El resto de la mañana podría resumirse en momentos divertidos y escandalosos que le ofrecieron a Tony una sensación gratificante. Las niñas optaron por pasear y divertirse en el parque. Steve y él no pudieron negarse a la petición, no después de ver lo felices que se veían las niñas estando juntas. Aunque hubieran hecho una travesura al cambiarse de lugar, merecían pasar el tiempo divirtiéndose antes de que Tony y Morgan se marcharan.
Tony había suspirado con melancolía ante la idea de marcharse y separarse de Steve y Mary otra vez. Era deprimente perderlos cuando recién los había recuperado.
Aun así, en todo momento lució una sonrisa esplendorosa y consintió a sus hijas a pesar de algunas quejas por parte de Steve.
En un momento dado, ambas dejaron de jugar por un rato y fueron a sentarse en la banca junto a sus padres. Steve y él no habían emitido palabra alguna desde que se sentaron a observarlas jugar.
Tony prefirió mantenerlo así. Era demasiado lindo observar en silencio a sus bebés jugando. Se veían tan felices.
Un vendedor de algodón de azúcar pasó por ahí y Morgan se giró hacia Tony para pedirle uno. Tony no estaba seguro, ya casi era la hora del almuerzo. Iba a negárselo cuando Morgan usó su mejor arma contra él.
—Por favor, papi. —Ella le ofreció la más embustera sonrisa y, para colmo, batió exageradamente las pestañas.
Tony suspiró.
—Está bien.
A continuación, llamaron al joven y Tony compró un algodón de azúcar a cada una. Luego las niñas agradecieron y volvieron a los columpios. Antes de pagar al chico, Tony volteó hacia Steve y preguntó:
—¿Quieres una?
A pesar del revoltijo en su estómago y los nervios que parecían burlarse de él, lo dijo con un tono ameno y rutinario. ¡Incluso fue capaz de dedicarle una sonrisa sencilla y dulce! Supuso que se debía a la conversación que habían tenido horas atrás. Era gratificante saber que Steve no lo odiaba a pesar del daño que le causó con sus palabras hirientes.
—No, gracias, Tony. —Steve también le sonrió, para tormento de Tony, cuyo corazón dio un vuelco.
—Tú te lo pierdes. —Se encogió de hombros, restándole importancia. Luego pagó lo que correspondía al vendedor.
Estaba seguro de que las personas que apreciaron la escena llegaron a creer que eran una familia bonita y unida. Todo era sonrisas y miradas azucaradas que enternecían a cualquiera. Su corazón había latido impetuosamente ante la idea. ¡Cuánto daría él por tener más momentos así junto a Steve y sus hijas!
—¿No creen que es demasiado temprano para comer dulces? —comentó Steve, sin intenciones de detenerlas en realidad. Ya los había comprado, y Tony sabía que Steve no se daba el lujo de desperdiciar nada.
Tony bufó por lo bajo y miró a Steve con expresión de fingido hastío.
—No seas aguafiestas, Rogers.
Luego volvió a sentarse junto a él, sin borrar la expresión serena de su cara.
—Solo digo que luego no querrán almorzar porque estarán llenas.
Tony volvió a encogerse de hombros.
—No lo pensé realmente. Estaba más ocupado tratando de no caer ante sus caritas embusteras. —Se giró hacia Steve levantando una ceja—. En lugar de quejarte ahora, debiste haberme ayudado. Eres el experto en negarle cosas a las personas.
Steve dejó salir aire y rodó los ojos.
Tony rio por lo bajo, pero se encargó de que Steve supiera que se estaba burlando.
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The parent trap (Stony)
Fiksi PenggemarMorgan y Mary son hermanas gemelas que fueron separadas. Años más tarde, descubren la verdad e inician un juego para unir a sus padres y juntar las piezas de una familia rota. Historia basada en la película "Juego de gemelas" o "The parent trap".