Love is not over

*3*

Día viernes, la semana había pasado con total tranquilidad para Milly, le extrañaba el hecho de que Jennie y Lisa no se aparecieran por su camino pero ahora que al fin tenía un apoyo y que parecía que todo iba bien ¿de qué servía preocuparse?  Pues nada, las 4 primeras horas de clases ya habían dado termino y todo el colegio se vio inundado por el molesto ruido del timbre para receso. Milly salió de su clase para encontrarse con Tamara y poder simplemente charlar, aunque un tema de conversación interesante para ambas chicas saldría a juego.

-_ Tamara!! Aquí!!- Gritó euforica Milly para llamar la atención de su amiga.
-_ Milly!! Que susto me has dado, creí que algo había ocurrido.- Contesto agitada luego del pequeño susto.
-_ Oh, lo lamento, ¿supiste las noticias?- Pregunta la chica.
-_ Mmmh no he oído nada.- Responde calmada mientras le regala una sonrisa a Milly.
-_ En serio no has oído nada?! todo el mundo habla de ello, la próxima semana llegan los alumnos nuevos.- Dice sin entusiasmo y con una pequeña mueca de incomodidad.
-_ ¿Por qué no suenas entusiasmada?- Pregunta algo confusa.
-_ La verdad es que me preocupa su llegada.
-_ ¿Su llegada? ¿por qué te preocuparía?
-_ Claro!! no te lo había dicho.- Responde Milly recordando algo.
-_ ¿Qué?
-_ Soy parte del comité estudiantil, al parecer es como una obligación estar en él si tienes buenas calificaciones, y como todo buen comité debemos darles la bienvenida a los nuevos estudiantes.
-_ Y... eso es un problema?- Responde Tamara sin comprender.
-_ Es un gran problema!! qué pasa si en ese momento me equivovo y todos se ríen de mi o si me detestan o... TE IMAGINAS ME TROPIEZO!!
-_ Jajaja, Milly estoy segura que nada de eso pasará.- Dice entre risas cuando el timbre la interrumpe- y ahora es mejor que vayas a clases, luego hablamos.
-_ Está bien, te veo al rato.

Y luego de esta charla ambas chicas se dirigen a clase, o eso pensaba Milly, pues Tamara tenía diferentes planes.

Eran aproximadamente las 12 de la tarde y Tamara se encontraba saliendo de la escuela en dirección a la guardería donde se encontraba su hermana para llevarla a sus clases de tarde. Si, era una rutina que debía hacer todos los días, pues su padre se encontraba en el trabajo y no había conseguido permiso para salir durante esas horas, sin embargo, luego de informar la situación con la escuela de Tamara, no dudaron en concederle el tiempo para poder recoger a su hermana y llevarla a sus clases.

Para Tamara, su hermana era la viva imagen de ella, una niña alegre, con ilusión en sus ojos y sueños por cumplir, era simplemente hermosa, y no quería corromper su pequeña burbuja; aunque eso la dañara en un futuro ella no quería que sufriera las cosas que la pequeña Tamara tuvo que vivir, el tener que crecer aún siendo una niña y ver cosas que hasta día de hoy seguían en sus recuerdos. No, definitivamente no quería eso para Emma, e iba a hacer todo lo posible para que no ocurriera.

*Mientras con Sarah*

Hace menos de una semana que el viaje a Corea se había concretado y aún no tenía el valor para hablarle a su querida amiga, tenía cientos de mensajes y llamadas de ella preguntando en dónde se encontraba y el por qué de su ausencia, sin embargo ninguno obtuvo respuesta de su parte. Se pasaba todo el día encerrada en su "nuevo cuarto" que más que aquello parecía una pequeña prisión, era poco espacioso y el lugar se veía sumamente deteriorado, cosa extraña ya que era una casa bastante lujosa a excepción de esa habitación que ahora ella ocupaba pues, como era de esperarse, la prioridad no era ella, si no su talentoso hermano.

La próxima semana comenzaría las clases en la prestigiosa escuela que contactó a Vernon para ser parte de su equipo de basketball y estaba sumamente nerviosa, nunca tuvo otra amiga además de Rose, ella era la única que sabía de su situación y podía entenderla, en esta nueva escuela solo sería la hermana del popular, quedaría en segundo plano, como siempre. No podía seguir allí encerrada, debía despejar esos pensamientos de su mente lo más rápido posible, debía hacerlo antes de que comenzara con las autolesiones; así que agarró un abrigo y salió de casa sin rumbo alguno.

Sintió el frío viento en su cara y todos sus pensamientos se esfumaron con el ruido de las hojas secas al pisarlas, era tan agradable poder desconectar su mente por un segundo que solo quería caminar sin mirar atrás, y así lo hizo hasta que un olor le trajo recuerdos, era café. Un lindo recuerdo de ella con su querida amiga se hizo presente, fue la vez que Rose había decidido probar por primera vez el café y una divertida mueca se formó en su rostro; un acto tan simple se volvió un momento significativo para ella, cualquier momento con Rose se había transformado en algo que atesorar luego del viaje, y ahora que se encontraba lejos de ella una hermosa sonrisa se formaba en su rostro, estaba cumpliendo su promesa, solo por ella, por su querida amiga.

Entró a la pequeña y linda cafetería aún con la sonrisa en su cara y se sentó en una de las mesas. En ese momento un joven alto y de cabello castaño se posó a su lado y preguntó por su orden.

-_ Buenas tardes.- Dijo con tono amable.- ¿Que deseas pedir?
-_ A-mmmh yo...- Dice Sarah mientras agarra con cierta desesperación el menú e intentaba escoger algo.
-_ Jajaja es primera vez que vienes aquí no?- Dijo junto con una pequeña risa.- Pareces alguien dulce, te recomiendo nuestro latte machiato, ¿qué te parece?
-_ Suena bien.- Responde Sarah con una tímida sonrisa.
-_ Sabía que te gustaría, espera un momento, ya lo traigo.

Al cabo de unos 5 minutos el chico de cabellos castaños estaba de vuelta en su mesa, y no solo traía su pedido, si no que venía acompañado de un pequeño trozo de pastel que parecía ser de fresa.

-_ Aquí está tu pedido... Kim?- La chica negó confundida.- Hanna?- Volvió a negar algo divertida.- Mmmh Lisa?- La chica asintió mientras reía.- En serio?!!
-_ No jajaja.- Respondió Sarah entre risas.
-_ Ey! eres malvada.- Dijo aquel camarero con un semblante triste.
-_ Jajajaja lo lamento, me llamo Sarah, y tú?
-_ Soy Jackson, el "dueño" de este lugar, en realidad es de mi padre, pero solo yo trabajo aquí así que me gusta decir que es mío.- Respondió con tono amable y divertido.

La chica pensó si así se sentía hacer amigos, ¿es así de fácil? ¿o es solo que este chico es demasiado amable? ¿ahora seremos amigos? Todas estas y más preguntas se pasaron por su mente, solo tenía una amiga y su amistad había surgido de casualidad por lo que esto de "hacer amigos" era un un mundo nuevo que descubrir, y que al parecer estaba... empezando?