☯ CAPÍTULO 7

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QUIÉN ACABARÁ SIENDO LA CULPABLE DE QUE COMETA UN HOMICIDIO

¿LEYNA O CARA?

EDU. Miércoles. 20:33 p.m

— ¿Me puedes explicar por qué? — me dirigí a la rubia.

— Ya te lo he dicho , pesado — respondió con pesadez — . Quería conocerla y eso he hecho. Es maja, por cierto.

Alzó un poco las comisuras de sus labios y siguió a lo suyo. Cara no estaba quieta. Que si iba a la cocina, que si tocaba los platos, que si abría armarios... Me quedé mirándola desde el otro lado del salón. Ella siempre ha sido así, y me sorprendió haber reaccionado de aquella manera cuando la vi en casa. Desde que decidió hacerse una copia de las llaves por su cuenta, el pillarla viendo alguna serie en el sofá era una imagen que se repetía a menudo. Supongo que lo inusual fue haber visto a Alma en mi casa.

— ¿Qué necesidad había? — me crucé de brazos y apoyé mi espalda en la pared, cruzando las piernas y ladeando la cabeza.

— Cariño, soy la única chica en este percal. Y tú no eres muy amigable que se diga — pasó por mi lado y puso una mano en mi mejilla, mirándome con morritos —. Me gustaría ocuparme de ella yo, pobrecilla.

Sin verlo venir, me soltó una pequeña bofetada donde tenía puesta la mano y anduvo hasta el baño. Bufé y caminé detrás de ella, pasando por el pasillo hasta que se metió en el lavabo. Todavía no se me habían acabado las preguntas

— ¿Le has contado algo?

Intenté abrir la puerta, pero echó el pestillo encerrándose dentro. Resoplé esperando su respuesta.

— ¡Tengo la regla!

Su voz sonó amortiguada por la puerta que nos separaba. Solté aire por la boca pesadamente y rodé os ojos, apoyándome en de espaldas a ella. Y qué más me daba que tuviese la regla, por desgracia la había visto en otras situaciones más... Comprometidas. Su voz volvió a hacerse presente.

— Y no, no le he dicho nada — escuché el sonido de una compresa —. Le he dicho que no era yo la que tenía que contárselo. También que ya se lo encontraría.

Me pasé las manos por la cara y las dejé colgando en el cuello de mi camiseta. Cara tenía una manera muy sutil de dejar las cosas claras. Entendí que no le dijera nada, ese era desgraciadamente mi puto trabajo.

La puerta se abrió haciendo que casi cayera al suelo. Cara pasó por mi lado y fue directa a por su bolso y las llaves de su coche. Caminé detrás de ella.

— ¿Dónde ha ido?

Ni si quiera me importaba, no sé para que preguntaba. La rubia se quedó pensando un momento y después alzó el dedo en señal de que lo tenía.

— Cristian — hundí las cejas y me quedé igual, la verdad —. Bueno, yo ya he hecho mi trabajo. Me voy.

Escuché el portazo y me quedé sin saber qué hacer. Dani se fue no sé donde al acabar de comer y volví yo solo a casa después de estar dando tumbos por ahí un rato, encontrándome a Cara llorando mientras veía una película en mi sofá. Creí haber sido bastante claro diciendo que no quería encontrarla ahí al volver, pero bueno, me dio un poco de pena y acabé uniéndome a ella.

Pasaron tres segundos y escuché unas llaves girando el pomo. Cara volvió a entrar bajo mi mirada confusa.

— Pensándolo mejor... Se me ha ocurrido algo — me miró achinando los ojos y me temía lo peor, sabía qué significaba esa mirada — . ¿Tienes su número?

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