ʜᴀɴᴀʜᴀᴋɪ 🌷 || ᴘᴏᴘᴋᴇᴅᴀ [editando]

9. Horror.

Se molesto en investigar. Todo apuntaba a una enfermedad muy seria y supuestamente ficticia, ¿de verdad la tenia o fingía tenerla? Era ficticia, claro estaba, lo recalcaban varias veces en el sitio web, sin embargo Popee no lo creía por completo, tenía una leve sospecha que en verdad era real... Y Kedamono podría morir.

Quizá era el mismo.

Quizá sea su culpa si fallece Kedamono.

Descarto la idea, al sentirse tan culpable y tan mierda. En el fondo sabía muy bien y era consciente de que el era el causante.

Poniendo el tema de lado, por lo pronto; siguió leyendo, cada vez sus preocupaciones aumentaban, y al juntar todo lo que le pasaba a Keda en ese momento, ya era algo obvio a este punto.

Los ojos llorosos todo el tiempo, se volvía cada vez más pálido, los pétalos regados por doquier, su actitud tan depresiva... Era obvio. Pero de cierto modo no quería aceptarlo.

Debía de ser más amable con Keda, o al menos intentarlo, ya que sin querer o pensarlo, lo trataba horrible, no se sintió tan culpable al saber que ese alguien que Kedamono amaba, era quizá peor que el.

Debía de hacer algo al respecto.

(...)

-- hola... -- murmuró Popee, con hasta nervios.

El contrario no contesto.

-- Hola. -- Saludo de nuevo con la voz más grave, imponiendo presencia.

-- hola... -- murmuró como pudo, con la voz vacía además.

Popee arrugó el ceño, respiro profundo, recordando su situación y apenandose por su compartimiento grosero.

-- Lo siento... -- susurro con pena.

Keda se había sorprendido si estuviera más o menos bien, pero ahora, se sentía horrible.

-- ¿Keda...? ¿Estas bien? --

"No, no lo estoy" quisó contestar
Pero valor le faltó. En lugar de eso, no contesto, se llevó lentamente la mano a la boca y tosió sin fuerzas. Se fue a su habitación a esconderse de nuevo como ya era costumbre.

Popee suspiro triste. Saco su teléfono y tecleo unos números. -- Hey, no podré ir contigo. -- afirmó serio.

-- ¿que? ¿Por que? -- se escuchó una voz femenina, meliflua y con un tono triste.

-- Simplemente no, y ya. -- corto la llamada y subió lentamente las escaleras, decidido a ayudar a su "amigo"

(...)

Pov' Kedamono.

Maldito bipolar, hace unos días me trato de la mierda y ahora "se preocupa por mi" No. No dejare que me siga engañando, fingiendo que le importó cuando yo sé perfectamente que no.

Creo que me alegra haberle dado esas indirectas... No lo sé, quería que sospechara de mis sentimientos...

¿Que estoy diciendo? Ni que me fuera a corresponder, no, es Popee, un rubio que siempre me ha hecho daño, y todo empeoró cuando me empezó a gustar... De todas las personas... ¿Por que el...? El mundo quiere verme sufrir, y lo está logrando.

De verdad pienso si hice algo para merecer este modo de vida. Siempre he sido tan cuidadoso con los demás, con sus sentimientos y sueños. Pero no entendía el porqué el mundo era tan cruel conmigo. Parece que nadie me va a extrañar si me voy.

Me alarme cuando Popee abrió mi puerta, y me tape con mi cobija ya que, pues, había pétalos por mi cama, regados. Quería disimular...

-- ¿Que haces aquí? -- me hizo caso omiso y se sentó en la cama. Frunció el ceño, seguramente al sentir incomodidad por el bulto de pétalos, sude frío.

-- mierda, ¿que tienes aquí? -- se levantó de nuevo con la intención de levantar la cobija.

-- ¡nada...!-- demasiado tarde.

Popee miraba perplejo los bellos pétalos acumulados en su cama, de diferentes colores.

-- Kedamono... ¿Que demonios? -- murmuró asustado.

El peli-morado quiso morir ahí mismo.