SEGUNDO ACTO (PARTE III)

625 58 7
                                    



-¡Ah! No sabes por qué me he decidido a dar este paso. ¡Tú no sabes cómo palpita el corazón bajo estas simples vestiduras! ¡Ah, no puedes imaginar lo que vale tanto para mí! - relata pensando en la mujer que ama - ¡Ah, no habrá tesoro igual, si consigo hacerme amar! - piensa optimista.

Ambos salen del salón, James en busca de su prometida, y Kara a buscar al doctor.

En la plaza del pueblo se encuentra Maggie reunida con una gran cantidad de mujeres, cotilleando los acontecimientos del pueblo.

- ¿Sería posible? – dice una lavandera.

-Muy posible. - responde Maggie.

-Pero no probable. – rebate otra lavandera.

-Muy probable. – repite la portadora de noticias.

- ¿Pero ¿cómo entonces? ¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo dijo? ¿Quién? ¿Dónde? - hablaban todas a la vez.

-No hagan escándalo: hablen bajo, nadie debe esparcir el secreto, sólo lo sabe el mercader ambulante, que en confianza me lo ha dicho. – menciona Maggie entre susurros.

-El mercader ambulante ¡te lo ha dicho! ¡Será verdad entonces!... ¡Oh, qué suerte! -

-sepan entonces que el otro día el viejo tío de Kara murió, que a la jovencita le ha dejado una magnifica e inmensa herencia... pero, silencio... despacio... por favor. No debe divulgarse. - advierte.

-No se dirá. - juran

-Ahora que Kara es millonaria, es la magnate del vecindario, una mujer de valía, un buen partido... ¡Feliz de aquella que lo tenga por esposa! Pero, silencio... despacio... por favor. No debe divulgarse. - dice Maggie

Mientras siguen charlando entre ellas, logran divisar a Kara, quien camina de manera extraña con una botella en mano, tarareando, le abren camino para verla pasar.

-De este elixir admirable he bebido abundantemente, y me ha prometido el médico que tendré a todas las doncellas, en mí hay un sólo deseo y es que renazca la esperanza; el efecto de este fármaco ya, ya se empieza a sentir. - piensa un poco nublada.

-Aún tiene un aire negligente y humilde; seguro que todavía no lo sabe. - cuchichean las lavanderas.

-Su sierva humildísima. - dice Maggie acercándose a Kara y enganchándose a su brazo.

-Maggie- dice Kara sorprendida.

-Mis respetos. - dicen las lavanderas mientras hacen una reverencia.

- ¿Qué les pasa a estas jóvenes? – piensa Kara.

- ¡Querida Kara! En verdad que eres amable, tienes aires de caballero en brillante armadura. - alaban las mujeres.

-Ahora lo entiendo; es la labor del mágico licor. – dice Kara con júbilo.

Mon El y Lena escuchan el alboroto que hay en la plaza, así que deciden ver que es lo que esta ocurriendo, saliendo de su palacete, la terrateniente contempla atónita a la campesina siendo rodeada y agasajada por las otras aldeanas

- ¿Qué veo? – pregunta el doctor al tiempo que la joven mujer.

- ¡Es magnífico! Doctor, usted estaba en lo cierto, Gracias a la virtud del elixir he tocado el corazón de todas. - felicita Kara.

- ¿Qué escucho? - dice Lena apretando sus puños, su rostro se ruboriza por la ira.

- ¡Estoy forzado a creerlo! – exclama el doctor, mientras mira a las campesinas – ¿les gusta? – pregunta.

-Oh sí, en verdad, es una joven que merece nuestro afecto y honor. - responden las lavanderas suspirando.

-Creía encontrarla llorando, y la encuentro festejando y divirtiéndose. Eso sólo significa una cosa: ¡Ya no piensa en mí! – la joven terrateniente estaba muy enfadada, ninguna mujer podía tocar a Kara, se supone que la campesina se desvive por ella.

¡Oh qué gentil es la querida joven! De ella no puedo alejarme. Haré lo imposible por inspirarle amor. – pensaba Maggie a la vez que masajeaba el bíceps de Kara.

-No tengo palabras que puedan expresar el inmenso júbilo que siento. Si todas, todas ellas me aman, entonces ella también me querrá. – esos eran los pensamientos de Kara, ansiaba acercarse a su amor para comprobar el efecto de tan maravillo elixir.

-Estoy totalmente pasmado, este sí es un caso verdaderamente extraño. ¿Seré verdaderamente poseedor de un filtro mágico? – Mon El estaba pensativo respecto al tema.

-Aquí cerca, en la sombra, se va a dar un baile, ¿irás? - Maggie le susurra a Kara.

-Sí, sin falta – responde sonriendo.

- ¿Y bailarás? – vuelve a preguntar en un tono de voz normal- ¡Conmigo!

-Sí. - dice Kara.

- ¡Conmigo! – discuten las otras lavanderas.

-Sí- responde la nueva Don Juan.

- ¡Yo soy la primera! – pelea Maggie.

- ¡Soy yo, soy yo! - gritan las otras.

- ¡Yo he sido quien la ha invitado! – insiste la mujer prendada al brazo de Kara.

- ¡Yo también! ¡Yo también! – en medio de la pelea Kara se separó de Maggie, y todas las mujeres querían tocarla -Ven! - exclamaban las mujeres, pidiendo algo de atención.

-Despacio. – se quejó Kara dolorida.

-Elige. -decían unas cuantas.

-Está bien, tú serás la primera; luego tú... y después tú... – enumeraba.

- ¡Misericordia! ¡Con todas! Licor igual al mío no hay. – se vanaglorio Mon El.

-Hey, Kara- Lena se acercó al barullo.

- ¡Oh, cielos! ¡También ella! – no cabía de felicidad-

- ¡Con todas, con todas! –

-Acércate, James me ha dicho que, deslumbrada por unas pocas monedas, te has hecho soldado. - menciono la joven dama.

- ¡Soldado! ¡Oh, diablos! - dijo Maggie.

-Has hecho muy mal, quiero hablar contigo. – ordenó.

-Habla entonces. – la campesina se cruzó de brazos.

- ¡Al baile! ¡Al baile! - recordó una de las lavanderas.

-Es verdad, es verdad. - dijo Kara de vuelta -Después te escucharé- le habló a Lena. -Ya me imagino que cosa me va a decir, ya siente el efecto del fármaco, ya su corazón me ama, los anhelos y los pálpitos de un corazón amante, en un solo instante vas a probar. -quería besarla.

- ¡Oh! Tan rápido ha cambiado; que siento en el corazón. un despecho insólito. mi amor, te vengas de mi indiferencia, su desprecio me obliga a amarla. – Lena estaba muy triste y celosa, esas mujeres se habían llevado a SU Kara.

- ¡Sí, todas la aman, maravilloso! ¡Querida y admirable botella mía! Ya veo llover sobre mí, miles de monedas, Me convertiré en un Creso – el doctor reía sin parar, tenía una mina de oro.





Kara es irresistible ante las pueblerinas, y Lena está muyyy celosa, le están quitando a su campesina de rizos rubios y cuerpo de diosa, 

EL ELIXIR DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora