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La puerta de la habitación se abrió violentamente y los dos hombres junto a la mujer encapuchada entraron a toda prisa. Casi no entraba luz del exterior, salvo los violentos relámpagos que estallaban a intervalos regulares y hacian temblar los cristales de las ventanas. Las luces que brillaban fuera apenas alcanzaba para iluminar un poco las viejas maderas lustradas y las coloridas alfombras exóticas que adornaban el dormitorio.

—Ustedes dos monten guardia fuera en el pasillo. —ordenó DiMarco apartando bruscamente a dos de sus caballeros que hicieron el ademán de entrar al cuarto. —Que otro par haga lo mismo a los pies de la escalera, no quiero A NADIE cerca de esta habitación ¿Entendido?

Los dos hombres asintieron atemorizados y salieron al pasillo corriendo a toda prisa. El corpulento hombre cerró la puerta de roble de un golpe y solo quedaron tres personas en el pequeño cuarto.

—¿Paranoico? —preguntó Elektra con una sonrisa mientras se sentaba en uno de los sillones de terciopelo. —Te recuerdo que la contrainteligencia es mi especialidad. —comentó mientras observaba como DiMarco colgaba un pequeño amuleto del picaporte de metal. El artefacto mágico se iluminó con un resplandor dorado y de inmediato un hechizo de silencio selló por completo la puerta aislando por completo la intimidad del cuarto y sus ocupantes.

—Ahora vamos a hablar nosotros tres. —dijo el enorme guerrero volteandose. —¿Entendido?

El tercer jugador presente en la habitación se sentó asustado en la cama. Su pequeño sombrero de estudiante se había perdido durante el tumulto y la calva reflejaba los colores del atardecer. —Si... si señor. —respondió temeroso.

—Ya que hemos invertido tanto oro en asegurarnos su colaboración. —comenzó a decir Elektra cruzándose de brazos. —Será mejor que la información de la que dices disponer lo valga.

Mientras tanto el Capitán DiMarco había encendido las luces del cuarto. Colocó el candelabro de plata sobre un exquisito mueble aparador y luego corrió las cortinas de modo que nada pudiera verse desde fuera, finalmente arrojó un par de troncos a la chimenea y pronto la estancia quedó agradablemente iluminada.

—¿Alguna noticia de Su Majestad? —preguntó el guerrero. Elektra sacudió la cabeza. —Solo la confirmación de la orden de no abandonar la ciudad y esperar instrucciones.

DiMarco asintió y se volvió hacia el aprendiz de erudito. —Será mejor que nos diga hora eso tan importante que tiene que decir. —exigió.

—Creo... —comenzó a tartamudear el hombre. —Creo que en la Plaza se activó un Artefacto. —dijo.

Elektra abrió los ojos asombrada. —¿Un Artefacto? ¿Está seguro?

Había comenzado a llover y las gotas golpeaban tras los cristales opacos. El viento hacia crujir las vigas del techo y mas de alguna teja floja estaria volandose en ese momento.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó el guerrero.

—Nuestra clase tiene una afinidad especial con la magia, no del tipo que utilizan los magos o hechiceros...nosotros no manipulamos la energía mágica directamente, pero estamos entrenados para ver su fluir y resonancia, por eso pude sentir eso.

—¿"Eso"? —preguntó Elektra.

—Una oleada de poder mágico que se desató como una bomba. Alguien debió de activar un objeto muy poderoso en la vecindad de la Plaza, la explosión de energía mágica aún retumba entre las laderas de las montañas alrededor de Mir, todavía puedo sentir sus ecos...

Los dos oficiales de alto rango del Imperio intercambiaron miradas de preocupación. —Esto no me gusta nada. —dijo el Capitán. —Un objeto de poder en manos de un bando desconocido...

Folded Dreams 1 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora