Creía que un poco de inglés podría subirme el ánimo, después de esa desastrosa actuación el viernes. ¿Quién rayos iba a saber por qué se decían nombres de animales entre ellos? O ¿por qué esa obra era conocida como un clásico contemporáneo de la narrativa hispanoamericana? Esas y más preguntas que ni idea de las respuestas la profesora se atrevía a preguntar. Pipe no fue de mucha ayuda, ya que solo se quedó con una simple respuesta única: No lo sé.
Y ni hablar de las reacciones de mis compañeros al final de clase, que se veían como buitres a punto de sacarte los ojos.
Pero al menos algo nuevo pasó, la Perfecta Marry tuvo su primera nota mala por debajo de uno, y a decir verdad, ella se lo buscó o ¿no?
Recuerdo a Pipe diciéndole en voz baja a ella, “Marry, Marry, Marry, gracias por todo, en serio, sin ti, jamás hubiera pensado que esta clase era más que leer textos de escritores españoles, sino también de malas notas para chicas metidas. Gracias, en serio.”
Ella estuvo a punto de pegarle un golpe en la cara, pero se contuvo y se fue, sin nada más que eso.
“Sí que es rara.”
“No, no lo es –no sabía por qué la defendía, pero me parecía lo correcto–. Cada cual es como quiere ser, o como le tocó. Así que lo mejor sería que la dejáramos en paz, quizás ella hará lo mismo con nosotros.”
“O contra nosotros… –se encogió de hombros incomodo, por la mirada de reproche que le estaba haciendo–. Bien, si tú lo dices... –luego sus ojos brillaron y sonrió–. Entonces, ¿nos vemos mañana?”
“¿Mañana?”
“Sí, para la clase de inglés, me dijiste que fuera, que de pronto Megan aparecería allá.”
“Dije de pronto, porque la vez pasada iban a salir, pero nada me dice que ella vuelva. Quizá se sienta un poco avergonzada por gritarle al novio de la profesora.”
Al final Pipe se despidió sin darme una respuesta clara de si iba a ir el próximo sábado o no, pero ahí estaba él, sentado en primera fila, junto a la ventana. Vistiendo sus pantalones cortos de color blanco, su camiseta de rayas blancas y azules, y un par de tenis Converse.
Cuando lo vi, supe que no debí de haberle dicho eso. A veces era muy impulsivo con las cosas que se decían.
Entré al salón a la hora correcta, sin retrasarme como siempre lo hacía. Aunque estaba más lleno de gente que antes. Me senté en el asiento de la anterior clase y puse mi maletín en el de al lado, esperando que Kay se sentara en él.
Ella entró, con su maletín colgado al hombro, y su sonrisa reflejaba tranquilidad. Al verme, sonrió agradecida, porque ya todos los asientos de al frente estaban ocupados, y el que ella había cogido la anterior clase, lo ocupaba mi amigo.
“Hola,” me saludó.
“Hola,” le dije, no aguantando las ganas de sonreírle.
Se veía hermosa.
Había peinado su cabello en una cola de caballo alta, dejando el flequillo de lado. Traía un par de aretes con forma de estrellas, y un collar con una cadena muy fina en el que colgaba un medallón en forma de nota musical. Vestía un par de jeans grises ajustados y una camisa sin mangas de color verde limón, combinadas con unas sandalias a juego.
“Te ves-,” comencé a decir, pero la profesora me interrumpió, o mejor dicho, interrumpió a todo el salón que estaba hablando.
“Pay attention, guys. Today we're going to learn how to say the verbs in past, their uses and more, so, open the page number 26.”
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Forevah, yours ©
Novela JuvenilAntes que nada: esta obra está registrada en la Dirección Nacional de Derechos de Autor Colombia. Y tengo todos los derechos reservados. Es una historia de amor contemporánea que se da en la ciudad de Cali. Teniendo por protagonista a Adam Valdez, j...