Duna eterna

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Ruben, aquel niño de ojos verdes y mirada profunda,se habia mudado a Noruega tras el divorcio de su madre y su padre, ahora simplemente se encontraba en su habitacion; aquella en la que habia pasado por tantas cosas pero que ahora tendria que dejar y olvidar junto a muchas otras

La mayoria de sus pertenencias estaban en esas dos maletas situadas a ambos lados del nervioso chico; y es que esa era la verdad, estaba nervioso y tambien preocupado, y eso al menos lo sabia, lo que no sabia era el porque de aquella andrajosa sensacion que ahora lo envolvia como una manta y lo afixiaba; y es que ruben solo era consciente de una cosa; dentro de unas horas exactamente, tendria que dirijirse a el aeropuerto mas cercano para abordar un avion con destino a Madrid y...aunque esta vez ruben creia no estar equivocandose; estaba cometiendo el peor de los errores...

Como si de un espejo se tratase, en Llobregat, aquel otro desasosegado chico se movia tambien bastante inquieto; solo que este se paseaba por la habitacion moviendose de lado a lado, pensando en como podia haber llegado hasta la situacion en la que se encontraba, y, casi como repuesta, rapidamente se acordo de aquella agradable conversacion telefonica entablada dias antes con su mejor amigo ruben...

"Miguel, ya he encontrado un apartamento en Madrid por internet;¿Todavia estas seguro de querer hacerlo?- insistio el castaño

El pelinegro asintio rapidamente cuando se lo pregunto sin dudarlo ni un momento para despues ser correspondido por una dulce y armoniosa carcajada por parte del otro, este ultimo le dio la direccion de la calle y despues colgo con un triste adios, que fue despedido con otro melancolico sonido"

Aunque ambos deseaban de una manera hasta dolorosa el irse a vivir juntos, tambien existia ese miedo... El mismo miedo que los habia atormentado en varias ocasiones y ,que ahora, aunque se encontraba guardado en lo mas profundo de su ser, luchaba histericamente por salir, liberarse de las cadenas que lo mantenian preso; y mas tarde lo conseguiria; justo en el peor momento posible...

Sabian perfectamente que todavia quedaba unas horas para todo lo que aun los aguardaba; pero aun asi estaban completamente sobresaltados por esa mera razon; miraban sus respectivos relojes continuamente esperando que el tiempo pasara y que pudieran salir de su casa, pero cada minuto transcurrido se les hacia eterno...

Un lugubre sonido irrumpio en el inquietante silencio que reinaba en la habitacion de aquel muchacho pelinegro, él posó la mirada en aquel antiquísimo reloj de madera y se levantó rapidamente, se arreglo bien la negra chaqueta de cuero que llevaba puesta y cojio las maletas para despues salir de su cuarto, bajar las chirriantes escaleras de madera y llegar hasta el salon de su casa para quedarse parado justamente delante de la puerta que daba a la calle, lo unico que hizo despues fue agarrar el pomo de la puerta y, con la mejor de sus alegres sonrisas, abrir la puerta fuertemente y salir a la fria y oscura noche

El mal empedrado asfalto estaba iluminado solamente por la tenue luz de aquella nostalgica y melancolica luna; ya que su vieja casa estaba a las afueras,en el campo prácticamente, y, por lo tanto, no habia ningun tipo de iluminación que no fuese la agradable iluminacion natural

El frio viento invernal arrastraba sonoramente las marrones hojas de los arboles ahora desnudos; este lo azotó con fuerza en la cara amenazadoramente mientras lo unico que podia hacer Miguel era andar costosamente con el antebrazo por delante para que aquel furioso viento no lo siguiera golpeando; de ese cielo gris ya empezaban a precipitarse pequeñas gotas de agua al vacio, pero, rapidamente, ese angosto chispoteo se convirtio en una fuerte lluvia acompañada del ensordecedor sonido de los truenos que le estremecia completamente...

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