1. Sillón.

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La sola presencia del rubio lo hacía sentir tan pequeño e insignificante. Era incontrolable sentirse así, todos lo saben.

Apretó la mandíbula al verlo pasar enfrente de él, la picason en la garganta lo tenía cansado y deseoso de abandonar ese lugar. En serio necesitaba deshacerse de los pétalos y la picason en su garganta y ojos.

Tosió un poco, poniendo su mano en su boca para evitar que Popee viera los pétalos.

No había pasado mucho tiempo desde que descubrió su enfermedad, se notaba más pálido y con los ojos rojos. El sentir ese ardor en la garganta y vómitar pétalos no se le hacia tan agradable. Podrá ser una enfermedad sobre el amor, quizá sea tierno pasa algunos o algo repetitivo para otros, pero sin duda era horrible si estuvieras con ella.

En fin, volvemos al principio. Popee paso por enfrente de Kedamono, tenía que pasar por ahí ya que por el lado de la televisión estaba la puerta de salida. Ya había salido, Kedamono había sentido tranquilidad de nuevo para poder toser y sufrir con el ardor y las lágrimas. Simplemente horrible la sensación, pero Popee volvió, por suerte no vio los pétalos en el sillón así que, volvemos.

Kedamono tratando de esconder su dolor entre aquellos cojines llenos de algodón.

— ¿Que mierda haces? — Preguntó con un tono de voz que no le gustó en lo absoluto al contrario.

¿Acaso lo hace a propósito? ¿Es su simple naturaleza ser así? Detesto como me hace sentir, tan pequeño.

— Ah... Yo... Se me cayeron galletas entre el sillon... — Sudaba frío. Con la mínima presencia de Popee se sentía corralado y nervioso.

— Ew, que asco. — Keda bajo la mirada avergonzado y arrepentido de decir una excusa tan pobre.

— ¿Y... A donde iras? — El contrario hizo caso omiso, caminando de nuevo a la puerta, y sin más salió.

El peli-morado suspiro con tristeza, le dolía. Sin embargo tenía algo de que preocuparse ya. Limpiar el sillón.

No sabía a dónde iría Popee, podría tardar, podría llegar temprano, no sabia, por eso debía procurar hacerlo lo antes posible. Tenía miedo, quizá si Popee alguna vez se enterara de Hanahaki, y que el la padece, solo lograría una burla... O quizá simplemente una mirada que le diría más que mil palabras.

Popee es un misterio. Tiene la capacidad de hacerte sentir insignificante sin ningún esfuerzo.

[...]

Paso el día con lentitud para el, estaba preocupado por la falta del rubio casi a las 2:00am. Si, estuvo despierto todo el tiempo, esperando con esperanza a Popee, quería verlo aunque sea, aún cuando le lastimara el alma, aún cuando empiece a toser sin control, quería verlo. Estaba sentado en las escaleras, recargando su cabeza en la pared, el cansancio le estaba ganando.

Pero era muy terco.

Cada minuto que pasaba sentía que los nervios lo carcomian. Empezó a cerrar los ojos, con la excusa mental de que simplemente iba a descanzarlos, pasaron unos segundos... Hasta que la puerta abrió. Keda abrió los ojos en grande y se enderezó, para luego bajar las escaleras con cierto entusiasmo.

— ¿Que demo-? ¿Que haces despierto, imbecil? — cada palabra le dolía al contrario, sin embargo, como siempre, dejo sus sentimientos de lado.

Disfrazo su tristeza con una sonrisa preocupada — Estaba... esperándote, me preocupaste... ¿puedo saber donde estabas?

— No te incumbe en lo absoluto. — Contestó con rudeza, y con un gesto enojado, aún cuando no había hecho nada malo.

Kedamono no dijo más, ni mucho menos Popee, quien subió las escaleras para ir a su habitación a dormir seguramente. En cuanto el silencio inundó la sala, segundos después se pudo oír como Keda tosía pétalos de nuevo, dejando un camino de ellos hasta su cuarto, no tenía ánimos para limpiar. Al cabo se levantaba temprano, podía ocultar su sufrimiento más tarde.

Sé acostó en su cama, tapó su cara con la almohada tratando de retener los pétalos, los cuales causaban un ardor al recorrer su garganta. Había pasado solo un mes desde que descubrió su enfermedad, no podía más.

ʜᴀɴᴀʜᴀᴋɪ 🌷 || ᴘᴏᴘᴋᴇᴅᴀ [editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora