Notas perdidas: Sonrojos de sangre.

17 4 0
                                    

3ra parte de Notas perdidas.

Mis ojos te observan desde lo lejano, viendo como tus mejillas se llenaban de lágrimas por aquél imbecil que siempre te hace daño, todos los días te maltrataba sin parar, cada día que pasaba me contabas más y más problemas que con él soportabas.

¿Por qué no lo dejas ya?

Estas tan profunda en él, que estas cegada por un amor tan tóxico como la locura que te va a matar.

Debes odiarlo, no amarlo.

Tu corazón está hecho una total mierda desde que el te tiene entre sus manos y tu te dejas dañar tanto que haz perdido la razón y haz quedado como si no fueras un ser humano.

¿Pensaste que él cambiaría? ¡Amaste en vano!

Te usa para su diversión y para joderme a mí, vaya que le salió a la perfección al muñequito de cartón, verás que cuando te supere él te echará a la basura sin importarle tu corazón.

Hoy te acuestas sobre mi regazo mientras sollozas por su ruptura, me abrazas pidiéndome que no te suelte, pero estoy tan cansado de todo lo que está pasando, cansado de ti, de mi, de tu capricho de kínder. Siempre intento amarte y tu solo me chocas y me haces sufrir más que tú sufriendo por tu mal cuerno, no sabes cuanta mierda he soportado ya de ti que me estoy volviendo loco por dejarte ir.

¿¡Puedes decidirte al fin!?

—Deja de ilusionarme, porque cada vez que te veo besándolo con pasión me hago aún más mierda de lo que soy—. Cuando te digo aquellas palabras, un sonrojo de sangre se asoma por tus tristes mejillas llenas de desesperanza y dolor. Te levantas, me levantas y cuando te analizo solo sufro por aquellos ojos maltratados por un idiota sin remedio, sin embargo mis manos te detienen y yo solo te grito que no vuelvas.

No sigas, no me mates con tus locuras.— mientras tú, lagrimas derramabas.

No juegues conmigo, no estoy hecho de papel o de trapo, tu amor es tan tóxico como tú, pedazo de mierda. Te solté y te grité lo cansado que estaba de ti, siempre me partes el corazón una y otra vez porque te dejo hacerlo, porque mi mente no estaba programada para rechazarte e irme con el corazón como el coño, porque cada vez que tomaba tus manos me hacías sentir estar en el cielo pero ahora era un frío invierno en el triste infierno.

Ahora solo te pediré algo, pero no me malinterpretes cuando te diga que te amo;

Búscame cuando tus sonrojos sean de sangre y no de lágrimas amargas.

Poesías perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora