Capítulo 11

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⇢  Peu importe le temps qui passe, je vais continuer à me moquer. ❞

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YoonGi llegó finalmente como había previsto, no demorándose casi nada, con urgencia de llegar a ver a su pequeño novio. Había dejado a la mayor por nombre SuRan muy frustrada y molesta al haberse ido de esa forma, a parte de dejarla terminando la composición. Y probablemente sin él la contraria era una total inútil.

— Jimin, bebé, ya estoy aquí. — le dio una enorme impotencia el ver al chico que amaba en ese estado, aún más después de no estar recibiendo ninguna explicación, ni el causante de uno de los peores trances de su pequeño.

JiMin seguía retorciéndose, llorando con fuerza, diciendo aveces pausado u otras continuamente que le dolía ¿Qué le dolía? Min estaba alarmado, Agust sólo observaba, porque no es que supiera lidiar con esa situación.

— É-él é-él v-va a v-volver ¡no, no, no, no! — grito negando rápido con su cabeza llorando agitadamente.

Entonces, YoonGi cayó en cuenta de algo grave, el cuello del mayor tenía dos casi gruesas líneas de quemadura de alguna forma, miró ido a la situación, y la furia se hizo notar, sin embargo abrazó con todo su cariño a su novio, arullandolo, susurrándole, y besando sus mejillas.

— Todo está bien, él ya no esta, bebé, mi amor, yo estoy aquí, él no vendrá, amor, soy yo, Yoongi Hyung, estoy contigo. — murmuró suavemente acariciando sus acaramelados cabellos de color rosa.

— ¿Y-Yoongi Hy-Hyung? — murmuró la mirada del menor se dilató, y las lágrimas ya no eran tan continuas. Pero el miedo y el temblor de su cuerpo no paraban.

— Si, cariño, soy yo, estoy contigo. Ya no llores bebé, él no vendrá, ya no. — murmuró.

— H-Hyung. — Sus palabras entrecortadas dieron paso a reflejar evidentemente lo que el menor de todos allí sentía, se escondió en el cuerpo de YoonGi, sin salir de su trance aunque no tan fuerte como antes.

Y, al acabar por completo, los pequeños ojos del menor se cerraron instantáneamente, desmayándose sin antes recibir un dulce beso sabor a miel.

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Park se encontraba descansando en la habitación, sin embargo, hermanos se miraron atentamente, uno más furioso que el otro, porque la verdad era que al contrario muy poco llegaba a importarle tal situación.

— ¿Y bien? ¿Qué mierda sucedió para que Jimin acabara de esta forma? — espetó, su mirada gatuna totalmente penetrante y sus pupilas volviéndose dos púas inmediatamente.

— Lo llevé a la prisión dijo que quería ver a alguien...no me acuerdo quien era. — dijo indiferente, con una paleta en la boca, de donde sobresalía tan solo el pequeño y a la vez alargado palito blanco. — él me lo pidió, así que lo hice. ¿Algún problema?.

— Y ahí vas tú y le haces caso, joder Agust. ¡Jimin no puede ir a ver a su padre! Ya ves lo que ha pasado, mierda, algo así no tiene que volver a pasar ¿me escuchas Agust?. — habló furioso. — nunca más le hagas caso a sus peticiones, por más que quiera, este tipo de cosas van mal.

— No es mi problema Yoongi, pero si eso ordenas, bien. — rodó los ojos exasperado, sus antebrazos picándole por hacer algo indebido en atentado consigo mismo.

— Cualquier cosa que Jimin te pida de este estilo, no le hagas caso. Jamás. — ordenó con su mirada no demostrando nada más que indiferencia y enojo.

— Bien. Ya largo. — espetó.

Cuando YoonGi estaba a punto de irse el rubio habló por última vez. — Te recomiendo dejar de ser tan estúpido, Min YoonGi, y prestarle más atención a tu pareja y no pasar tanto tiempo con la puta de tu trabajo, todo se arruinará si sigues así.

— Sí le presto atención.

— Pero una vez a la mierda. Te digo de ya, que esa cosa se está cansando, y una de las razones de su agobio es que no estás nunca con él, y esa puta con la que trabajas, va a arruinar tu relación, Jimin ya tiene inseguridades. Vas a terminar jodiéndolo dejándolo solo de esa forma. — Habló ronco, con los dientes apretados porque a pesar de el acontecimiento reciente que era algo completamente distinto, había estado viendo el comportamiento de su hermano.

El contrario no dijo nada, marchándose, pero pensando una y otra vez en lo que el rubio nívea le había dicho, ¿JiMin tenía inseguridades? ¿Por qué él nunca lo supo? ¿Por qué?. Joder, había estado ciego, todo tenía sentido. Y se sentía inmensamente como la peor mierda del mundo al hacer sentir así a su menor, a su novio.

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Agust a penas le dejaron solo, cerró la puerta de su habitación con seguro, y sin controlarse, navajeó uno de sus brazos una vez viendo como la sangre caía, el descontrol maniático lo estaba desbordando de la mierda natural en la que vivía, las pastillas no parecían servir a tal punto, aunque debió asumir que su cuerpo siempre había sido inmune a las reacciones químicas de tales cosas. Venía del electrocutamiento que sufrió en entrenamiento a ser asesino.

Guardó la navaja de doble filo en su chaquetón largo de color azul oscuro junto a las otras dos que había comprado, y unas dos pistolas a cada lado del mismo, nada se notaba.

Rió de la forma más espeluznante que alguien podría ver y se echó hacia atrás su sonrisa de cuchilla se hizo notar a penas abrió la boca, sus ojos con su pupila totalmente hecha una púa, tronó sus dedos.

Salió de la casa de un salto, y a unas cuadras más allá degolló a una persona sin remordimiento alguno, riéndose y abriendo sus ojos de una forma aterradora. Observó todo desde un techo de una casa, y se dio vueltas sobre éste, tambaleándose a propósito, disfrutaba matar, disfrutaba ese mar carmín que corría cuando veía a todos los cuerpos inertes a su alrededor. Su vista tal cual gato, se giró inmediatamente a un punto en específico, un grupo de estudiantes, tres chicos. Sin pensarlo mucho, salto al otro techo de la casa que seguía, y saltó al suelo cayendo de forma tranquila. De pie.

Fue directamente a ese grupo y sin esperar más sus tres navajas doble filo en un abrir y cerrar de ojos estaban todas encajadas en el punto exacto de cada corazón —para nada latiente en esos momentos— de los jóvenes.

— Gargantas y cuerpos que se abren y amplían, con tal de derretir un corazón muerto, tragándose la vida sin prisa, sacando los ojos. — sonrió de lo peor.

Limpió una gota de sangre que había caído a su mejilla, e intacto como estaba regresó a su habitación en la casa de su hermano mayor.

Sintió que lo observaban, no se detuvo, pero sonrió divertido, sus colmillos afilados cuales cuchillas le erizó la piel, a quién le observaba.

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SpaceChim

永遠の - ;; Mon bel ange | YoonMin, 2TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora