Después de la tormenta

93 12 1
                                    

Ya no sabía a dónde pertenecía exactamente en este mundo, no sabía a dónde ir ni con quién hablar, la abuela sólo me dio permiso de tener conmigo por un día mi celular, al siguiente se eliminarían mis cuentas, y como si supiera, todos los libros que tenía en casa los guardo en una maleta que puso a lado del jardín de la casa de mis padres. Seguí todas sus instrucciones, no podía hacer nada más que no mirar atrás y tragar saliva.

Sin darme cuenta en un día perdí a mi familia, mi apellido, estaba graduado, y yo, era otra persona completamente diferente al Kurose Haku que conocía.

Al llegar al centro de la ciudad después de ir a casa de mis padres por la maleta, camine sin rumbo durante horas, no sabía qué hacer de mi vida hasta que, como si me cayera agua fría de golpe, el tono de mi celular me centro nuevamente en la tierra.

-¿Hola?, ¿Haku?¿dónde estás?¿Haku?

Su voz hizo que mi mente se detuviera por unos instantes, no podía hablar, sólo, yo sólo pude decir su nombre.

-Ha...Haruki...-Tape mi boca y me senté en la esquina de una jardinera junto a Ruth que no dejaba de seguirme, se comportaba como un perro guardián, era muy tierno incluso en estos momentos.

-¿Por qué estás llorando Haku? Espera ahí donde estás, llegaré en media hora.

En ese momento no paso ni por un segundo por mi mente el cómo Haruki sabía dónde estaba, aunque realmente no me importo, sólo quería verlo, abrazarlo y sentir su delicioso aroma.

Media hora después, una corriente de aire me hizo percatarme de una presencia justo frente a mí.

-Haku, vamos a casa. - Extendió su mano hacia mí, sólo hacia mí.

-Haru...¡Haruki!- Exaltado lo abrace con fuerza y comencé a llorar a cantaros, era la primera vez que lloraba así ante él, pero, no podía parar.

Cuando llegamos a casa, Ruth tomo agua y se durmió en una esquina del departamento de Haruki, creo que él sentía que yo estaba seguro.

Tomé una gran bocanada de aire y comencé a hablarle a Haruki de lo que había pasado con la abuela.

-¡ESA ANCIANA!.- Sólo apretaba sus puños y mordía su labio inferior de la ira que estaba conteniendo, no sabía ni cómo hablar con normalidad así que no podía hacer mucho para calmarlo a él.

-No pude despedirme de mamá, papá y Nii-san. No sé si podré volver a ver a Minako y a Ritsu, ¿podré ver a Tamaki? Yo...-Por un instante mi vista se nublo. - Ya no puedo seguir...

-¿Cómo que ya no puedes seguir?-No podía ver su expresión claramente.

-No...yo...yo...

-Vivamos juntos. - Me sorprendí mucho al escucharlo. -Haku, no estás sólo. Sabes, creo que el destino nos juntó a los dos por razones como esta. Si lo piensas bien, ahora yo soy tu familia.

Su sonrisa hizo que mi corazón se calmara y empezara a pensar con tranquilidad, pero a la vez me sentía avergonzado.

-Pero...

-Ya estás graduado, eres muy listo y estás trabajando en un libro, ¿verdad?

-Si...

-No tienes más fundamentos para negarte a vivir conmigo, ya se cumplieron los requisitos que me estableciste.

-¿Ah?

-Y en un futuro, ese apellido podrás olvidarlo, ese apellido que te otorgaron a la fuerza podrás dejarlo en el pasado porque, porque... serás Nitta Haku, mi "esposa".

Hasta mis orejas se sentían calientes por esas palabras. -Es...¿esposa?, ¿cómo que esposa?

-Claro, eres tan adorable. Estás todo rojo de la cara.

-Eres un idiota.

-Soy tu idiota.

Tras ello, junto su frente con la mía y empezó a hacer una especie de caricia que a mi parecer era muy tierna, después de unos segundos haciendo eso, tomo mis cachetes y me miró fijamente.

-Haku, vino algo a mi mente, ¿cuándo es tu celo?

-En 3 días. – Ahora en qué estará pensando Haruki, ni yo puedo saberlo.

-¡EN 3 DÍAS! ¡Al fin podré estar a tu lado durante tu periodo de celo!

-No te emociones tanto, mis feromonas son anormales. Mamá, papá y Nii-san no podían estar en casa.

-Por eso y más no abandonaremos ese cuarto por un rato. - Me miro con cara coqueta y yo instintivamente volteé para otro lado, no podía verlo.

-Te arrepentirás si haces algo que duela.

-Para nada, sólo te haré disfrutar cada parte de tu pequeño cuerpo.

-¡Ah! Está bien, ¡silencio!

Como si las nubes de tormenta se alejarán por los caminos ventosos, un cielo azul e iluminado empezó a brillar en mi vida.

Gracias Haruki.

Haruki; Mi héroe violentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora