio. Sus pensamientos se iban de un lado a otro como si de una pelota de tenis se tratase pero al final estaban enfocados a la misma persona: Victor, el padre de su hijo o hija.

A pesar de que no debía, había pasado toda la tarde buscando el lugar al que pudo haber ido Víctor. Intentó todos los métodos que conocía pero no podía dar con su paradero, lo que lo hacía sentirse cada vez más frustrado.

Solo se había detenido para comer a la mitad de la tarde y, desde ahí, siguió buscando donde quiera que el padre de su hijo estuviese, Sin embargo no podía seguir su misión de encontrarlo cansado, así que, está vez se detuvo para poder dormir un poco antes de continuar.

Suspiró y volvió a pensar, pero todos sus pensamientos se vieron de golpe en un recuerdo.

Ese recuerdo...

/.../

— Te dije que nadie te la quitaría –se escuchó decir a Diego, un chico azabache primo de Mayo –te lo prometí

-Nunca debí desconfiar de ti... - dijo Agapito, un niño de cabello castaño y playera azul corta, hermano de Diego y también primo de Mayo.

-ya solo falta que Giselle salga de la clínica y estaremos bien –celebró Mayo, sin notar la mirada culpable que intercambiaron sus dos primos. De pronto algo vino a la mente del pelimorado, quien se detuvo abruptamente –Diego... aún no me has contado quién era esa mujer a la que echaste de mi habitación ese día

-¿Cómo lo recordaste?

-Porque allí esta –los tres dirigieron su mirada hacia una peli naranja que se ocultaba tras un hombre que conversaba con uno de los jurados. Diego maldijo entre dientes antes de darle una nueva mirada a la descarada mujer –entonces... ¿Me dirás por qué la odias?

-te lo diré cuando estemos en casa –suspiró arrastrando a su primo y hermano fuera de aquel lugar. Tenía la intención de llevárselos rápidamente, pero su padre lo detuvo en la salida, estropeando su perfecta huida.

- Diego, Aga...

-Padre, ahora no es un buen momento como para fingir que todo va bien entre nosotros, además debemos irnos de inmediato, Mayo tiene hambre

-Aga, ¿De qué hablas? Acabo de almorzar –lo contradijo su primo, cruzándose de brazos mientras le daba una retadora mirada a él y a su padre -¿Me dirás quién es esa mujer y porqué escapas de ella?

-Soy tu madre –se escucho la voz de la mujer a espaldas del pelimorado, quien parpadeo perplejo antes de voltear mecánicamente.

-¿Qué?

-lo que escuchaste Mayo... tu madre nunca estuvo muerta... es por eso que Giselle se separó de este tipo –su primo negó frenéticamente, alejándose de ellos.

-Mamá está muerta... ¡Muerta y enterrada muchos metros bajo tierra! Y así va a seguir

-Mayo, hijo...

-¡Tú no eres mi madre, maldita sea! ¿Papá, cómo pudiste engañarme así todos estos años? ¿No crees que merecía la verdad? ¡Giselle me crió pensando que esta mujer estaba muerta!

(...)

— ¿Estás bien Mayo? — preguntó Trolli. Ambos estaban con Mike y Raptor en la plaza comiendo comida japonesa. Mike y Raptor peleaban por el sushi, mientras Trolli estaba comiendo el arroz, pero Mayo estaba con los vegetales, algo raro, ya que ninguno los comía, siempre los dejaban para el que llegara último, que en ese momento había sido Raptor.

Amor fuerte... ¿¡Qué estás qué!? (Spartor) [Wattys2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora