Mi omega, mi Haku

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El último regalo de mi abuela a mi parecer, fueron los libros que dejo que me llevara, y junto a ellos, la fotografía de mis padres y mi Nii-san, por lo que, al día siguiente de que empezara a vivir con Haruki, él se puso como loco y me compró demasiadas cosas, entre un nuevo teléfono, una nueva computadora, ropa, zapatos y ¿un durazno de peluche?

-No debiste de comprarme tantas cosas, pero ¿y este durazno?

-Tú no puedes estar sin estas cosas, además, ¿Qué tiene de malo que le compre cosas a mi pareja? Contestando tu pregunta, como el durazno me recuerda a tu trasero, te lo compre.

-¡TÚ! Está bien, no te diré nada porque sufrirás cuando me veas de manera tan deplorable cuando entre en celo.

Los dos días restantes pasaron y pocas horas antes de que mi celo llegara le dije a Haruki que tenía que dejar a Ruth con el veterinario durante mi periodo, ya que en ese tiempo a él no le gustaba que nadie más que Minako se me acercara.

Ya comenzaba a sentir pequeños escalofríos en mis piernas y mi columna por lo que comencé a esparcir mi ropa y unas cuantas camisas de Haruki por toda la cama, estaba a penado, pero su aroma me tranquilizaba mucho. Al terminar, me metí entre la ropa, y traté de tranquilizarme, era la primera vez que hacia un nido o bueno, era la primera vez que podía hacer uno, no podía hacerlo en casa por muchas razones. Cerré los ojos y aprete mis labios, pero mi temperatura subía cada vez más, mi respiración era agitada, mis muslos temblaban y mi piel se volvía cada vez más sensible. ¿Cómo reaccionará Haruki? ¿Qué haré si le doy asco?

***[Narración por Haruki]***

Al fin hoy es el día en el que podré estar con Haku, estaba emocionado, así que compré muchas cosas...

- Bebidas energizantes, condones, lubricantes, aunque creo que no los ocuparemos porque por lo que leí, los omegas se lubrican solos gracias a...

-Joven, ¿está bien? - El veterinario me miraba con una cara de susto, creo que volví a hablar en voz alta.

-Le encargo a ese perro, cuídalo, es el hijo de mi futura esposa.

-¿Ah? ¿Se siente bien?

Me fui del establecimiento tiempo después de que el veterinario me viera con cara extraña, no me importaba, yo sólo ya quería llegar a casa y ver qué tipo de omega en celo era mi dulce Haku.

Cuando por fin pude llegar, al abrir la puerta una fuerte ola de feromonas hizo que me excitara al instante, ¿estas son las feromonas anormales de las que hablaba Haku?

-¡Oi! Haku, ya estoy en...- La puerta de mi habitación que ahora era nuestra, estaba entreabierta, al abrirla más me sorprendí ante tal vista. Haku estaba entre un mar de ropa, algunas de mis camisas negras estaban entre esa marea. No sé qué me paso después pero lentamente me acerqué a la cama y comencé a descubrir a Haku, él se quejaba y se apretaba el vientre.

-Me quema, ayúdame. -Su cara estaba toda roja, y sus pijamas todas mojadas.

-Pero veo que ya comenzaste sin mí, estas todo mojado de abajo.

Empecé a bajar los pantalones de su pijama, y de un segundo a otro mis manos bajaron hasta su trasero. Era realmente lindo.

-Comencemos, mi tierno omega.

Comencé a desvestirlo, me impresiono ver su cuerpo tan delgado, sabía que lo era, pero no así, debía de subir un poco más de peso, tal vez esto se debe por el estrés.

Lo recosté y sin pensarlo, lo bese, nuestras lenguas jugaban, no dejaban de molestarse la una con la otra, cuando nos separamos, un fino hilo de saliva se creó, baje cuidadosamente, y al llegar a sus pezones tan rosas y hermosos como los recordaba, jugué con ellos mucho tiempo, lamí cada uno, los mordí, deje marcas a su alrededor, cuando empecé a escuchar sus quejidos, baje hasta su entrepierna. Su miembro ya estaba erecto. Los artículos tenían razón, los penes de los omegas son más pequeños.

-Ha~ Ha~ Haruki...-Sus lindos gemidos le impedían hablar correctamente.

-Separa tus piernas un poco más. -Creo que mi Haku, estaba más honesto que de costumbre, abrió sus piernas al instante y tapo su rostro con sus manos. No podía dejar de sonreír, era la primera vez que podíamos estar juntos en su celo y claro, era esa su primera vez también.

-Se mira delicioso. - Empecé a lamer de manera delicada su miembro. No sabía por qué, pero me sentía desesperado, quería comerlo por completo.

-Ah~ Haruki, no~

-Quiero verte cuando mires estas marcas de aquí abajo, nuestro baño tiene un gran espejo, ¿cómo será tu reacción? Espera, ¿qué te parece si ya comenzamos aquí. -Toqué su entrada. -Creo que ya caben dos dedos, estás completamente lubricado.

-¿Qué? Ha...Haruki.

Las embestidas comenzaron poco después de que dijera mi nombre, su interior era cálido y me absorbía cada vez más. Las estocadas que hacía eran cada vez más fuertes, no podía contenerme, su voz era realmente excitante.

-¡Aaaah!-De repente empezó a retorcerse, creo que toque ese lugar.

Me acerque a su oído y le dije en voz baja -Tu cavidad uterina, los omegas hombres tienen la posibilidad de embarazarse gracias a esto, además, si llegas a este punto, una gran excitación recorrerá tu cuerpo, supongo que lo acabas de experimentar, ¿qué pasa si lo meto y me co...-Pensaba que no estaba consiente del todo, pero de repente sujeto mi rostro y me vio fijamente, su mirada hizo que me diera un escalofrío.

-Si te corres y me embarazas con esa cosota que tienes, no me tocarás de nuevo, ¿escuchaste?

Su mirada me asusto por un momento, parecía un Haku diferente, ¿esto era un omega en celo?

-Tranquilo, observa. -Lo levanté cuidadosamente y agarre un condón de la bolsa que estaba tirada en el suelo, me lo puse cuidadosamente y trate de contenerme pero su cara roja como tomate y el temblor de sus piernas, me hizo perder los cabos. Lo acosté nuevamente, abrí sus piernas y puse la punta en su mojada entrada, tenía un hermoso color rosado.

-¿Puedo meterla?- Le pregunté mientras le sonreía.

Él sólo cerro los ojos, y asintió. Respire profundamente y de una estocada, entro sin problemas, este chico me tenía loco. Cada vez que me movía sus gemidos rezumbaban en mis oídos, eran de lo más excitantes y tiernos.

Nos corrimos varias veces, no pude contarlas, su semen, el mío, nuestra saliva y sudor, se combinaron en nuestros cuerpos y en toda la habitación. No sabía qué hora era, sólo sé que no queríamos separarnos el uno del otro. Nuestros cuerpos se llamaban a gritos.

Ahora entiendo porque mi cuerpo no se sentía satisfecho con otras personas, lo necesitaba a él, mi omega, mi Haku...

¡Gracias por leer! :)

Haruki; Mi héroe violentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora