5. Funcionará

2.8K 250 26
                                    

—Dijiste que no te importaba dormir en el suelo —la rusa se encogió de hombros y se sentó en la cama de la pequeña habitación.

—Y así es —afirmó él—, solo me preguntaba si era lo que querías.

—No exactamente, pero te lo mereces por haber besado a Peggy.

Steve la miró avergonzado y se llevó ambas manos a la cabeza.

—Lo siento, me dejé llevar —dijo—. Pero en mi defensa, no sabía que estabas aquí y además me habías friendzoneado antes de irte.

Todavía le daba pena lo de hace dos semanas, cuando le confesó a Nat que la amaba y ella inmediatamente le respondió recalcando la palabra amigo.

—Eso también te lo merecías —repuso—. Tú también me lo hiciste a mí.

*Flashback, 2014*

—Sabes, es difícil confiar en alguien cuando no sabes quién es realmente —le decía Steve.

—Sí... ¿Qué quieres tú que sea? —preguntó ella, con mucha curiosidad.

—¿Qué te parece una amiga?

Natasha soltó una pequeña risa, sin nada de gracia.

—Hay una posibilidad de que estés en el negocio equivocado, Rogers.

*Fin del flashback*

—Bueno recién estaba empezando a confiar en ti —se defendió Steve—. ¿Qué esperabas que respondiera? ¿Amante?

—No, pero entonces pudiste decir "alguien en quien puedo confiar" no la palabra "amiga" tan fríamente.

—Actualmente eres la persona en la que más confío —afirmó—. Además, eso fue hace nueve años

—Tengo buena memoria —dijo Natasha, sonrió internamente al recordar lo que había pasado minutos antes de eso, en las escaleras del centro comercial.

—Te recuerdo que lo tuyo con Bruce fue hace menos tiempo.

—Sí, hace ocho años, ¿te recuerdo hace cuánto besaste a Peggy?

Él suspiró:—Tú ganas. No me quejo de mi lugar en el suelo.

Nat asintió y se colocó bajo las sábanas lista para dormir. Antes de apagar la lámpara que iluminada la habitación, observó al soldado acomodándose en el suelo y no pudo evitar reír.

—Te estaba molestando, Steve, no te haré dormir ahí.

Él sonrió y dio la vuelta para acostarse en el otro lado de la cama, a una distancia considerable.

—Aunque si no vas a abrazarme mejor regresa al suelo —repuso la peliroja.

—No quería empujar mi suerte —murmuró, mientras rodaba hasta llegar a ella.

Natasha se acomodó en sus brazos y le sonrió:—¿Con cuántas mujeres has estado así? Sé honesto conmigo.

—Antes de ahora, ninguna —respondió Steve—. Y siempre soy honesto.

.-.-.-.-.-.
.-.-.-.-.
.-.-.-.
.-.-.
.-.
.

—¿Cuáles son los planes para hoy, Capitán? —preguntó Nat mientras salían del lugar y comenzaban a caminar nuevamente por las aceras de Nueva York de 1947.

—¿No es obvio? Buscar empleos, eso si queremos comer y no dormir en la calle.

—Me recuerda a nuestros años como fugitivos.

—Fueron duros.

—No todo fue tan malo —ella dejó de caminar y lo miró.

Steve también se detuvo y le devolvió la mirada, comprendió que se refería a la corta relación que tuvieron.

—¿Recuerdas que lo nuestro no funcionó en el pasado porque estábamos muy ocupados y la relación no era la prioridad de ninguno de los dos?

Natasha asintió.

—Ya eso cambió —repuso Steve—, el mundo fue salvado, eres mi prioridad ahora.

Ella lo tomó de la mano y acortó la distancia entre ellos.

—Por eso ahora esto va a funcionar.

Se besaron. Ambos se morían por hacerlo y estaban muy satisfechos con los resultados, recordaron lo felices que son cuando están juntos, y lo mucho que extrañaban esto.

Sintieron como sus vidas pasadas quedaban atrás.

—Te amo —dijo Steve.

—Qué mal que tuviera que morirme para que te dieras cuenta —bromeó ella.

—Según mis cálculos tú te diste cuenta cuando pensaste que no nos volveríamos a ver nunca.

—Solo sé... —lo besó—, que yo también te amo, y no solo como amigo.

<<Al fin>> pensó Steve.

—¿Eso quiere decir que oficialmente somos algo más? —preguntó.

—Novio y novia, si estás de acuerdo.

—Lo estoy —sonrió y la abrazó—. Oye no tiene que ver, pero vamos a necesitar identidades nuevas si queremos que nos contraten en algún lugar.

—Oh, yo me encargo —dijo la rusa—. Es mi especialidad, en cualquier año.

.-.-.

Durante el día tomaron caminos separados, Steve fue a investigar dónde podían encontrar empleos, y Natasha fue a conseguir identidades falsas. Unas cuantas horas más tarde se reencontraron en el lugar que acordaron.

—¿Qué conseguiste? —preguntó Steve, la peliroja le entregó un par de identificaciones—. Natalie Rushman, y yo soy... Stephen Clak. Wow.

—¿No te gusta tu nombre?

—Suena bastante convincente para mí, buen trabajo.

—Sigo pensando que te reconocerán, Rogers.

—No me veo igual que en el 45.

—Supongo que no, ¿cómo te fue? —preguntó—. ¿Qué trabajos habían disponibles?

—Bueno acordamos que queríamos algo que ayudara a los demás y no involucrara peleas... Encontré un par de ofertas, vayamos a cenar y te contaré.

—¿Ir a dónde, con cuál dinero?

—Hice una pequeña apuesta sobre un partido de fútbol —confesó Steve, avergonzado—. Ya sé que fue trampa, pero necesitamos pagar un lugar donde dormir y en ningún trabajo nos iban a pagar por adelantado...

—No voy a juzgarte, Rogers —rio—. Cálmate.

—Se sintió mal.

—Salvaste el mundo hace menos de un mes y fuiste digno del martillo de Thor, ¿recuerdas? Ahora vayamos a comer, muero de hambre.

Otra vida [Romanogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora