CAPÍTULO 5

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Cuando lo vio, el corazón de Morgan latió enfebrecido, como si fuese a salir de su pecho, y su respiración se tornó irregular. Sonrió enormemente, con lágrimas de felicidad en los ojos y un nudo inamovible en su garganta. Ralentizó los últimos pasos, sintiendo una corriente eléctrica en las piernas, y se detuvo al estar a una distancia de dos metros de su pops Steve.

Lo primero que pensó al verlo fue que la vieja fotografía no le hacía justicia. Su pops era más guapo en persona y su cálida sonrisa llenaba de luz alrededor.

Él abrió los brazos, dispuesto a envolverla en ellos. Morgan vaciló un momento antes de arrojarse y aferrarse a su camisa con fuerza.

El abrazo fue reconfortante, cálido.

—Me extrañaste, ¿eh? —murmuró su pops.

Morgan, que tenía la cabeza apoyada en el pecho de su pops, sintió su acompasada respiración. Se estremeció cuando él meció sus cabellos y le dio un beso en la frente.

—Estoy en casa. Por fin. —susurró con la voz ronca.

Perduraron abrazados un rato más. Morgan mentiría si dijera que quería separarse e ir a casa lo más pronto posible. La realidad era que adoraba estar entre sus brazos, sintiéndose protegida.

Su pops la alejó un poco y le obsequió una cálida sonrisa que la embargó y le transmitió la sensación de que estaba completa.

Morgan fue incapaz de apartar la vista. Al contrario, quiso detallarlo un poco más. Al fin y al cabo, se trataba del hombre que contribuyó a su creación y estuvo junto a ella durante sus primeros meses de vida. Había soñado con conocerlo desde que encontró aquella vieja fotografía y su papá le confirmó que no se había marchado porque quisiera, sino que la situación lo ameritaba.

Finalmente, pops se levantó y la cargó en sus brazos como si fuera una pluma.

—Estás pesada —comentó con diversión en los ojos.

Eran azules como el mar.

Morgan rio.

—No te quejes a menos que seas un anciano enclenque.

—¿Invertiste ocho semanas en conseguir nuevos apodos? —Con un movimiento astuto, levantó su gran bolso del suelo. Luego inició su trayecto hasta el auto.

Morgan se carcajeó un poco.

—Hice cosas más divertidas.

—¿Ah, sí? ¿Qué clase de cosas? —Alzó las cejas y la miró con incredulidad.

—Te contaré toodo.

—Me alegro de que te hayas divertido. Sé que no te gustaba la idea de ir a un campamento, y te prometo que será la última vez. La abuela ha mejorado bastante y la próxima vez declinaré las misiones que lleven mucho tiempo. Te extrañé mucho.

—Yo también te extrañé. Se sintió como... toda una vida. —Morgan se encogió de hombros y le sonrió con gesto divertido.

Pops la depositó en el asiento del copiloto del auto y subió el bolso en el asiento trasero. Morgan observó sus movimientos sin borrar la sonrisa de su cara. Él subió al asiento del conductor, encendió el auto y condujo sin reparar en la mirada de su hija.

—¿Por qué no vino la abuela? —cuestionó, sin estar molesta en realidad. Pensó en el hecho de que papá iba a ir junto al abuelo, Jarvis, Pepper y Happy. Probablemente con un enorme cartel con su nombre escrito.

—Se quedó a preparar la cena. Dijo que quería darte una bienvenida digna.

—¿Y qué hay de la tía Nat y el tío Bucky? ¿Cómo están?

The parent trap (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora