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6:45 am, alguien entra de manera acelerada y estruendosa a la habitación de Sarah.

-_ Despierta estúpida, nos vamos a las 7:30 así que date prisa!!- Dijo Vernon mientras la jalaba del cabello de manera violenta.
-_ Hey para!! Ya entendí.- Dice Sarah en respuesta a los tirones.
-_ Wow primera vez que entiendes algo, ahora hazlo!!- Grita mientras deja la habitación dando un portazo.

Sarah obedeció, se alistó con rapidez para el largo viaje que le esperaba, un viaje que no quería hacer, más no tenía opción, nunca la tiene. A pesar de todo, algo rondaba por su mente, su amiga, aún no había tenido la oportunidad de contarle a cerca de lo ocurrido ayer por la noche; estaba nerviosa por conocer su reacción, no tenía ni la mínima idea de cómo decirle que en menos de una hora, tal vez, no se volverían a ver. Tenía miedo de lo que le esperaba, de saber si conocería a alguien como Rosé, sin embargo, su promesa siempre estaría presente, nunca dejaría de sonreír, al menos cuando recuerde sus momentos juntas.

*Mientras con Tamara*

Se encontraba llegando a la escuela, aún faltaban unos 10 minutos para que las clases comenzaran, el día estaba algo frío, una bufanda tejida por ella misma abrigaba su palido cuello del viento. Ya en los interiores del edificio divisa a la pequeña chica que ayer estaba siendo agredida, aquella que le trajo recuerdos de su pasado y lo que hizo con las personas que decían algún comentario sobre su vida. Milly era el vivo ejemplo de sus víctimas, ahora sentía una deuda con ella, quería ayudarla. Así fue a saludarla y pasar un rato con su nueva amiga.

-_ Buenos días! Cómo amaneciste?- Preguntó de manera agradable.
-_ Oh, hola, bien ¿y tú?- Dijo algo tímida.
-_ Con sueño, pero bastante bien, gracias.- Respondió con una sonrisa.
-_ ¿Vamos a la cafetería?- Pregunta Milly justo cuando el timbre de inicio suena.
-_ ¿Vamos en el receso?- Dice Tamara al ver desilusión en la chica.
-_ Genial.- Responde para luego retirarse a sus salones.

La vida de Tamara no había estado llena de buenos momentos como en las películas que veía de pequeña, tampoco estaba exenta de errores, pero al menos el alejarse de su madre había sido una buena decisión, y no se arrepentía de aquello; ahora simplemente esperaba que los demás no la juzgarán por su temible pasado. Así fue como pasó la clase, tratando de prestar atención, pero con un montón de inseguridades atormentándola hasta que un fuerte ruido la hizo salir de su trance; el timbre. El receso daba inicio y la joven no tardó en arreglar sus cosas para así ir a la cafetería con su nueva amiga.

Allí estaba la pequeña chica esperando en una de las mesas, tan vulnerable y frágil, bueno así era como ella la percibía. Sin tardar un segundo más fue directo hacia ella con ansias de volver a tener alguien en quien confiar.

-_ Hey, ¿esperas hace mucho?- Pregunta amigable.
-_ No, no te preocupes, acabo de llegar.-  Milly con una brillante sonrisa en su rostro; quizá aquella chica estaba igual de emocionada en tener alguien en quien confiar, al igual que Tamara.
-_ Bueno, entonces ¿que te parece si comemos algo?- Propone Tamara justo cuando el estomago de Milly ruge con intensidad.
-_ Jajajaja me parece genial.

El día pasó sumamente rápido mientras las dos chicas se encontraban juntas, cada vez se hablaban de más y más cosas, pero Tamara aún no tenía la suficiente confianza para contarle sobre su pasado y las horribles cosas que hizo, simplemente no quería peder lo que ya había conseguido, no quería seguir perdiendo cosas, ¿era acaso ese su castigo? Perder lo que amaba era lo que merecía. Ella no quería eso para su vida, es por esto que decidió relacionarse lo menos posible con las personas y, más importante aún, no tenerles gran cariño, pues luego, cuando llegara el momento de su castigo, este dolería aún más.

Aunque no lo había logrado del todo. Ella estaba enamorada; quería a alguien con fervor e inocencia, alguien que el destino le puso en frente cuando más lo necesitaba. Este alguien era Jackson, un chico que trabajaba en una cafetería cercana a su casa y con quien había formado una amistad; él fue su primera amistad, así lo sentía Tamara, tan puro, tan real, tan mágico. Sí, tal vez esto era efecto de sus malditas hormonas y su enamoramiento temprano, pero, qué importaba, al fin y al cabo todos vivían algo así en la vida ¿no?

~Hace 3 meses~
Hoy no era su día de suerte, es más, ese día se sentía sumamente sensible pues ya era 1 año desde el último incidente con su madre, ese que hizo definitiva su separación. Como el destino no está de su lado, o eso creía hasta el momento, ese preciso día había tenido una pequeña disputa con su hermana, cosa que estaba siendo ocurrente en este último tiempo pero de seguro solo se trataba por el cambio, pensaba. Por estas razones decidió ir a tomar aire y contemplar la naturaleza, eso era lo que más la relajaba y despejaba en momentos difíciles, solo dejar sus emociones fluir mientras el aire pegaba en su rostro.

Así lo hizo, sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar todo lo ocurrido y, como si el cielo quisiera imitarla, en cuestión de minutos una lluvia amenazante se instaló en el lugar. Quiso correr más solo terminó empapada en medio del parque, no sabía como regresar y no tenía paraguas para protegerse de la fría lluvia así que su única opción fue caminar sin rumbo. Esperaba a que el cemaforo cambiara a verde cuando algo pareció protegerla de la lluvia, era un chico que sostenía un paraguas firmemente sobre ella.

-_ ¿Te encuentras bien? Ven sigueme.- Dijo el desconocido tirando de Tamara y llevándola al interior de una linda cafetería.
-_ Estás empapada, espera aquí traeré algo.- Se retiró y volvió con una taza de té y una pequeña toalla para la chica.
-_ Lo lamento, esto es todo lo que tengo aquí, pero ¿qué te ocurrió? Si es que se puede saber.- Preguntó siendo cuidadoso.
-_ Nada, no te preocupes, gracias por todo pero ya me voy.- Dijo Tamara de manera cortante, pero cuando estaba a punto de ponerse en pie una calida mano la detiene.
-_ Está bien que no quieras hablar pero por favor no salgas ahora, puede ser peligroso, déjame ayudarte ¿si?

En ese momento, con ese calido y simple toque, Tamara sintió un mar de emociones en su interior, ¿qué era esto que estaba sintiendo? ¿por qué su corazón estaba tan acelerado? ¿qué le pasaba? Ella nunca se había sentido así por otra persona, con su familia era diferente, ella los amaba pero no de esa manera; era algo nuevo para la triste joven. ¿Podría este joven derretir su corazón? ¡¿espera qué?!

Love is not overDonde viven las historias. Descúbrelo ahora