Capítulo 36

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Seis meses después...

—¿Tienes el encabezado listo? 

—Desde hace dos siglos y medio... ¿Por qué tardaste tanto en redactar el cuerpo? —pregunté extrañada.

—Bueno, si no fuera porque Lou está fuera del país y porque tengo que hacerme cargo de todo... —se defendió.

—Ya, ya... te entiendo Mike, lo de ser el jefe temporal es duro, ¿ah?

—¿Duro? Lorena, me quiero morir y apenas llevo dos semanas desde que se marchó a su reunión...

—Reunión de negocios —corregí—. Para que todo esto se expanda, ya sabes...

—Como sea, dame la nota y continúa con lo demás... Hoy sales temprano, ¿no es así?

—Sí, ya sabes, hoy se cumple un año de conocer a Danielle y vamos a ir a cenar, pero tranquilo, dejaré todo listo antes de irme, "Jefe".

—Cada vez que me llamas así, me siento veinte años mas viejo... ¡Dios! Apenas cumplí los veintiséis.

—¡Espera a que llegues a los veintinueve y verás lo que es una verdadera crisis! —le dije mientras cerraba la puerta. Se me había quedado una sonrisa en mi rostro por aquella pequeña charla.

Suspiré y miré hacia la parte exterior de la ventana. El mundo parecía tener una pinta distinta desde hacía bastante tiempo, ahora era mas "claro", por llamarlo de algún modo, aunque eso, sólo era una percepción. El cielo siempre era lo que había sido.

Habían sucedido tantas cosas en los últimos meses que era difícil recordarlas todas con exactitud. Sin embargo había, algunos que por su magnitud quedaron fuertemente impresas en mi memoria.

Algunas buenas y otras bastante oscuras, pero sea como sea, todo aquello me había traído hasta aquí, a este momento de paz, en donde solo buscaba terminar con mi trabajo para ir a reunirme con Danielle.

Y hablando de ella, nuestra relación había cambiado mucho durante los últimos meses, ahora eramos mucho mas unidas, llenas de confianza y amor la una por la otra, y disfrutaba bastante eso. Incluso me había dado la fuerza para poder superar ligeramente lo de Tara, que por lo menos ya no me sudaban las manos al mencionarla.

Pero todo tenía un precio, ¿no? No hay bien sin mal, o sanación sin antes tener que examinar la herida... Suspiré de nuevo para recordar aquella noche.

—¡Lorena! ¡Lorena, despierta! 

—¿Ah? ¿Tara...? 

—No... soy yo, Danielle... —dijo triste—. Estabas llorando entre sueños y decías cosas extrañas, así que te desperté... —toqué mis mejillas para comprobar que en efecto estaba llorando.

—Yo... lo siento, a veces sueño con ella... Y.... —de pronto me había quedado en blanco y una ligera desesperación comenzó a crecer en mi pecho provocando que respirara con dificultad.

—¿Estás bien? —me abrazó preocupada cuando volví a llorar.

—Sí, es sólo... es sólo que... Tengo miedo Danielle, tengo mucho miedo —desde lo de la fiesta, en donde sonó esa canción, no me había vuelto a pasar nada similar.

—¿Miedo? Lorena, no entiendo, si pudieras decirme algo mas... —tomó mi mejilla entre sus manos—. Anda, mírame ¿vale? Estoy aquí para ti, así que puedes contarme lo que sea.

Pero las imágenes de Tara en el piso provocaron que alejara mi rostro de ella. No comprendía que me estaba sucediendo, simplemente eran los recuerdos de nuevo, recuerdos que había enterrado, pero todo volvía... siempre lo hacía.

NO ME PIDAS QUE TE AME || LesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora