Tercera Parte (Infinity War)

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STEVE ROGERS x T/N

ADVERTENCIA: Ninguna

NÚMERO DE PALABRAS: 574

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Y la verdad es que jamás te olvidó...

Regresó a los 40's, y vivió la vida que habría querido vivir contigo. Tuvo dos hijos. Y su pequeña hija llevó tu nombre; 'T/N'.

Peggy jamás supo el porqué, él simplemente respondió que le agradaba el nombre.

Conservó aquel medallón como la más preciada de sus adquisiciones, oculto entre varios objetos en el 'baúl de los recuerdos', con una que otra fotografía tuya y de ustedes en los días más felices, junto a un anillo que jamás te pudo entregar. Cosas de las que realmente jamás se podía despegar, y que había llevado consigo en medio de los viajes temporales como 'amuletos de la buena suerte'.

Y aquel __ de __ (tu día y mes de nacimiento) de 1995 fue al hospital en el que le habías dicho alguna vez - en una de las muchas conversaciones triviales que solían tener - que tu madre dió a luz.

Los años le habían pasado cuenta a su cuerpo, incluso siendo un supersoldado, y ahora algunas canas sobresalían en sus sienes. Caminó lentamente por los pasillos del hospital, guiado por una de las enfermeras, con las manos en los bolsillos, hasta la sala de neonatos.

- Es ella. - señaló la mujer con una sonrisa al interior de la sala repleta de cunas. - Es una niña realmente saludable.

- Y se convertirá en la mujer más hermosa... - añadió Steve. La enfermera sonrió alegremente.

- Usted luce como un buen abuelo. - comentó.

- Eso me recuerda... - dijo Steve revolviendo el interior de sus bolsillos. - ¿Podría darle esto a su madre? - le entregó el medallón.

- Ella saldrá en unas horas, ¿por qué no se lo da usted mismo?

- No puedo... - negó con la cabeza. - Ella y yo no hablamos desde hace mucho tiempo. - mintió.

La enfermera intentó sonreírle, pero fue más una mueca. - Comprendo... - guardó el medallón en su bolsillo. - Me encargaré personalmente de que lo reciba.

- Es usted muy amable. - sonrió Steve con gentileza.

- No hay de qué...

Steve dió media vuelta y se alejó lentamente por dónde había entrado.

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2024:

Steve le entregó el manto a Sam, pues como le habías dicho: 'Nadie puede imaginar un mundo sin el Capitán América'.

Y luego de eso, como había hecho por 5 años después de tu muerte, depositó un ramo de flores sobre tu lápida perfectamente conservada, en la que ponía:

'T/N T/A'

'Amada hija, compañera y novia. La luz de América.' (Claramente refiriéndose a tu relación con Steve, aunque la gente no lo supiera.)

'1995 / 2018'

- Así que, aquí estamos... - suspiró él. - Yo como un viejo, y tú como el más hermoso recuerdo... - las lágrimas inundaron sus ojos. Las limpió discretamente y continuó - Te he extrañado todos estos años, pero... Hice lo que me pediste... Tuve una vida... La que nos fue arrebatada...

Se colocó en cuclillas con dificultad para acariciar el material áspero de la lápida - Mi hija lleva tu nombre, y una de mis bisnietas también... Y la verdad es que, siempre me gustó... Y aquí entre nos... Es muchísimo mejor que el nombre de la hija de Stark. - soltó una risilla. - Espero que en dónde sea que estés, sepas que aún te amo con la misma intesidad de hace 80 años...

Era verdad... Steve te amaba y te amó... Hasta el último día de su vida, de la misma manera en la que te amó el día que te conoció y le sonreíste con timidez mientras estrechabas su mano con notoria alegría. Te amó en el momento en el que pelearon por una causa en común. Te amó en su primera vez juntos. Te amó cuando no lo abandonaste. Te amó cuando tuvieron malos días. Te amo aún en medio de las discusiones y separaciones pasajeras... Te amó en tu totalidad. Te amó como jamás alguien amó.

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