53. I love your nobleness 🖤

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Allí, metido en el despacho de dirección de Galaxy Garrison, Shiro se cuestiona sobre cómo debería proseguir.

Debería ser fácil. Agresión a un superior amerita expulsión, eso le dijeron. Solo tendría que aceptar y tramitar de la expulsión de Keith. Pero descubre que pese a que eso fue lo que deseó por mucho, por el propio bienestar de Keith, no puede hacerlo. Por mucho que intentó prepararse psicológicamente para ser odiado por su hermano menor por hacer lo correcto, sabía que no podría vivir con el cargo de conciencia de haberlo herido a propósito. No podría hacerlo sabiendo lo mucho que significa para Keith estar allí. Lo pálido y arrepentido que se veía mientras era conducido junto con James a dirección.

Shiro se había enterado de lo sucedido gracias a Allura, a quien le informaron de inmediato, y se había presentado en el despacho como representante por lazo familiar de Keith junto con ella, Iverson y el teniente Kogane, para decidir el futuro de Keith en la institución, mientras él y James se quedaban sentados afuera para esperar el turno para hablar con el director y escuchar el veredicto.

Koran lo está mirando, expectante. Shiro se frota los ojos, suspirando.

—Yo responderé por él. Me he declarado su representante, y por ende, las consecuencias de sus acciones recaen sobre mí.

—¿Estás diciendo que deseas que te expulsemos a ti en vez de a Keith?

—Sí.

—Shiro no... —empieza Allura.

—No estoy de acuerdo —interviene Iverson, quien sujeta una pila helada envuelta en una toalla contra su ojo golpeado—. Eres el mejor piloto y tu rendimiento es excelente. Además, no entiendo cómo el hecho de que tomes el castigo garantizará que el chico mejorará su comportamiento.

El teniente Kogane es el único que se queda callado. Shiro percibe que su mirada está reposada en su cara, con una finalidad que podría ser inquisitiva, pero no le da la satisfacción de conectarse con sus ojos. El recelo que le tiene se hace notar en su postura, discretamente excluyente para con el hombre. Shiro no cedería ante Heith Kogane jamás, y esa es la razón más contundente por la que duda sobre la decisión que acaba de tomar. No lo quería cerca de Keith. Pero ya era demasiado tarde para retractarse. 

—Keith es el segundo mejor piloto, y su rendimiento y su comportamiento mejorarán a partir de hoy. Eso lo puedo prometer. —Luego agrega en voz baja—. Él no quería golpearle. Eso se lo puedo jurar.

Koran sopesa sus palabras, meditabundo. Deja transcurrir unos segundos antes de intercambiar una mirada penetrante con Iverson, buscando respaldos y segundas opiniones. Ellos son conscientes del potencial de Keith, y también de que Griffin lo había provocado y que el primero no había golpeado a Iverson a propósito. También tenían que tomar represalias con el otro chico.

—¿Estás seguro de lo que pides? —demanda Iverson, hablando también por Koran.

—Lo estoy.

—Bueno —Koran se levanta, manteniendo las manos en su escritorio—, supongo que no podemos hacer nada contra tu voluntad.

—Quiero pedir una última cosa, en honor en mi desempeño y al papel que he cumplido aquí hasta hoy. —Shiro levanta la barbilla, tentando su suerte—. Quiero que Keith ocupe mi lugar en el equipo negro.

Todos se quedan estupefactos.

—No se puede cambiar de equipo así como así —informa Koran, recuperando la postura—. Los equipos por color fueron determinados en el primer mes de entrenamiento por medio de diversas pruebas y es supuesto que deben mantenerse así hasta el final.

—Pruébenlo —insiste Shiro—. Keith pasará cualquier prueba que se le presente para entrar al equipo negro.

Allura le está rogando a Koran con la mirada. Shiro se lo agradece en silencio. Si había alguien que podía convencerlo, esa sería ella, sin duda alguna. Después de todo, él era su tío putativo y encargado de crianza, después de que los padres de Allura perecieran en un accidente de tránsito. Allura se lo había dicho a Shiro antes de entrar a Galaxy Garrison y esa era la razón de que ella estuviera allí, como parte del equipo de líderes.

—Bien, lo probaremos como tu última voluntad. En honor a tu brillantez en el programa y el sacrificio que estás haciendo para pagar una infracción que no es tuya. Pero no prometemos que cumplirá tus expectativas.

«Lo hará.»

Con eso todo queda resuelto. Koran se reuniría con los otros miembros del consejo directivo de Galaxy Garrison, a quienes no les quedaría de otra que aceptar la petición de Shiro, tal como hizo su dirigente. Asignarían adicionalmente un castigo menos severo para Keith y James y el asunto quedaría zanjado.

Cuando Shiro abre la puerta del despacho, se encuentra con la mirada interrogativa de Keith y le sonríe, disipando su más grande miedo.

—Vas a continuar aquí.

Pero no le dice que él no.

—Solo debes prometerme que nunca más te meterás en una pelea.

Keith no entiende por qué suena tan triste, pero se alegra tanto que se levanta de la silla, brioso, y corre a abrazarlo con fuerza. Ese es el momento en que Allura sale del despacho y eso es lo que se encuentra en primer plano. Abrazados, los hermanos parecen una de esas bellezas visuales insólitas pero naturales, como una lluvia de meteoritos, o una luna de sangre. Eso le dice que todo iba a estar bien.

Pero las cosas distan de estar bien. Dentro de Shiro hay una tormenta en peligro de desbordar y el brillo de su alma se desvanece segundo a segundo.

Things I hate(love) about youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora