Kávé Édes

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Oikawa Tooru subía las escaleras con pasos tranquilos, siguiendo al chico de extraña cabellera que acababa de conocer, sintiendo la forma en que su corazón se desbocaba al percibir el aroma del Alfa. Su Omega interior gruñía y se regodeaba con cada toma de aire por parte del chico, el perfume que llenaba sus pulmones fungiendo como estimulante para sus hormonas descontroladas.

─¿Creen que deberíamos preocuparnos un poco más por ese pobre chico? ─pregunta Iwaizumi a Bokuto y Akaashi, que se encuentran recostados contra el mostrador frente a la caja que atenida el chico─. Kuroo está actuando extraño con él.

Era de esperarse que su mejor amigo, Bokuto, saltase en su defensa, sus ojos resplandeciendo con toda la emoción de la que se veía capaz. Iwaizumi deseó sostenerle la mirada uno segundo más, soportando la abrumadora calidez que desprendía, hasta que la boca del chico por fin se abrió, dignándose en soltar unas cuantas palabras:

─Estoy seguro de que estará bien ─aseguró mientras alcanzaba la libreta para tomar ordenes del café─. Kuroo no es una mala persona, él no haría esto si no estuviera interesado en Tooru.

Al mismo tiempo en que Iwaizumi enarcaba una ceja, Bokuto dejó de observarlo para concentrarse en Akaashi, pasándole la libreta como si se tratara de un tesoro sumamente importante para él.

─Vamos, Akaashi, eres el mejor para atender en esta situación.

Suspirando con cansancio, decidió cumplir con la petición de Bokuto en total silencio bajo el escrutinio de la mirada de Iwaizumi, que había pasado a adoptar una postura más cerrada con los brazos cruzados sobre el pecho, los músculos notándose incluso debajo del uniforme del trabajo.

─Deje que disfrute de la velada, Iwaizumi ─pide Akaashi con voz tranquila mientras pasa frente a él─. Ya hablaremos con él más tarde.

Cuando parece que las cosas se han calmado para el Alfa, Akaashi emprende su trayecto hasta la segunda planta que se encuentra adecuada para una cita preparada por el chico favorito de Karrell Bleacker. Velas y música tranquila que resuena por los altavoces en lo alto de la estancia, envolviendo a la pareja principal en un cálido ambiente al encontrarse en la mesa central.

Akaashi se da unos pocos segundos para comprender el lenguaje corporal de Kuroo, deseando descubrir alguna pequeña grieta sobre su impecable apariencia, una fisura alrededor de su sonrisa que le demuestre que, en realidad, solo se encontraba jugando de nuevo con las expectativas de chico.

No encontró nada de eso.

Kuroo parecía tan inmerso en la conversación que mantenía con Oikawa que a Akaashi le resultó algo molesto pensar en interrumpir para preguntarles si ya habían seleccionado algo para la noche. En realidad, Akaashi deseó conseguir un poco más de tiempo para continuar admirando al hombre que sentando al lado opuesto de la mesa, sorprendido aún por la ternura con la que observaba al Omega frente a él.

Akaashi se preguntó cuál sería la expresión de Oikawa, ya que no podía ver más que su espalda.

Mordiéndose la lengua para reaccionar, consigue ponerse en movimiento hasta que sus pasos lo llevan al costado de la mesa que debe atender, llamando la atención de ambos chicos mientras se arma con el bolígrafo abierto y la página en blanco frente a él.

Deparó en el rostro sonrojado de Oikawa, en las orejas rojas de Kuroo y la forma en que ambos apartaron la mirada uno del otro mientras le dictaban sus ordenes a un aparentemente sereno Akaashi.

Algo extraño estaba ocurriendo en la segunda planta del café, ese fue su pensamiento mientras bajaba de dos en dos las escaleras hasta llegar a la cocina vacía, apresurándose a preparar las ordenes mientras sus compañeros iban apareciendo poco a poco para ser guiados con instrucciones simples.

Cuando se encontró preparada la orden, Akaashi se acercó con la bandeja cargada hasta Iwaizumi, que parecía al fin tener un momento para respirar desde que él había ingresado a la cocina. Con un ademán consiguió sacar del lugar al chico para intercambiar roles.

─No me creerás a menos que lo veas tú mismo ─susurra al muchacho antes de pasarle la orden─. Toma tu tiempo, ellos ni siquiera se fijarán en ti si te quedas en la puerta.

Iwaizumi tardó poco en alejarse, perdiéndose entre las mesas que se iban llenándose con más y más Omegas llenos de emoción.

Akaashi dirigió su vista el frente entonces, encontrándose con el moderado escenario de todas las noches, a sabiendas de que las pesadas cortinas todavía escondía al Alfa que se presentaría para su público de Omegas extasiados.

Eʟ Cᴀғᴇ́ Dᴇ Cʟᴇᴀʀᴋᴇ ♪KᴜʀᴏOɪ♪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora