Capítulo XII

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Que el infierno comience

Sus párpados estaban increíblemente pesados y sentía que la cabeza iba a explotarle en cualquier momento, al ir recuperando sus sentidos se dio cuenta que no estaba en su celda, frente a ella había una pantalla bastante grande, sus muñecas estaban atadas con esposas de cuero a la silla reclinable donde estaba sentada, tampoco podía mover su cabeza, estaba atada firmemente al cabezal del asiento; y empezó a sentir que tenía tres cosas pegadas a la frente, desconocía irremediablemente qué eran aquellos objetos, ni siquiera sabía dónde estaba.

Como salido de una película de terror, el director Corona apareció de entre las sombras de la oscura habitación, con su sonrisa cínica que Valentina con gusto le rompería, pero en ese momento tenía miedo, él tenía control sobre ella.

— ¿Dónde estoy? — Fue lo primero que atinó a preguntar Carvajal

— Bienvenida señorita Carvajal, creo que ha estado durmiendo mucho tiempo, creo que una semana. Está en el auditorio del asilo, pero como podrá observar, sólo estamos la enfermera Valdés y yo — Su mirada se desvió a un lado de la pantalla, donde se encontraba Juliana — Estamos aquí para curarla, para ayudarla y ésta es su primera fase de la terapia, luego de esto, iremos al jardín para la segunda fase y por último a su celda

El director le hizo una señal a Juliana, y la pantalla frente a ella se encendió, dando acceso a una secuencia de imágenes tentadoras para Valentina.

— Verá... — Continuó hablando Corona — Creo que a veces el ser humano necesita tener miedo a lo que está mal, como cuando una madre le dice a su hijo que no juegue cerca de la estufa, pues se puede quemar. Sin embargo el chiquillo la desobedece y termina haciéndose daño, el chico habrá aprendido su lección, pero no de la forma buena. ¿Me entiende? Con usted, ya han hablado, así que lo único que se puede hacer es hacerla aprender por la forma mala — Le sonrió de nuevo — Comencemos

Valentina volvió su mirada hacia la pantalla nuevamente, eran fotos de mujeres, desde cantantes hasta actrices y modelos, eran bellísimas, pero Carvajal no entendía el punto de aquella sesión. Vio como el director le hacía una seña a Juliana y ésta, con una expresión de dolor, apretó un botón. En ese instante, Valentina sintió el peor dolor que pudo haberse imaginado, mucho peor que 100 jaquecas juntas.

— Esto, señorita Carvajal, se llama: terapia de electroshock, se cree que el ser humano aprenderá su lección a base de dolor... Y eso es lo que averiguaremos con usted

La descarga no se detenía y ya no soportaba el dolor, gritaba a todo pulmón y Juliana no podía hacer nada más que escuchar su necesidad de auxilio. Las lágrimas caían sin cesar de los azulados ojos de Valentina, cuyo dolor ya era insoportable e imploraba que la mataran. Después aproximadamente dos horas de imágenes de mujeres seguidas por descargas eléctricas, todo se detuvo, pero sólo fueron unos instantes antes de que el director tomara a una débil Valentina y la arrastrase en dirección al jardín. Apenas y sentía las piernas, sus pasos eran débiles y torpes.

Corona la arrojó bruscamente al suelo sin piedad alguna. Y Juliana llevaba una manguera de bastante grosor junto a ella.

— Esto es para que se refresque un poco, bienvenida a nuestra Segunda fase, actívela enfermera

Un chorro bastante potente de agua atacó el débil cuerpo de Valentina, quién apenas podía respirar con la cantidad de agua que estaba recibiendo. Y esa situación no se detuvo, el agua seguía golpeando su rostro y su cuerpo entero, en ocasiones había vomitado por recibir tanta presión. Hasta que el agua se detuvo y pudo respirar correctamente, aunque apenas podía abrir sus ojos. El director se acercó a ella y tomó bruscamente su rostro con una mano.

— Y esto es sólo el comienzo, mi niña

SIN ESCAPE || Juliantina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora