Se ajustó las gafas de montura metálica.
-Tenemos que hablar sobre el Rey Sangriento. - Cuanto más hablaba, más podía distinguir un leve acento. Era británico, no americano como yo.
-Este no es el momento - dijo Olena. Hizo un gesto hacia Dimitri, quien miraba a Henry en un intenso escrutinio -. Mi hijo está de visita. No ha estado aquí en años.
Henry le hizo a Dimitri un guiño cortés pero tajante a modo de saludo y luego se volvió hacia Olena.
-Nunca es el momento. Cuanto más tiempo dejemos esto de lado, más gente va a ser herida. Ya sabes que otro hombre fue asesinado ayer por la noche.
Esto hizo que varias personas que estaban cerca guardaran silencio. También me llevó a caminar para estar junto a Dimitri y Olena.
-¿Quién fue asesinado? -exigí-. Y ¿quién está haciendo la matanza?
Henry me echó un único vistazo. No era una mirada del tipo chequeo para ver si era sexy, sin embargo. Era más como si estuviera tratando de decidir si valía la pena responderme. Al parecer, no. Su atención regresó a Olena.
-Tienes que hacer algo -dijo.
Olena alzó sus manos.
-¿Por qué crees que yo puedo hacerlo?
-Porque eres... bueno, eres del tipo de lo que se considera un líder por aquí. ¿Quién más va a organizar a los dhampirs para atender esta amenaza?
-No dirijo a nadie -dijo Olena, sacudiendo la cabeza-. Y la gente de aquí... a ellos desde luego no se les puede pedir que entren en batalla en cualquier momento.
-Pero ellos saben cómo luchar -respondió Henry-. Todos somos entrenados, aunque no lleguemos a ser guardianes.
-Estamos capacitados para defender -le corrigió ella-. Ciertamente, aquí todo el mundo saldría a la calle si un Strigoi invadiera nuestra ciudad. Sin embargo, no salimos a buscar problemas. Bueno, excepto los No Prometidos. Pero todos están lejos en estos momentos. Una vez que regresen en otoño, estoy segura de que felizmente harán esto para ti.
Henry suspiró con frustración.
-¡No podemos esperar hasta el otoño! Los humanos se están muriendo ahora.
-Los humanos son demasiado estúpidos para mantenerse alejados de los problemas -dijo una mujer dhampir de cabello canoso.
-Este llamado Rey Sangriento es sólo un simple Strigoi -añadió otro hombre que había estado escuchando-. Nada especial. Los humanos necesitan, simplemente, permanecer lejos, y se irán.
No sabía exactamente lo que estaba pasando aquí, pero las piezas estaban empezando a unirse. Los Alquimistas estaban entre los pocos humanos que sabían de la existencia de los vampiros y los dhampirs. A pesar de que a menudo vivíamos e interactuábamos con los humanos, mi clase generalmente hacía un excelente trabajo para ocultar nuestra verdadera naturaleza. Los Alquimistas creían que todos los vampiros y dhampirs eran oscuros y perversos y que la humanidad estaba mejor sin contacto con ellos. Del mismo modo, los Alquimistas temían que si nuestra existencia fuera de conocimiento público, algunas personas de voluntad débil se lanzarían a la posibilidad de convertirse en inmortales Strigoi y corromper sus almas. Como resultado, los Alquimistas nos ayudaban a permanecer ocultos y también ayudaban a encubrir las muertes de los Strigoi y otros asuntos feos que causaban esos monstruos. Sin embargo, al final del día, los Alquimistas dejaban claro que estaban ayudando a los seres humanos primero y a nosotros en segundo lugar. Por lo tanto, si hay algo por ahí amenazando a su clase, no era de extrañar que Henry estuviera tan alterado.