Sus pasos lo llevan al salón de música, está vacío, tal cual como se supone que debía estar (esa es la única cosa que ocurre tal como debía ocurrir). Doyoung y él guardan silencio en todo el viaje, ninguno es capaz de articular nada, incluso cuando han llegado a su destino el silencio los acompaña. Taeyong suelta su mano y se detiene a reflexionar lo que sucederá ahora. Se le ocurre pensar que después de todo la vida nunca fue tan mala con él, en realidad, le dio demasiadas oportunidades para confesarse como era debido, pero él nunca las tomó debido a su cobardía. Tuvo tantos años, tantos momentos en los últimos dos meses, pero tuvo que llegar hasta el punto en que se vio obligado a exponerse como el mayor idiota, era todo culpa suya, sería su culpa perder a Doyoung.
Así que esta era su última oportunidad para expresarle lo que siente, aún si no sirve de nada.
— ¿En serio fuiste tú? —La voz seca del pelinegro se adelanta a la suya, lo cual es normal, debe tener muchas preguntas.
— Si. —Responde tras humedecer sus labios, le está costando trabajo encontrar un inicio a su explicación así que lo único que puede decir ahora es lo obvio.— Lo siento.
— ¿Qué sientes exactamente? —Doyoung tiene los brazos cruzados, negándose a reconocer su presencia más allá de hablar con él.
— Doyoung... —Suspira abatido, hay demasiadas cosas que lamenta.— Lo siento por no habértelo dicho antes, por hacerte pasar tantas preocupaciones, por empujarte a creer que Yuta jugaba contigo. —Hay remordimiento, demasiado, lo está comiendo por dentro desde que todo este asunto comenzó.— Sobre todo lamento que tu mejor amigo esté enamorado de ti pero haya sido demasiado cobarde para decírtelo como una persona normal.
— Te hablé de esto tantas veces pensando que no sabías nada, ¿Tienes idea de lo estúpido que me siento ahora mismo? —La cabeza del chico baja aún más, suena tan decepcionado que Taeyong quiere arrodillarse y pedir perdón cien veces más.
— Te juro que quería hacerlo de otro modo, lo tenía planeado, pero dejé que todo escalara y se salió de mis manos. —Sabe que no hay excusa que valga, pero quiere algo, lo que sea, para evitar que Doyoung lo odie.
El chico levanta la cabeza y mira a su alrededor, no echa ni un vistazo al otro joven con él dentro de esa instalación, como si no existiera. Taeyong lo ve morder sus labios y tras unos momentos de gran tensión donde no sabía si su amigo, tal vez ex amigo, comienza a caminar hacia el piano, tomando asiento en este lugar. Mira las teclas del instrumento como si estas le estuvieran hablando y aconsejando, si en verdad pudieran hacerlo, ¿Qué le dirían? ¿Tendrían compasión de él y lo persuadirían a que hablaran o le fomentarían desprecio? Poco después dirige sus ojos, oscuros, reservados, a él, y esta acción casi hace las rodillas del mayor fallar.
— ¿Por qué me dejaste creer que era Yuta? —La pregunta sale con aspereza y rencor.
— Fue estúpido, me acobardé en ese momento, pensé que no pasaría nada malo con ocultártelo temporalmente porque te diría que era yo en realidad poco tiempo después.
— Y aun cuando viste lo difícil que estaba siendo para mí, me dejaste seguir creyéndolo.
Escuchar a Doyoung tan desilusionado es peor que cualquier rechazo que pudiera imaginarse, diablos, preferiría incluso que lo golpeara, lo insultara, cualquier cosa en vez de escuchar lo dolido y traicionado que le había hecho sentir. ¿Cómo no consideró esto desde el inicio? ¿Por qué tuvo que dejar que las cosas acabaran así?
ESTÁS LEYENDO
Cᴀʀᴛᴀs ᴅᴇ ᴜɴ Aɴᴏ́ɴɪᴍᴏ ❥⧽ : Dotae
Fiksi PenggemarTaeyong, demasiado temeroso de confesar cara a cara su amor, envía cartas anónimas a Doyoung; podría seguir con aquella costumbre de no ser porque las cosas se complicaron más de lo que esperaba. "𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝘩𝑒 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑒𝑠 �...