Lágrimas caían en cascada por las mejillas de Jimin en una constante corriente de miseria. Lo había hecho. Había cerrado el acuerdo y se había asegurado de cumplir su parte del trato para conseguir el alma de Taehyung. Se sentía miserable. Se sentó al pie de las escaleras de la puerta trasera y lloró. No quería perder al magnífico hombre que había llegado a significar tanto para él. Tampoco quería enviarlo a Gehenna, debido a su propio egoísmo. ¿Acaso el rey no tenía suficientes almas hermosas con las que entretenerse? ¿Por qué tenía que tener a Taehyung también? Esto no era justo. Hipó mientras era sacudido por una nueva ronda de sollozos. Se odiaba por ello.
—¿Por qué estás llorando, Bello Durmiente? ¿Alguien envenenó tu manzana mágica? —Una voz suave y gentil preguntó desde la oscuridad. La reconocería en cualquier parte.
—Es el cuento de hadas equivocado, idiota. Las manzanas envenenadas eran el trato de Blancanieves —gruñó. Limpió sus ojos, tratando de ocultar el hecho de que había estado llorando. No miró hacia arriba cuando un par de botas de combate aparecieron ante su visión y no reaccionó cuando Taehyung se sentó junto a él en el escalón.
—Tienes el hábito de correr después de los eventos importantes, ¿sabes? —preguntó Taehyung. Sólo había una pulgada de espacio separándolos pero Jimin sentía que no tenía el derecho para cruzarla y pedir el consuelo de su contratador. Taehyung le ahorró el problema deslizando su brazo alrededor de los hombros de Jimin y tirando de él hacia el refugio de su pecho.
Jimin suspiró y se acurrucó contra los pectorales desnudos de Taehyung. Aspiró su olor, tratando de memorizarlo.
—¿Qué pasa, Jimin? —Taehyung le preguntó preocupado, frotando su temblorosa espalda en lentos círculos reconfortantes.
—Nada —negó Jimin—. ¿Cómo te fue con el de la discográfica?
—Se supone que nos reuniremos con él mañana para negociar los términos del contrato. —Hizo una pausa. —Está sucediendo de verdad.
Jimin suspiró. —Eso es lo que creía.
—¿Cuál es el problema? —Taehyung preguntó confundido.
—No hay problema. De verdad. —Las lágrimas le ahogaban. —Es sólo que ahora tengo que volver a Gehenna para mi próxima tarea.
—¿Q-qué quieres decir? ¡No quiero que te marches! —protestó Taehyung—. ¿Por qué tienes que irte?
—Los términos de nuestro contrato se han cumplido. Tenía que ser tu amante hasta que firmases con una discográfica. Mañana voy a estar fuera de tu vida para siempre.
—¡Pero, aún no puedes irte! No puedo perderte. ¡Te amo! —Taehyung gritó poniendo sus manos a ambos lados de la cabeza de Jimin y besó su cara llena de lágrimas.
—¿Tú qué? —preguntó Jimin, paralizado repentinamente. Cada músculo de su cuerpo se tensó en preparación.
—Te amo, Jimin. No me importa si eres un demonio o si tienes mi alma. Ni siquiera me importa que vayas a enviarme al infierno. Te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Jimin se quedó atónito ante la admisión. Era demasiado pronto. ¿Lo era? No. La perfecta conexión no mentía. Miró a los ojos celestes de Taehyung y supo sin lugar a dudas lo que tenía que hacer. Era lo que su corazón le había estado diciendo que hiciera desde el principio.
—Yo también te amo, Taehyung. Para bien o para mal, te amo.
🎶🎵🎶🎵🎶🎵🎶Un estruendo que sonó como un disparo de pistola detonó, iluminando el cielo con un resplandor púrpura. Taehyung saltó cuando Jimin gritó. De la boca de su amante se vertió la misma energía azul eléctrico que Taehyung había experimentado en su primera vez juntos. Otro estruendo sonó una infernal luz roja iluminó todo el callejón.
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Pacto - VMIN
FantasíaEl sexy demonio Jimin quiere el alma de Taehyung -Vmin -Adapatación