Aprender un idioma diferente en un país donde el español es el dominante, no es un reto fácil, incluso cuando hablas un inglés no tan básico como yo servirá nada más que para sacar buenas notas en esa materia. Sobre todo si es obligatoria en la universidad, en donde la mayoría que quieran graduarse debía realizar los Niveles. Es como si te dijeran: ‘lo tomas o lo tomas’, no hay escapatoria, pero me gustaba, así como el curso de literatura que estaba cursando.
Segundo semestre, ninguna materia perdida y había hecho unos pocos amigos. Nada mal para mí, porque en el colegio era otro cuento.
Irónico, ya que había perdido español los últimos años y ahora estaba estudiando esa misma materia. «Ja - ja, la vida se me está riendo en la cara».
Como sea, el nivel de inglés comenzaba un sábado por la mañana, lo sé, tortuoso. Toda la semana madrugando para que el fin de semana también te tocara seguir como si no tuvieras descanso alguno.
Llegué temprano, siempre lo hacía las primeras clases, pero luego algo en mí se hacía más perezoso y me obligaba a levantarme tarde, y eventualmente, llegar tarde. Pero ese primer día no, llegué justo faltando quince minutos, lo que debía de ser un record en mí. (Apostaría que mi profesor de Seminario se sentiría orgulloso si se enteraba).
No me senté tan adelante, para no parecer ansioso, así que me puse al final. Los minutos transcurrían con lentitud, casi una eternidad hasta que más almas entraron al salón. Me había puesto a escuchar música, la canción era en inglés y a un volumen alto en los audífonos.
‘Well, there's a million other girls who do it just like you, looking as innocent as possible to get to who they want and what they like It's easy if you do it right.
Well, I refuse, I refuse, I refuse.’
Las sabias palabras de los de Paramore, y su tema Misery Business, que era mi favorito y no paraba de escucharla por la hermosa voz de la cantante Hayley Williams.
Algunas veces me preguntaba si la letra tendría el mismo significado para los de allá, que para nosotros que hablamos español. Porque traducido sería algo más o menos así:
‘Bueno, hay un millón de otras chicas iguales a ti, luciendo tan inocente como sea posible para obtener lo que quieren y lo que quieren está fácil si lo haces bien.
Bien, entonces me niego, me niego, me niego.’
Tomando en cuenta varias cosas, descartaría de mi lista Para-Hacer, ser traductor de canciones.
Cuando la pista se estaba acabando, escuché un murmullo que pasó por todos mis compañeros. Ellos habían saludado a alguien. Me retiré los audífonos de los oídos y los guardé en el maletín.
“Good morning to everyone –dijo la profesora, que entró al salón llamando la atención de todos, porque era bonita, con cabello negro y largo, piel color caramelo suave y una sonrisa encantadora–. My name is Claudia and…”comenzó a decir un montón de información acerca de ella, del curso, y al final, como siempre era normal en cualquier primera clase de inglés: la presentación personal de cada uno.
Con seguridad yo estaba preparado, porque hablar en inglés era sencillo, lo complicado era saber que decir.
Cuando tocó mi turno, me levanté de la silla, cosa que todos estaban haciendo y hablé lo mejor que pude: “Hi, teacher Claudia. Well, my name is Adam, last name Valdez. I'm from Colombia. 17 years old I am. I like to read, listen to music and… –yo no quería decir lo que seguía, pero era casi un requisito que estaba poniendo la profesora a recitar–. I’m single.”
ESTÁS LEYENDO
Forevah, yours ©
Teen FictionAntes que nada: esta obra está registrada en la Dirección Nacional de Derechos de Autor Colombia. Y tengo todos los derechos reservados. Es una historia de amor contemporánea que se da en la ciudad de Cali. Teniendo por protagonista a Adam Valdez, j...