Prologo: Carta de Adele Herondale-Morgenstern

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El mundo es un lugar cruel, un lugar odioso. Esa es la única y constante realidad.
No podemos culpar a los demonios de todo lo malo que ocurre, o darle a los ángeles todo el mérito por las pocas cosas buenas que ocurren en este estercolero al que llamamos "nuestro mundo". 

A mi entender, los ángeles que "mi raza" adora son exactamente iguales a los demonios mayores contra los que "mi raza" lucha.  Son el mismo perro con distinto collar. 

Pero los humanos son demasiado idiotas y ciegos para verlo. Les gusta tener a alguien al que dar las gracias cuando todo va bien, alguien al que culpar cuando todo se tuerce y va fatal, y alguien a quien rogar para que les solucione sus problemas, cuya solución solo está en sus manos y en su cabeza 

No se dan cuenta de que los únicos culpables de la dicha que celebran y de la desdicha que lloran, son ellos mismos. 

No podrán evolucionar hasta que se den cuenta .

Por eso, querido príncipe azul, he tomado mi determinación. Ahora está en tu voluntad si unirte a mí, o seguir al rebaño. 

Un beso. 

 Adele Herondale-Morgenstern

Posdata: No le digas a mi hermano que te he escrito.




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Bueno...¡hola! 

Esta es una historia que he estado pensando en escribir desde hace mucho, y para mí es un honor que hayas leído este prólogo. 

Solo quería pedirte un pequeño favorcito, cuando leas esto, ¿podrías decirme por los comentarios si quieres que la siga escribiendo o no? Muchas gracias por adelantado <3

Con cariño, Carmen Herondale


A New starter, a New  ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora