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Al salir del hotel para comprar algunas cosas que necesitaba, Matias aprovechó el rato libre para pasarse a la piscina pública un rato.
Cuando Rodrigo volvió cargado de bolsas visualizó a su amiga peliazul caminado de un lado a otro en la recepción.

-¿Angie? ¿Qué hacés acá?- La expresión preocupada no le decía algo bueno. Solo quería llegar con Matías y verificar que esté bien.

Suspiró-Decime que vos no consumis esto.- Elevó unos paquetes que había encontrado dentro de un cajón. Se supone que no debía meterse con esas cosas pero supone que lo hacía por seguridad.

-¿De dónde sacaste esto?- Vaciló en si agarrar los paquetes o dejárselos para que se los lleve, no le harían bien.

-Vine a limpiar la habitación y me lo encontré, no me digas que es tuyo..-Le interrumpió para que comprenda que estaba hablando cualquier cosa.

-Claro que no, pero deben ser de...- La boca de Rodrigo quedó seca otra vez, deseando enterrar su cabeza bajo tierra para desaparecer. No podía ser que su chico esté consumiendo, más mejor se esté drogando en sus narices.

-¿De quién? Del chico ese que vino con vos ¿Verdad?

-C-creo que si.- Tragó su llanto, no lo haría en frente de su amiga, no se quebraría más.

-Te dejo, tengo que seguir trabajando. Ah y tené cuidado con ese chico, no hagas nada estúpido.- Angie le sostuvo el hombro y le saludó con un beso en la mejilla para arrastrarse hasta algún lugar que no le importaba.

Llegó hasta donde descansaban y se tiró en la cama. A preguntarse cosas. ¿Realmente valía la pena Matias? Claro que valía la pena.
¿Debía ayudarlo o dejar la cosas así? ¿Qué pueda llegar a lastimarse o incluso terminar en el hospital? Obvio que debía ayudarlo.
¿Y si la droga no era de el? Es que sí, claro que era de él, mierda.
Debía dejar ir a Matias. Total mañana terminaría su semana juntos y deberían volver a su vida normal, por separado. ¿Pero que pasa si que no quería dejarlo? Podía, no quería.
Otra vez llorando.
Si hubiese estado antes para Matias, no hubiera hecho todo lo que hizo. Desde cortarse hasta drogarse y anden a saber cuántas cosas más.

Matías por su lado había estado hablando con Sofia por mensajes.

Sofi: Matías.

Matías: ¿Qué?

Sofi: ¿Qué pasó con Rod? ¿Pasaron cosas interesantes?

Matías: Nada interesante.

Sofi: Ay dale Matías, contame.

Matías: A ver, puede ser que tuvimos relaciones pero descubrió mis casi invisibles cortes, y me hizo una escena por ellos.

Sofi: Uy, no
Sofi: ¿Y qué te dijo?

Matías: Que le prometiera que no iba a volver a hacerlo y que no le volviera a ocultar algo así.

Sofí: Y tiene razón.
Sofía: ¿Ya le contaste de tu adicción?

Matías: No, y no pienso hacerlo.

Sofí: Tiene que saber. Es preferible que le cuentes a que se entere por terceros y que ya hayas roto su promesa para él.

Matías: Odio admitir cuando tenés razón. Se lo voy a contar, pero hoy no.

Sofí: Hacelo cuando estés listo, ¿Si?

Matías: Sí. Gracias por todo, te quiero amiga.

Sofi: Yo te quiero más emo ❤

Sofia había intentado ayudarlo con el tema de su adicción pero el menor se negaba rotundamnte a que su amiga lo ayude.
Y si, dolía, dolía saber que cuando le contara sobre su adicción este lo dejara, pero debía arriesgarse. No puede ocultarselo más.
Matías abrió sigilosamente la puerta encontrándose con Rod tirado boca a bajo en la cama, sollozando.

-No, no, no, ¿Estás bien? ¿Amor?- Se acercó lento, gateando para subirse encima y preguntarle.
Rodrigo se sentó en la cama.

-Habíamos quedado en que no me ocultaras nada, y no lo cumpliste.-- Alzó a sus ojos los paquetes que consumía entre sus puños.
Matías lo miro apenado, había descubierto su secreto. -¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?- Rodrigo exageró levantándose para caminar hacia otro lado y no verlo, no ver su rostro mentiroso.

-Por favor..cálmate.- Matías intentó tocarlo.

-¡¿Qué me calme?!- Matías retrocedió ante el grito que retumbó y era capaz de despertar a todos de sus siestas-¿Me pedís que me calme cuando recién me estoy enterando que te drogas? ¿Y que encima no tuviste el valor de contarmelo?- Los ojos de Mati estaban muy muy aguados.

-Perdón, en serio, perdoname.- Matías se tiró al piso agarrándose de la alfombra que lo protegía del fresco contacto.
Rodrigo se arrodilló-Matias..-Susurró para no asustarlo.

-¡No me toques!- Nervioso salió corriendo de la habitación. Estando inseguro en esas cuatro paredes que le entrelazaban con el chico, ya no estaba seguro. Había decepcionado demasiada gente, pero peor aún, ahora había decepcionado a su chico.

-¡Matías!- No le dió el valor de correrlo, porque ya era tarde. Hasta para arrepentirse, no más.

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Sin ideas.

Agos🤬

hιs drυɢ (ᴍᴀᴛsϙᴜᴀʀᴇ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora