62. I'm worried about you 💔

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Shiro no quiere hablar con nadie. Mejor dicho, no quiere preocupar a nadie. Y es que siempre ha tenido que estar de algún modo bien para no preocupar a su familia, para cumplir su rol. Él es el líder de Voltron, el cuasi padre de Keith, el hombre de la casa. Tiene expectativas que cumplir, un status que mantener. No puede simplemente permitirse derrumbarse.

Aunque ya esté derrumbado.

Podría decirse que todo empezó tras el accidente. Shiro perdió su brazo, se fracturó dos costillas y tuvo una contusión cerebral. Se recuperó de la contusión y de las fracturas, pero perder su brazo dominante fue demasiado duro. Se vio obligado a dejar el colegio por dos años en los que tuvo que acostumbrarse a usar la prótesis robótica que le permitía el movimiento y realizar las actividades que normalmente realizaba con su brazo dominante con el otro. Fue como si el accidente hubiera quebrado también algunas de las vigas que sostenían su equilibrio mental.

Pero eso no es todo.

Shiro ha llegado a reconocer que la desolación siempre estuvo escondida en su interior, a la espera de encontrar una oportunidad para manifestarse. Desde niño veía la vida sin entusiasmo y tendía a apercibir a la muerte como algo sugestivo. Cuando soñaba con conocer el espacio exterior, se hacía una imagen en la que vagaba sin rumbo por el vacío, y de alguna forma, aquel nivel de mortalidad se le antojaba fascinante. Creyó que fijándose metas ambiciosas y cosechando logros podría aprender a disfrutar de la vida y sus elementos. Creyó que aceptar la responsabilidad de su hermano menor ayudaría.

No fue tanto así.

Vivir se transformó paulatinamente en algo cada vez más inaguantable, como si todo lo que se suponía que le daba un sentido se hubiera vuelto en su contra, generando el efecto contrario. No es tanto el ambiente en el que vive, por ese lado podría decirse que todo marcha bien. El problema es que Shiro no soporta vivir en su propio ser. No se siente merecedor de nada, ni sus logros le enorgullecen o complacen. Siente asco de sí mismo por sus sentimientos de desesperanza y pesimismo camuflados en un falso liderazgo. Es como si desde ya flotara en su versión interna del vacío del espacio exterior, incapaz de sentir en profundidad, de ver algo más allá de la oscuridad.

Había aprendido a lidiar con ello, como quien lidia con la migraña. La vida no se toma descansos para nadie y Shiro aún tenía responsabilidades y metas. No obstante, su situación se fue en picada hasta el fondo en los últimos meses. No sabe si está relacionado con el accidente que sufrió tres años atrás, como un efecto secundario retardado, o si solo es algo que estaba destinado a suceder.

O si es por lo de Keith.

Lo único que sabe es que cada mañana tiene que emplear una descomunal fuerza de voluntad para levantarse. En las noches, por más que cierra los ojos e intenta poner la mente en blanco, solo consigue dar vueltas y vueltas en la cama. Descuidó sus calificaciones finales y aún con el diploma de graduación en su mano no tiene en mente ninguna universidad.

Su mamá está tan atosigada por el trabajo que no ha notado que algo va mal. Hubo días en que Shiro no comía o se fugaba del colegio para dar paseos sin rumbo; o se quedaba en casa, tumbado en la cama, con los ojos inexpresivos clavados en el techo. A veces entraba en la habitación de Keith para contemplar las estrellas y sentarse bajo la ventana, pero la melancolía no le permitía quedarse por mucho.

Ha dejado de sentir compromiso hacia sus responsabilidades, o al menos está demasiado cansado para darles relevancia. Ya no siente interés en las actividades que solían interesarle. En Galaxy Garrison se había sobrexigido a sí mismo para tener un empeño excelente. No le dijo a nadie que la decisión de desertar ayudando a Keith a mantenerse dentro le sentó bien.

Things I hate(love) about youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora