Capítulo 4
Asentí con la cabeza lentamente.
- Por eso que dijiste que el podía venir. Pense que había sido porque fue el primero en preguntar y no uno de esos otros aspirantes a celebridad que intentan colgarse de tu genialidad.
Dimitri sonrió y se sentó en la cama.
- Esas personas pueden luchar. Pelearían hasta la muerte si sus hogares fueran atacados. ¿ Pero para entrar a la batalla? Mark es el único de ellos al que escogeria. Y todavía no es rival para ti.
- Bueno - dije sentándome a su lado - Esa es la cosa más inteligente que he escuchado en toda la noche - Otro pensamiento me golpeó - Mark puede sentir a los strigoi también - era un efecto colateral de ser traído de vuelta de entre los muertos. Huh. Supongo que eso podría ser lo suficientemente loco para funcionar
Dimitri besó la parte superior de mi cabeza.
- Admítelo. No te molesta ir detras de ese Strigoi. Es lo que hay que hacer. Incluso si lo están haciendo por voluntad propia, inocentes estan muriendo por su culpa.
- Sí, sí, es lo correcto. Me hubiera ofrecido de voluntaria eventualmente - Suspiré - Odio dando Yeva una razón más para que crea que controla el destino del universo.
Él se rió entre dientes.
- Si planeas ser parte de esta familia, entonces es mejor que te acostumbres a ello.
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Dimitri y yo no teníamos los efectos de una resaca con los que lidiar, afortunadamente, pero ninguno de nosotros estuvo demasiado emocionado cuando Henry apareció con las primeras luces del amanecer para que pudiéramos “ponernos manos a la obra”. Como los otros Alquimistas que había conocido, Henry no era del tipo de los que se ensuciaban las manos. No tenía ninguna intención de ir con nosotros a encargarnos de este Rey Sangriento. Al igual que los otros Alquimistas, Henry estaba nadando en papeleo y planes.
Nos trajo un montón de mapas y diagramas del área cavernosa que el Rey Sangriento habitaba, así como cada reporte que los Alquimistas tenían sobre los avistamientos y ataques. Lod Alquimistas amaban los reportes. Olena nos preparó a todos un café extremadamente fuerte que sabía, sólo ligeramente, menos tóxico que el vodka regional, pero la cafeína del café recorrió un largo camino para ayudarnos a despertar y hacer estrategias.
—No es una región tan grande —remarcó Henry, tocando uno de los mapas—. No entiendo por qué nadie jamás puede encontrarlo a la luz del día. Esta área es lo suficientemente pequeña para que alguien pudiera registrar cada cueva en un día.
Sin embargo, todos terminan atrapados ahí de noche y los asesinan.
Mi mente giró de regreso a otro grupo de cuevas, al otro lado del mundo.
—Las cuevas están conectadas —dije lentamente, trazando los puntos que un mapa utilizaba para marcar las entradas—. Puedes buscar todo el día y jamás encontrarlo porque él se mueve bajo tierra.
—Brillante, Roza —murmuró Dimitri con aprobación.
Henry parecía sorprendido.
—¿Cómo lo sabes?
Me encogí de hombros.
—Es lo único que tiene sentido. —Removí las hojas de papel—. ¿Tienes un mapa subterráneo? ¿Alguien hizo alguna vez un… no lo sé… un estudio geográfico o algo? —Parecía como si cualquier otra representación del área estuviera aquí: imágenes satelitales, dibujos topográficos, análisis de minerales… todo menos una idea de lo que estaba ocurriendo bajo la superficie. Henry lo confirmó.