Capítulo 28

3.7K 236 34
                                    

—¿Aburrido? ¡No! ¡Ninguna de ellas podría compararse a ti! —dijo sincera y tomándome de los hombros—. Tu eres infinitamente mejor Danielle, en todos los aspectos.

—Lo sé, es solo que... Las dudas aún me pueden muchas veces... —dije triste. Odiaba sentirme de esa manera pues sabía que realmente todo era de otra forma menos sombría a cómo lo veía.

Entonces Lorena se acercó lentamente hasta donde yo me encontraba, en el piso, y me abrazó mientras nos recostábamos encima de la alfombra una vez mas.

—No se trata de qué puedas ofrecer o no, o de quien sabe mas o menos... ¡No! Se trata de que te quiero mucho Danielle, y eso significa que todo lo que vayamos a descubrir juntas... será maravilloso por el simple hecho de ser tú.

Y entonces de nuevo calma y seguridad en mi, de nuevo Lorena siendo capaz de hacer callar las cosas que me atormentaban, porque así era ella, como ya lo había dicho, terapéutica, era increíble y era hermosa. Y estaba a mi lado.

Pero... ¿Cómo había acabado Lorena en medio de mi habitación, a oscuras y a las casi dos de la mañana? ¿Abrazadas y tratando de no ser descubiertas por mis padres? Bueno, todo comenzaba en la mañana de ese miércoles, dos días antes de la presentación oficial.

Me había levantado para ir hacía la universidad y había hecho todo con total normalidad, hasta que mi madre me detuvo en la entrada, poco antes de salir.

—¿Hija? —preguntó de pronto—. ¿Está todo bien? Es decir... ya sabes, hace mucho que no hablamos y... 

—¿Estás bien mamá? Estas rara —dije tocando su frente en señal de broma. Ambas reímos.

—Solo... puedes confiar en mi ¿De acuerdo? No te juzgaré por nada —dijo para depositar un beso en mi frente y dejarme marchar. La verdad era que eso había sido raro, pero como siempre, apreciaba su cariño, pero no podía contarle nada de lo que principalmente acarreaba mi vida.

¿Lesbiana? ¡No! No podía. ¿Mis complejos? Aun menos, me daba demasiada vergüenza admitir eso a alguien que no fuera Grace o Lorena...

Y habiendo abordado lo de la ansiedad, siempre era lo mismo. Mi fortaleza en ese tipo de situaciones venía del cariño de Lorena, pero sola... ¿Quién era yo estando sola? Una débil y perdida mujer, en medio de un vagón repleto de gente, con audífonos a máximo volumen y un miedo creciente a cada instante.

Llegué a la universidad y a lo lejos vi a Grace. Me acerqué hasta ella para empezar el día universitario de buena manera. Me alegraba bastante poder verla, siempre podía contar con ella.

—¿Ya estás lista para la gran presentación el viernes? —preguntó mientras caminábamos hacia el salón.

—Ni lo menciones —comenté poco motivada, la verdad era que aun luego de las palabras de Lorena, seguía teniendo miedo a fallar, era menos, pero seguía ahí.—. ¿Y tú? Siempre se te ha dado bien ese rol de líder extrovertida, de hecho podrías gobernar perfectamente un país solo con tu seguridad al hablar.

—Oye, no exageres —ambas reímos—. También me siento nerviosa, todos se sienten nerviosos, es decir, es la primera vez que se hará individual y ya sabes lo que dicen, uno nunca está exento de desgracias.

—Gracias por los ánimos, Grace —dije sarcástica mientras ya íbamos entrando al salón.

—Tranquila, lo harás bien, siempre haces las cosas bien.

—Bueno, eso no sucedió el primer semestre, ya sabes lo que sucedió con Jenn y como todos tuvimos que improvisar su parte de una forma horrorosa.

NO ME PIDAS QUE TE AME || LesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora