Capítulo XIII

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Sólo es el inicio

El director se marchó dejando solas a Juliana y Valentina en el jardín, la chica de ojos azules vomitó una última vez y luego volteó su cuerpo hasta quedar con la vista fija en los tonos amarillos, naranjos y rosas que daba aquél atardecer, y tuvo esperanza. Juliana veía el cuerpo de Valentina sin saber muy bien qué hacer, pues pensaba que su paciente ya no se querría acercar a ella después de todo lo que había pasado, pero tragándose sus miedos se acercó a Carvajal con el objetivo de levantarla.

— Te agradecería que me dejaras aunque sea un momento en el suelo — Dijo Valentina respirando con dificultad mientras mantenía los ojos cerrados — Sólo dime que todo lo que él dijo es mentira y te creeré. Dime que el cielo es verde y así lo veré, no importa lo que digas, para mí tus palabras serán la única verdad

— Todo lo que él dijo es mentira, Valentina — Se puso de cuclillas para poder ver más de cerca el rostro de su chica de ojos azules — Y todo lo que él te diga va a ser una mentira. Tendré que llevarte a tu celda, pero debes prometerme que no lo escucharás... Y qué no me olvidarás

— ¿De qué...? — No pudo continuar la frase por la aparición de Corona en la puerta del asilo, nuevamente hizo una seña a Juliana y ésta ayudó a Valentina a ponerse de pie

— Todo va a estar bien, lo prometo — Le susurró Valdés en el oído

Se adentraron nuevamente en el asilo y caminaron hasta llegar a la celda de Valentina, el director ya las estaba esperando ahí, con aquél rubí colgando de su mano derecha y su sonrisa perversa empeorando su hipócrita rostro. Juliana estaba demasiado nerviosa, ella sabía lo que Corona era capaz de hacer y no estaba dispuesta a que se repitiera, mucho menos quería que aquello le pasara a Valentina. Con una mirada del director, Valdés se retiró con los nervios a flor de piel y sus ojos visiblemente humedecidos. "Ella podrá lograrlo" Se repetía así misma intentando creerlo.

Mientras que dentro de la celda de Valentina, Corona se preparaba para lo que tenía en mente; para él, ésta vez el tratamiento si funcionaría, tenía que funcionar. No dejaba de observar fijamente a Carvajal, quién estaba esperando alguna acción por parte del director, éste le indicó que se acostase en su cama, y era aquí dónde comenzaba todo.

— Hitler creía en el control mental, en que podría hacer que la gente hiciera lo que él les dijese. Yo también creo en eso, mi niña — Le dijo con una voz suave, como si no quisiese asustarla — Es eso lo que he estado practicando con muchos pacientes... Y es lo que practicaré contigo

— Eso es imposible. Mi voluntad es más fuerte que sus inútiles juegos — Respondió armándose de valor, aunque ni ella misma creyese sus palabras

— Eso lo veremos ahora

Comenzó a mover el rubí frente al rostro de Valentina, se balanceaba de izquierda a derecha, lentamente, aquél objeto brillaba con cada movimiento oscilante que hacía. Los ojos de Carvajal seguían atentamente cada movimiento que hacía, todo a su alrededor se desvaneció hasta que el color rojo del rubí era lo único que podía ver.

— Siente como te tranquilizas Valentina... siente como el cansancio te invade... Y esto es sólo el comienzo.

Hola mis corazones, la verdad esto no es nada importante, sólo quería compartirlo porque me dio mucha risa :v Antes de contar la historia, tienen que saber que yo tengo 18 años.

Yo doy clases de piano en un conservatorio, entonces ahí hay una chica que es súper linda, le calculé unos 16, es estudiante mía, entonces se me acercó y empezamos a platicar, es súper amistosa, luego le pregunté que si tenía novio y me dijo que es lesbiana. Y yo en plan como: "Ya la hice aquí" y le pregunté su edad... Y me dijo que tenía 11 años... Me sentí súper mal conmigo misma :v

Ya, eso era todo. Espero les haya dado risa

SIN ESCAPE || Juliantina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora