¿SABÉIS AQUELLO DE QUE LAS PRIMERAS IMPRESIONES SUELEN CAMBIAR CON EL TIEMPO? BUENO, PUES NO ERA ASÍ SIEMPRE
ALMA.
Todo lo que acababa de pasar rondaba por mi cabeza como si fueran escenas de una película en la que no me hubiese gustado participar. Perdí la cuenta de cuantas veces recapitulé en mi cabeza, pero lo volví a hacer porque no entendía nada sobre muchas cosas. Primero, la actitud de Cristian. Tengo la sensación de que acabar con aquellos tres en la fiesta no fue casualidad. Y el hecho de que mi querido amigo se escabullera con Cara me lo confirmaba.
Segundo, el idiota de Edu. Estaba segura de que cuando me abandonaron junto a él, se percató de mis intenciones por mantener una conversación fluida. Y el tío no me lo pudo poner fácil, no. Como si yo tuviera ganas de hablar con él. Aunque creo que lo de hablarle porque era la única persona que conocía ahí dentro y tenía cerca también lo tuvo que saber.
Tercero, otra vez Edu. ¿Por qué me tenía que meter en sus problemas? Con lo fácil que hubiese sido todo para mí si el que se hubiera escapado de aquellos hombres fuera él y no arrastrándome. Me daba la sensación de que me había utilizado de escudo humano y no me gustaba un pelo.
Lo que estaba claro era que la noche no podía ir peor.
Y mi cuarta razón para querer llorar era nada más y nada menos que Dani.
Hacía diez minutos que me trajo a su casa, la misma que Cara dijo que era suya. Esa. Y hacía diez minutos también que el mismo rubio dejó mi teléfono en el mueble que quedaba encima de la televisión, a una distancia considerable de mi brazo estirado.
— Cuando consiga cogerlo llamaré a mi madre y le daré la dirección de mis secuestradores — lo amenacé y no iba de broma.
Volví a mirar donde estaba mi teléfono. Si me estiraba un poco más... Casi me dio una rampa en cada pie, señal de que dejase de intentarlo. Resoplé con indignación y volví a utilizar el método del chantaje.
— Va enserio — aseguré —. A no ser que prefieras llevarme a mi casa y lo dejamos todo arreglado.
Miré a Dani forzando una pequeña sonrisa y vi como colocó sus manos en la sien. Suspiró, lo que me dio a entender que no me haría ni caso.
— Señor dame paciencia — dramatizó llevando las manos a sus caderas.
Lo fulminé con la mirada mientras se creía gracioso sacudiendo la cabeza de lado a lado. Aún no me había acostumbrado al carácter de Dani ya que era un tanto peculiar. El día que lo conocí me dejó bien claro que no quería verme ni en pintura, y desde el día siguiente a eso me acribillaba a stickers y emojis absurdos cada vez que quería decirme algo. Supongo que me gustaba más el Dani que conocía ahora. Pero que me hubiese requisado el móvil en contra de mi voluntad no me gustaba.
— Será mejor que te cambies de ropa — me dijo, deleitándose mirando la prenda que llevaba puesta— Puerta de la derecha, los dos cajones de abajo.
Chasqueó los dedos haciendo una mueca con la boca y caminó animadamente hacia la cocina. Solté un gruñido de rabia y miré de soslayo mi móvil en las alturas. Maldito. Más bien enfadada, fui hacia la puerta que me indicó y al abrirla pude ver que se trataba de su habitación. Para mi sorpresa, estaba bastante ordenada. Hasta tenía la cama hecha. Avancé en línea recta maldiciendo en voz baja hasta el armario a mi izquierda y abrí el primer cajón. Ahí dentro solo habían mecheros y condones. ¿Pero qué coleccionaba este hombre?
Cerré el cajón sin ser demasiado brusca para no romperlo e intenté recordar sus indicaciones. Estaba entretenida pensando en cómo escapar de aquella casa y la verdad es que no le presté atención. Abrí el segundo cajón y encontré ropa, por suerte. No busqué mucho, cogiendo una camiseta sin mangas azul marino en la que ponía algo que no sabía que era en color blanco. Me quité el vestido junto con los zapatos y la deslicé por mi cabeza. Si estuviera en mi casa me habría quedado en bragas, pero pensando en la situación en la que me encontraba busqué unos pantalones también.
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FREE SOUL ©
Roman pour AdolescentsElla tiene un secreto, él tiene demasiados. Hay un secreto que los une. Pero un secreto malo. sinopsis dentro 🖤