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—Duval no solo nos va a matar... va a clonar el poco material genético que quede de nosotros y va a abortar a cada uno de los fetos. —dijo Dante cayendo de rodillas sobre las piedras mojadas.

Karina pudo controlarse un poco mejor y volvió a ponerse las gafas de visión nocturna. —No puede ser...—exclamó. —¿Es una ilusión? Es imposible que haya desaparecido así sin dejar rastros...

Tras examinar minuciosamente aquella especie de cueva y los alrededores Karina volvió hasta la roca donde Dante y Diógenes esperaban sentados. —Nada. —dijo pateando un pedrusco que rodó hasta el cauce del arroyo. —Ni siquiera una maldita huella. —dijo.

—Mierda. —exclamó Dante. —Esto... esto no puede estar sucediendo.

Diógenes se aclaró la garganta y el joven se acordó de su situación. —Lo siento —dijo mientras quitaba la venda que cubría los ojos del jugador y comprobaba que Karina se había quitado el equipo moderno. —Creo que esto ya no es más necesario dadas las circunstancias.

El jugador abrió los ojos, pero dada la oscuridad que reinaba en aquella especie de cueva parecía no haber cambiado nada tuviese o no los ojos vendados. —Por lo que escucho no son buenas noticias. —observó pensativo. —¿Qué es lo que ha desaparecido.? ¿Acaso...?

—Nuestra carreta. —contestó rápidamente Dante. —Nuestra carreta ha desaparecido. —dijo mirando a Karina.

Diogenes sacudió la cabeza. —Así que la "carreta" en la que han llegado hasta aquí ha "desaparecido" misteriosamente... ya veo. —dijo pensativo.

Karina se sentó junto a ellos y suspiró. —No lo comprendo. —dijo. —¿Como han podido llevarsela...?

—Sea como sea, es inútil preocuparse por eso ahora. —respondió Dante.—Se la han llevado pero nosotros tenemos que salir de aquí de una forma u otra.

Antes que pudieran decidir el siguiente paso a seguir, el jugador llamado Diógenes caminó hasta el lugar en donde habían dejado el ahora desaparecido caza y observó atentamente el terreno. —Que ha desaparecido, eso es indudable. —dijo sacudiendo la cabeza —Pero dudo mucho que "alguien" se la haya llevado.

Karina y Dante cerraron sus interfaces y miraron extrañados al jugador. —¿Que? —preguntó la joven a las que repentinamente le volvieron las ganas de sacudirlo en el aire. —¿Qué quieres decir?

Diógenes se acuclilló y señaló el cauce del arroyo. —Teniendo en cuenta la geografía de la zona y la tormenta que hace unas pocas horas se desató sobre la ciudad... si, estoy completamente seguro que esa es la solución a este enigma.

—¿Que... que estas tratando de decir? —preguntó Dante.

—Que su carreta ha sido arrastrada río abajo por una crecida repentina. —explicó Dante señalando en la dirección hacia donde fluia el río. —Si no ha quedado atascada a mitad de camino, cosa que dudo por la violencia con la que suele haber crecidas en esta zona, muy probablemente se encuentre ahora en las profundidades del lago que hay al pié de la cascada del Ermitaño, lo siento mucho. —dijo haciendo una reverencia hacia la joven que lo miraba estupefacto.

Dante y Karina volvieron a mirarse. —Bueno ¿Qué opinas? —preguntó Dante.

La joven Teniente se acercó a una de las paredes de aquella cueva y tocó la piedra con sus manos. —Las rocas están mojadas incluso a unos dos metros de altura. —dijo examinando la superficie húmeda. —Es... es posible que algo así pudo haberse llevado al...

—A la carreta. —la corrigió rápidamente Dante. —Si, yo también creo que esa explicación es la más lógica.

Karina ya había tomado una decisión, pero mantuvo la cabeza fría y miró a su compañero mientras se cruzaba de brazos. —¿Qué hacemos ahora? —preguntó.

Folded Dreams 1 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora