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—Deja de seguirme —Taehyung espetó mientras cerraba de golpe la puerta de su apartamento de un dormitorio en la cara de Jimin. Lo malo de vivir en el barrio francés era que no era difícil imaginarse donde vivía alguien si era un residente habitual. Su apartamento era su orgullo y alegría. Amaba vivir en el apartamento situado encima del restaurante Cajún en la planta baja. Los propietarios le permitieron quedarse a mitad de precio siempre que se hiciera cargo de la cocina durante el día de forma gratuita. Su otro trabajo era ser un camarero en el bar calle abajo por las noches. Trabajar tan cerca de casa le permitía llegar a conocer a los comerciantes de arriba a abajo de Bourbon y le daba la libertad para hacer contactos y exponer escenarios para su banda sin salirse de su camino al hacerlo. Por desgracia, también les permitía a otras personas averiguar dónde vivía. Igual que el grupi demonio que había dejado caer la bomba sobre él en el club Ecstasy la noche anterior.

Sabía que no fue muy masculino, pero había corrido como si todo el Infierno lo persiguiera, no estaba lejos de la verdad en su opinión. Taehyung se había sorprendido de que Jimin lo dejase ir. Había ido a casa y fingido que la noche anterior nunca había sucedido. Se había duchado, afeitado y desparramado sobre la cama al amanecer. Había sido capaz de dormir porque, por suerte, hoy era su día libre. No tendría que pensar en el hombre sobrenatural y su afirmación de que Taehyung había pactado con su alma.

Taehyung dio un salto cuando el demonio apareció de la nada dentro de su pequeña sala de estar-cocina.

—Tengo que seguirte, hermoso. Soy tu 'esclavo'. —El demonio hizo un mohín. —Escapaste tan rápido anoche que no tuvimos la oportunidad de conocernos mutuamente.

—Pensé que te había dicho que dejarás de seguirme. —Taehyung respondió. Se pasó una mano por el cabello enredado. Había sido despertado por el fuerte golpeteo en la puerta de su casa. Había olvidado momentáneamente todo lo que había sucedido anoche cuando trastabilló hasta la puerta en sus bóxers de seda azules.

El íncubo parecía aún más hermoso con la luz del día. Su cabello negro azabache era casi azul en la luz. Sus ojos azul pálido parecían ser incluso más claros que antes. Hoy estaba vestido con una camiseta de tirantes negra rasgada con otro logo de una banda pegado en el frente como un grafiti, pantalones cargo negros y botas con tachuelas negras de caña alta. Sus brazos estaban decorados con diferentes cadenas, brazaletes y bandas elásticas. Alrededor de su cuello estaba un collar de perro con pinchos con un solitario anillo en forma de T en el centro de su garganta. En verdad personificaba a uno de los muchos hombres punk de la industria que eran miembros frecuentes de la audiencia en sus conciertos. El hecho de que Taehyung estuviese cachondo lo irritaba como el infierno.

—Esa no es realmente una opción. El contrato fue reafirmado por tu orgasmo y se establecieron las condiciones. Me mudo contigo a partir de hoy. —Jimin cepilló un mechón de pelo de oscuro como la medianoche detrás de su oreja, un pendiente de ónix negro brillando mientras lo hacía.

—No vas a vivir conmigo —protestó Taehyung. El olor de Jimin le hacía cosquillas en la nariz, burlándose y atrayéndolo sin tener que esforzarse muy duro para ello. ¡El tipo era un maldito demonio por amor a Satanás! Negó con la cabeza. Tenía que luchar contra esto.

—Basta con pensar sobre la situación de esta manera, tener un demonio alrededor puede ser muy útil cuando se trata de firmar para una gran discográfica. Tengo un par de amigos diablillos que trabajan en el mundo empresarial a los que podría llamar. —Jimin le dio una deslumbrante sonrisa blanca. —¿Debo llamarlos?

—¡Por supuesto que no! —Taehyung gruñó—. ¿Qué te pasa? ¡La última cosa que quiero es otro maldito demonio en mi vida!

Jimin frunció el ceño. —Bueno, ser contratado por la discográfica sería más fácil si llamara para pedir algunos favores. Si me quieres fuera de tu vida lo más rápido posible vas a tener que firmar. —Pareció considerar las posibilidades por un momento y le dio a Taehyung una mirada realmente cargada de sexualidad.

—Por supuesto, no me importa si la asignación toma más tiempo. —Se lamió los labios. —Sabes como el cielo.

El calor inundó a Taehyung mientras hablaba y su erección matutina volvió a la vida ardiendo.

—Deja de mirarme como si quisieras comerme. —La protesta de Taehyung fue ligera en el mejor de los casos. Su erección hacía una burla de su resistencia. El recuerdo de Jimin de rodillas de hacía apenas unas horas causó que su polla se sacudiera en los confines de sus bóxers. No tardaría mucho en venirse...

—No puedo evitarlo. Tu energía fue la mejor que he probado, sin excepción. Desde que firmaste el contrato conmigo vamos a necesitar alimentar el deseo entre nosotros. —Jimin entró en su espacio, envolvió sus brazos alrededor de su cuello, y atrajo sus cuerpos juntos. El contacto provocó un fuerte estremecimiento. —No hay nada más íntimo que un contrato entre un íncubo y su cliente. Necesitarás venirte conmigo todos los días para conservar tus fuerzas.

—¿Por lo que me has convertido en una especie de adicto? —La voz de Taehyung salió mucho más suave de lo que pretendía que lo hiciera.

Jimin no parecía ofendido en lo más mínimo. Cuanto más se acercaba el hombre menos podía pensar Taehyung. Suspiró y se resignó al hecho de que estaba siendo sobrepasado. No pudo resistirse a inclinarse y besar el puchero en los labios del demonio. Sus bocas se encontraron, tocándose castamente al principio. Luego se convirtió en algo más. Era reconfortante y emocional y todas las cosas que los besos se suponía que debían ser entre los amantes. No unos completos extraños. Sin embargo, se sentía bien. Tenía que ser por culpa del maldito contrato.

Taehyung suspiró y se apoyó en él hasta que sus pechos se tocaron. Las manos de Jimin sujetaron sus caderas y sus suaves labios se unieron perfectamente con los de Taehyung. Jimin realmente era un excelente besador.

El beso acabó tan rápido como empezó y quedaron mirándose mutuamente a los ojos. Curiosamente, el cansancio que Taehyung había sentido antes había desaparecido. «Huh, eso debía ser lo que quería decir con el intercambio de energías».

—Voy a hacer una taza de café. ¿Quieres un poco? —preguntó Taehyung.

Jimin parecía sorprendido en tanto Taehyung estaba perplejo. Imaginó que un demonio debería estar acostumbrado a cualquier cosa.

                🎵🎶🎵🎶🎵🎶🎵


Jimin acercó uno de sus dedos a sus labios. Nunca antes había sido besado por un humano. Nunca. En sus quinientos años de servicio había dado mamadas, trabajos manuales, había sido chupado y follado de mil maneras diferentes, pero nadie le había pedido sus labios.

—Um... seguro —dijo en una no menos que cortés manera. Era la primera vez que sentía la más mínima inseguridad. Taehyung mantuvo el contacto visual durante un momento interminable y luego se volvió hacia la cafetera.

—Dame cinco minutos y voy a tener un poco de café achicoria (El café achicoria tiene el mismo color que el normal, su sabor es bastante similar pero no contiene cafeína.) que hará que tus dedos se curven.

Jimin parpadeó y sepreguntó, no por primera vez, ¿con qué clase de hombre acababa de implicarse?    

Pacto - VMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora