☯ CAPÍTULO 9

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LEYNA ES CAPAZ DE HACER MUCHAS COSAS. 

MUCHAS. 

EDU.

— ¡Eres muy dramático! — Cara quitó la vista de mi y subió los brazos un tanto indignada —. Es un día, una noche, el señor creo que puede dejar de ser un amargado por unas horas y pasárselo bien alguna vez en su maldita vida.

La miré con pereza. Ni yo le aportaba nada estando allí ni ella me aportaba nada a mi si se iba a pasar toda la noche gritándome sin dejar que me fuera. Aquello se consideraba secuestro, así que la podría denunciar si empezaba a molestarme demasiado.

— Sabes que no me gustan las fiestas, Cara — la cogí de los hombros para que me mirara —. ¿Por qué querías que viniera?

Arqueé una ceja esperando su repuesta. Realmente quería saberlo, porque no entendía el motivo. Ella se mordió el labio y no dijo nada. Me quedé mirándola a los ojos intentando incomodarla para que hablara, pero no funcionó. Cara puede llegar a ser muy exasperante. Seguí intentando que me lo dijera cuando Dani me dio un toque en el brazo con el codo.

Bufando impaciente por la interrupción, dejé a Cara a un lado y lo miré.

— ¿Qué? — solté sin mucho interés.

Con un gesto de cabeza y una media sonrisa, señaló detrás de Cara. Llevé mi vista allí y vi a lo que se refería Dani. Lo que me faltaba. Ahora sí que tenía más razones para irme.

Cara se sintió fuera de lugar y frunció el ceño, vi como posaba su vista en Dani y en mi de manera simultánea. Se llevó el pelo detrás de la oreja cabreada por nuestro silencio y la tomó con Dani.

— ¿Qué te pasa a ti ahora? — inquirió casi gritando y fulminando al rubio con sus ojos.

Empezó a girar lentamente sobre sus talones hecha una furia, dirigiéndose a Dani de nuevo mientras lo hacía.

— Yo te aviso que en mi casa nada de fo.... — se tragó sus palabras al quedar de espaldas a nosotros y tuve que cerrar los ojos y apretar los labios del ridículo que estaba pasando —. Alma.

Pagaría por haber podido ver la expresión de Cara en aquel momento. Me pasé una mano por la cara pensando en si la noche podía empeorar aún más hasta que se hizo presente la voz de la recién llegada.

­— Hola — musitó bastante cortada.

Vi como Cara se peinaba el pelo nerviosa, después se acercó a ella y paró al lado del chico que iba a su lado. Cuando quedó de cara a nosotros, fingió una sonrisa mirándome especialmente a mi.

— Bueno... ¡Pues ya estamos todos juntos! — la rubia intentó que la situación fuera menos violenta, pero no lo consiguió.

Me quedé mirándola para ver si lo que estaba haciendo era algún tipo de broma o algo, pero al ver que me fulminaba con la mirada para que no abriese la boca, no tuve más remedio que hacerlo.

— ¿Ahora esto es una reunión?

— ¡No te aguanto más! — chilló exasperada.

Bajo mi mirada divertida, cogió de la mano al chico que venía con Alma y se alejaron de nosotros como dos flechas. Aquello si que no me lo esperaba. Moví mi vista a Alma y tuve que aguantar la risa al verla parada ahí delante viendo lo que acababa de pasar. Su cara era un cuadro, literalmente como la de un cachorro abandonado. Miró a nuestro alrededor cuando ya no pudo seguir con la mirada los pasos de Cara y retorció sus manos sin saber muy bien qué hacer.

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