“Cuéntame más, parce.” Dijo mi amigo, Pipe, emocionado como por trillonésima vez en esos últimos cinco días.
“Eso fue todo. No pasó nada más después de McDonald's, porque Kayla se molestó por esa barrabasada que hizo el novio de la profesora de inglés.”
“Eso debió de haber sido bacano –yo lo mire desconcertado por un momento–. Hmm, quiero decir que ojalá ella hubiera estado allá y lo hubiera descubierto –luego se detuvo, como si otra idea en su cerebro hubiera cobrado vida–. Pero, entre ella y vos… ¿nada de nada?”
“Nada de nada.”
Aunque me hubiera gustado al menos tener su número, e-mail o lo que fuera, pensé.
“Y su prima, ¿estaba buena?”
“¡Shhh! –Nos chistó la compañera que estaba al frente de Pipe–. Dejen leer en paz.”
“Sí, sí, Nerdy, lo siento, Marry.” Mi amigo le respondió. Me reí por lo bajo y seguí con los ojos fijos en el libro que teníamos que estar leyendo en ese momento–. La ciudad y los perros, ¿no podríamos leer algo más ligero?”
“Creo que esto es ligero,” dije, intentando pasar la página 45, sin embargo mi mente estaba concentrada en otras cosas, y mi intuición no me decía nada de quien era la voz que había gritado: (Canta cien veces 'Soy un perro' con ritmo de corrido mexicano), y todo lo que pasaba en ese lugar, que no recordaba quien era el Esclavo, o quien era el Jaguar o lo que sea. Tomé aire y cerré el libro de pasta dura–. “Creo que me siento enfermo,” comenté.
"Sí que crees mucho, parce. Y a propósito, no, no lo estás –dijo Pipe que puso un separador entre sus hojas, lo cual significaba que estaba dispuesto a hablar bastante–, por lo que creo que quieres que sea Sábado para verla."
“Maybe, maybe not.”
“A mí no me hables en inglés, que no se ni siquiera como decir ‘cállate’.”
“Shut up, listo, ahí lo tienes, oh, y ahora que me acuerdo, pienso que a Megan le caerías bien. Ella… tampoco entiende inglés.”
“Genial –sonrió suspicazmente–, podríamos hacer una doble cita. Tú con Kayla, y Megan conmigo, pero todavía no me has contado si esta buena o no.”
“Ay, Dios. Pues que te lo diga ella misma, ven a la clase y le hablas, la conoces y te aburres, punto, y así me dejas de aburrir con tanta preguntadera.”
“Uh… cuidado me pegas, parce...”
“No es eso… solo que tienes razón.”
Eso pareció sorprenderlo y bastante, de vez en cuando acepto que él está bien, ya quería que fuera sábado de una vez.
“¿La tengo?… por supuesto que sí, tu sabes, pero, ¿en qué tengo la razón?”
Sonreí, “en nada.”
Antes de que él pudiera responder, la maestra se levantó de su asiento, y con una mirada severa alzó la vista a Pipe y sonrió casi con malicia. En cambio él tragó saliva asustado:
“Señor López, venga un momento, por favor.”
La cara de Pipe estaba tan roja como una manzana; pero muy a su manera se levantó de su asiento y su cuaderno se precipitó al suelo. Intentó levantarlo, pero cayeron sus lapiceros de colores y su libro.
“¡Por favor, señor López! Deje eso ahí y venga al tablero. Su amigo, el señor Valdez podría levantarlo, por supuesto si no es ningún problema para él, ¿acaso lo es?”
“No, señora,” esperé a que Pipe llegara al tablero para que yo levantara las cosas.
“Lo tenían bien merecido,” dijo casi en un murmullo Marry, que solo yo la escuché.
“¿Por qué no te callas?” Lo dije un poquito más alto de lo que tenía planeado y todo el salón quedó en silencio.
La maestra se acomodó las gafas en su rostro y me miró como si le hubiera dado una bofetada.
“Señor Valdez, ¿me estás pidiendo que me calle? Que insolencia, que insolencia –lo dijo con una voz casi herida, pero su rostro ya se había calmado, y parecía un reptil a punto de saltar por su presa–. Venga usted también al frente. Haremos un examen oral y con respecto a las respuestas que ambos me den, así será la calificación para todos.”
Todo el salón comenzó a revelarse, pero la profesora con un simple gesto de su mano hizo que las voces más molestas se silenciaran. Ella podía hacer eso, no porque tuviera poderes o algo por el estilo, sino porque le teníamos miedo.
“Otro ruido de insolencia y les calificaré sobre tres punto cero, y las preguntas no serán tan fáciles como las tengo planeadas, ¿entendido? Así que señor Valdez, lo estamos esperando.”
FIN DEL VIERNES.
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Forevah, yours ©
Teen FictionAntes que nada: esta obra está registrada en la Dirección Nacional de Derechos de Autor Colombia. Y tengo todos los derechos reservados. Es una historia de amor contemporánea que se da en la ciudad de Cali. Teniendo por protagonista a Adam Valdez, j...