Sin duda toda la fuerza y seguridad que tenía acumulada para ese domingo, ahora se había esfumado por completo. Lorena apareció por mi costado sin darme cuenta. Estaba mas que centrada en la canción que sonaba a través de mis audífonos cuando la realidad me golpeó.
Entonces me dejé libre un lado de la oreja y la saludé, solo que esta vez no pude mantenerle la mirada. Ahora simplemente era Danielle en su estado mas puro y vulnerable. La acompañé hasta donde me había dicho que tenía estacionado su auto, sin hablar.
Esto seguía pareciéndome extraño, tanto que pasé toda la noche previa preguntándome por los motivos que ella tendría para haberme llamado. Sin embargo, en ninguno cabía la posibilidad de que yo le hubiese interesado de algún modo.
Aun así, mientras caminábamos, me tomé unos segundos para observarla. Podría decir que no iba muy arreglada, pero a mi me seguía pareciendo hermosa. Su cabello iba sujeto en un especie de moño en donde todo apuntaba a que lo había hecho muy rápido. Incluso algunos cabellos rebeldes se salían del peinado y resbalaban por su cuello. Parecía que llevaba un poco de maquillaje, algo bastante ligero y que solo contribuía a su belleza natural.
Llegamos hasta su vehículo. Ella, para mi sorpresa, me abrió la puerta. Entré al auto en cuestión y me dediqué a a observarlo, como si estuviese mirando directamente al interior de Lorena. Era lindo y olía a ella, a perfume de mujer.
—El cinturón —me indicó antes de arrancar cuando vio que me había olvidado. Lo coloqué y puso el auto en marcha hacia un lugar el cual yo no tenía ni idea.
Avanzamos unas cuantas calles en silencio. Tenía ganas de mirarla, pero me estaba conteniendo para no incomodarla. A pesar de ello, yo si que me sentía incómoda, así que me coloqué un auricular para pasar el rato.
—¿Te gusta la comida china? —preguntó de pronto, sin dejar de mirar al frente.
—Sí —respondí. Hizo un gesto de aprobación y el silencio volvió a reinar entre nosotras.
¿De que se trataba todo eso? No tenía ni idea, pero me mantenía expectante ante eso que ella tenía que decirme. Unos minutos más tarde llegamos a una zona que yo no conocía. Era una especie de calle en donde había distintos restaurantes con temáticas extranjeras. Estacionó su coche en una calle a un costado de la anterior y bajamos. Ella atravesó la avenida y la seguí mientras aún me sentía como una especie de niña pequeña siguiendo a su madre, pero ella era la que conocía, no yo.
Entramos a un local donde el color rojo predominaba, había algunas lámparas típicas chinas con forma de globo. También sonaba una especie de música con violines orientales. Nos sentamos y un pequeño hombrecillo de camisa roja y chaleco negro se acercó hasta nosotras, luego de dejar unas cartas, se marchó durante unos minutos.
Analicé el menú, y mientras hacía aquello, me tomé el atrevimiento de observar a Lorena por encima de la carta. Fue una mirada discreta, para nada reveladora, y ahí estaba ella, tan linda analizando lo que había. Sin embargo, y para mi mala suerte, subió su mirada también por encima de su menú y me descubrió, se quedó ahí, viéndome también.
Apenada, bajé mi vista de nuevo a la carta. Había dicho que no la vería, pero me resultaba simplemente difícil. Su cara era el imán más potente del mundo y yo, bueno, yo era un pequeño pedazo de metal que poco podía hacer para resistirse a ser atraído.
El mesero regresó y pedí algo que no supe siquiera como pronuncionar correctamente, pero básicamente por la imagen era arroz con pollo, o eso esperaba que fuera. Lorena pidió otra cosa que más bien tenía que ver con filete y cosas del mar sazonadas como seguramente sólo los chinos sabían.
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NO ME PIDAS QUE TE AME || Lesbian
Teen FictionLorena y Danielle tenían vidas completamente distintas. No estaban destinadas a mezclarse, pero sucedió. Lorena pasa la mayor parte de su tiempo atormentada por los recuerdos de su pasado. Danielle trata de vivir su día a día con calma y buscando pa...