—¡Que no me gusta! ¿Cuantas veces tengo que decírtelo, Mike? —dije ya molesta tomándome el rostro desesperada—. De verdad que no, solo es, bueno, no lo sé, pero quiero averiguarlo. Quiero averiguar de donde nace este sentimiento de que algo anda mal.
—Tranquila, sólo te estoy molestando como el buen amigo que soy —dijo orgulloso—. ¿Por qué no la invitas a salir? Así analizas que es lo que te provoca esa culpa o sensación rara, como la llamas.
—¿Y que se supone que le diga? "Oye, ¿quieres salir conmigo para que pueda analizar mis emociones, a pesar de que te había dicho que no volveríamos a vernos?" Porque aun tengo dignidad, Mike.
—Bueno, no creo que le moleste si de verdad le gustas.
—No se trata de si le gusto o no, se trata de que ella a mi no me gusta y aún así siento... lo que siento.
Entonces llegó Lou con una cara de pocos amigos. Era una mañana del lunes seguido del domingo donde tuvo lugar la platica con Danielle. Había decidido contarle a Mike sobre el debate que tuve conmigo misma el día de ayer mientras volvía a casa. Me sentía molesta, seguía cayendo bajo esa sensación de que todo estaba exactamente igual de mal. Me dediqué a trabajar esperando que eso me distrajera un rato, pero lo cierto era que apenas funcionaba.
°°°
A las cinco de la tarde, y a falta de dos horas para salir, ya había terminado toda la carga del día, simplemente tenía que esperar a las siete, aunque claro, si es que a Lou no se le ocurría aparecerse por ahí con alguna noticia de emergencia. Aprovechando que el ambiente estaba tranquilo, encendí un cigarrillo y me recargué en la ventana. Hacía un poco de frío, pero seguía observando la monotonía de la ciudad. Miré entonces al final de la calle que llevaba a la cafetería y nuevamente Danielle apareció por mi mente.
Si de verdad era cierto que en realidad no quería hacer todas esas cosas para llamar mi atención, quizá hasta podía entenderlo y todo, y es que, siendo sincera, yo también había estado en la escuela alguna vez, y sin duda actué como una idiota total frente a las mujeres que me gustaban sin quererlo.
¿Qué andaba mal? ¿Era simplemente lástima? ¿Lástima de qué? ¿De que me daba pena verla triste? No. Había algo mas, era como... si le debiera algo. Pero si buscaba mucho más dentro de mi, ahí donde me daba miedo buscar, en realidad era que quería verla....
No. ¡No!. Sin duda no. Definitivamente no. ¡Joder! Ya sólo me faltaba que mi mente se jodiera más de lo que ya estaba.
°°°
Lunes por la noche, un aburrido lunes en donde solo podía limitarme a beber y ver la tele, y si acaso, a tener una creciente ansiedad por aquel libro que le había prometido a Tara escribir, pero que sin duda no había avanzado nada. Era ya un hecho que esos tres capítulos de dudosa calidad acerca de la mujer se habían descartado por completo, pero seguía en pie lo de la autobiografía narrativa. Tara... Pensar en ella siempre me orillaba a querer simplemente morir de una vez.
Esa noche... esa maldita noche... Si no hubiese sido tan estúpida y terca, si la hubiera cuidado...
Me toqué la mejilla limpiando una lagrima que ya hacía su recorrido a través de mi mejilla. Me levanté de golpe y me metí directo a la cama, quizá llorando o quizá no, no lo recordaba bien, pero sin duda con una tristeza y una culpa que no se cuanto tiempo mas podría cargar.
°°°
Entonces llegó nuevamente otro lunes, una semana entera, y con él mas dudas. La semana pasada apenas había ido una vez al café. Por algún motivo ya no me encontraba cómoda estando ahí desde que Danielle se marchó, era como si esperara verla ahí, atendiendo.
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NO ME PIDAS QUE TE AME || Lesbian
Teen FictionLorena y Danielle tenían vidas completamente distintas. No estaban destinadas a mezclarse, pero sucedió. Lorena pasa la mayor parte de su tiempo atormentada por los recuerdos de su pasado. Danielle trata de vivir su día a día con calma y buscando pa...