Capítulo 27

18 6 0
                                    

Unos días más tarde...
Me levanté pensando que hoy haría que fuera un día maravilloso, fui a la cocina y charlé con Aitor y Diana (que son como prefieren que les llame) sobre la idea que se me ocurriera días atrás.
Yo: ¿Y bien? ¿Qué os parece?
Diana: A mi me gusta y espero que al resto también...
Aitor: Que seamos tu familia de acogida no significa que esteas obligada a estar con nosotros, puedes ir con demás personas, siempre y cuando nos avises.
Diana: Ahora vayamos al cuarto, te voy a ayudar a prepararte.
Aitor: ¿Y por qué mejor no vienen a cenar?
Diana: Es una buena idea, ¿Tú que opinas?
Yo: ¿Todos, o solo ellos?
Aitor: Todos estaría bien...
Diana: Claro, que vengan todos.
Yo: Esta bien, entonces iré a preparar lo necesario para el día de hoy.
Diana me acompañó a mi habitación para elegir el atuendo correcto y me regaló un bolso fendi y una tarjeta de crédito con bastante dinero. Al principio no la acepté, no quería que pensara que me interesaba su dinero pero ella siguió insistiendo así que acepte y para que el día fuera perfecto, fuimos comprar los regalos para la noche. Los tres fuimos a montones de tiendas y gastaron cantidades inmesas de dinero, no quería que gastaran mucho, pero igualmente siguieron comprando porque según ellos, le sobraba el dinero y no sabían en que más gastarlo, así que como de un modo de otro yo soy su hija, pues acordaron gastar su dinero en mi. 
Después de comprar mil regalos, el pioloto de aviación me llevó a Nueva York, le dí las gracias y fuí al apartamento, esperaba que estuvieran en casa porque sino se me fastidiaría la sorpresa.
Mi padre me abrió la puerta muy sorprendido, porque no esperaba verme por allí:
Mi padre: Vaya, estás muy guapa.
Yo: Gracias. ¿Puedo pasar?
Mi padre: Estás en tu casa... ¿Cariño! Ha llegado Daniela... (dijo gritando desde el pasillo)
Mi madre corrió a abrazarme y haciendome mil preguntas de que hacía ahí.
Yo: Primero necesito que os arregleis urgentemente.
Mi padre: ¿Los dos?
Yo: Sí.
Mi madre: Pero... ¿Por qué tanta prisa?
Yo: Tu arreglate, que tenemos que irnos en diez minutos...
Después de hacerme mil preguntas y que no le contestara a ninguno por fin decidieron arreglarse. Salimos del apartamento sobre las diez y media y casi les da un infarto cuando les dije que arrancaran el lexus plateado descapotable que estaba aparcado en frente del apartamento.
Mi madre: ¿Es una broma?
Mi padre: ¿Por qué tienes las llaves de esto?
Yo: Es de mi familia de acogida, han decidido prestarnos el coche.
Mi padre: ¿Pero a dónde vamos?
Yo: Subid y ya lo sabreis.
Después de estar dándoles direcciones a cal y canto decidimos parar en frente de un avión privado.
Mi madre: ¿Otro más?
Yo: Es necesario para ir a ese sitio tan especial...
Mi padre: ¿Que sitio especial?
Yo: Si te lo dijera dejaría de ser una sopresa
Mi madre: ¿Por qué es especial?
Yo: Porque vamos en familia...
Ellos no lo entendieron muy bien hasta que paró el avión para recoger a Andrea, Rubén y Chloe.
Andrea: ¡Hola mamá!
Mi madre: ¿Vosotros también vais a venir?
Rubén: Vamos toda la familia, Chloe, eso también va por ti...
Chloe se puso muy roja cuando Rubén le había dicho eso, yo creo que se gustan...
Después de una hora de vuelo y de que yo fuera la única que supera a dónde ibamos llegamos a Orlando el avión paró. Hacía muchos años que no fuera a un parque acuático, solo fuí dos veces al acuapark de Cerceda (España). Una vez de pequeña con todos en "familia" y la segunda vez nos llevó el novio de Andrea a Rubén y a mí, pero estba vez sería distinto, esta vez si iríamos todos como una verdadera familia y todo gracias a Aitor y Diana, aunque menos me esperaba yo es que ellos ya estuvieran en el acuapark antes de que llegaramos nosotros, pero bueno, por fin pudimos bajar los seis del avión.
Andrea: ¿Orlando?
Rubén: ¿Estamos en un parque acuático de verdad? Oh por dios, te amo hermanita (me abrazó)
Mi padre: ¿Por que es especial el acuapark?
Chloe: Creo que se por que... 
Yo: Porque ahora si somos una familia de verdad...
Mis padres no pudieron aguantar la emoción y todos nos abrazamos, por una vez en la vida me sentí completa.
Las entradas ya estaban pagadas así que nos pusieron ese sello en la mano que te suelen poner para poder entrar y salir las veces que quisieramos y nos fuimos a sentar y disfrutar este hermoso día.
Aitor: Vaya, que bonita familia...
Yo: Pero vosotros me habías dicho que no vendríais...
Diana: Es una sorpresa cariño.
Aitor: ¿Ya os habeís quitado la foto en la entrada?
Mi madre: No.
Diana y Aitor nos acompañaron a la entrada donde había como un cartel gigante que ponía:

Cambio de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora