☯ CAPÍTULO 12

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¿LO DE AQUELLA TARDE PODRÍA CONSIDERARSE ALLANAMIENTO DE MORADA?

ALMA

Drogas. ¡Drogas! Que Edu, Dani y Cara ¡Vendían drogas!

Las palabras de Edu se repetían en bucle en mi cabeza. ¿De verdad iba enserio lo que me estaba contando? Es que lo decía tan serio... Que yo diría que sí, por las caras.

Y lo del dinero... Tuve que hacer un esfuerzo para que no me petara el cerebro. En un muy corto plazo de tiempo había entrado en mi cabeza demasiada información, que si la venta de drogas, que si clientes insatisfechos, que si Leyna, que si dinero... aquello parecía de película.

Intenté centrarme en el problema de matemáticas que tenía delante, pero no conseguía concentrarme. En aquel momento odiaba a Edu y odiaba a Dani porque por su culpa me iban a suspender. Coloqué los codos bruscamente en el escritorio haciendo sonar un golpe seco, puse la cabeza de la misma manera entre mis manos, y por poco me estrujé los sesos.

Mi vista viajaba de la hoja al móvil, del móvil a la hoja y después al móvil otra vez. Aquella sensación de querer saberlo todo y a la vez no querer saber nada me estaba matando.

Como si el universo me estuviese escuchando, mi teléfono empezó a sonar indicando la llamada de Dani. ¡Dani! Pegué un salto de la silla que casi acabé en el suelo, cogí aire profundamente por la nariz, lo solté por la boca, y respondí intentando sonar serena.

— ¿Qué pasa?

Su voz no tardó en responder.

— Te necesitamos aquí y ahora. Ven a nuestro piso y te explicamos.

Colgó la llamada y me quedé con el teléfono a pocos centímetros de la oreja. Parecía serio, y Dani serio no me molaba un pelo. Vibró el móvil tras recibir la dirección y me vestí los más rápido que pude para salir de casa corriendo y esquivar a mis padres para no tener que dar explicaciones.

Su maldita casa podría estar más lejos, también. Me dolían los pies de caminar cuando ya casi me quedaba una calle y en vez de pararme a ver como tenía el pelo de mal me lo iba peinando a medida que pasaba por las cristaleras de los edificios. Mi mente tampoco dejaba de pensar. ¿Me llamaba para que me preparara para una carrera? Eso sería genial. Aunque claro, Edu me dijo que se encargaba él, no Dani.

El bloque de pisos donde me tuvieron secuestrada el día de la fiesta de Cara estaba delante mío, y no me hizo falta picar al telefonillo porque la puerta estaba mal cerrada y pude entrar sin problemas. Subí las escaleras a la velocidad del rayo, y al estar en el cuarto piso, Dani me abrió la puerta nada más aparecer en el mini rellano.

— Pasa.

Su sonrisa de siempre me tranquilizó un poco, porque después del tono de la llamada podría esperarme cualquier cosa. Lo saludé de vuelta con una sonrisa y caminé por el pequeño recibidor con él siguiéndome los pasos. Al llegar a la entrada del salón, no supe como tomarme lo que encontré.

Cara estaba sentada en el sofá con el pelo recogido en un moño, a su lado, Edu con el mismo aspecto de siempre. Y se podría decir que sus caras no mostraban mucha felicidad. Por detrás de mí se acercó Dani con una silla para que me sentara delante de ellos y al lado suyo.

— Hola — sonreí.

La rubia me devolvió el saludo lanzándome un beso mudo y Edu sólo se inclinó hacia delante para soltar lo más que me podían haber dicho ese día:

— Necesitamos que te cueles en una casa.

Mi mandíbula casi tocó el suelo y mis ojos casi se salieron de sus cuencas. ¿Qué acababa de decir? Esperaba haber entendido mal. Tragué saliva porque se me quedó la boca seca y pestañeé un par de veces.

FREE SOUL ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora