Capítulo 11: Epílogo

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Hicieron falta décadas para que Nick Fury se decidiese a llamar a Carol Danvers, para que decidiese que había una emergencia en la tierra. Pero cuando Steve escribió su nombre en la lista de invitados, supo que vendría. 

Los vengadores, los que quedaban y los nuevos, todos tenían que reunirse en esa ocasión tan especial. Por supuesto, quería estar a solas con su prometido, pero tendría tiempo de sobra para eso. Y aquel iba a ser un día memorable, desde luego. 

La verdad era que Natasha se le había aparecido en sueños para decírselo. 

-Reúnelos a todos. Creo que la ocasión lo merece, ¿no?-estaban sentados en un coche, y ella llevaba el pelo corto y pelirrojo, como la primera vez que la había visto.

-Nat...-quería decirle algo, aunque no se cuestionaba que estuviese allí.

-Conque por eso no querías salir con nadie...-dijo ella, con una mirada pícara...

Recordaba que ella le había dicho que lo iba a ver todo desde donde estaba, y que Tony también. No recordaba mucho más, pues los sueños son confusos y extraños, pero si necesitaba otra razón para hacer de su boda la reunión de vengadores más grande desde la derrota de Thanos, desde luego era esa. 

Carol recibió la invitación. Tenía, como siempre, asuntos entre manos, pero decidió que podía tomarse unas cortísimas vacaciones, y quizás volver a ver a la chica del pegaso, que ahora era la reina de Asgard. Recordaba haber abandonado el escenario de la gran batalla contra el titán loco a lomos del caballo, con los brazos pegados a la cintura de Valquiria.

-¿Estás listo, Buck?-Sam tenía prisa. Había venido a recoger a su amigo y a Loki para llevarles en coche hasta el lugar donde se celebraría la boda-Vamos, tío; Steve está preparado desde las siete de la mañana por lo menos.

-Todavía no he decidido como voy a peinarme-dijo Bucky, pasándose las manos por el pelo.

-Claro, tío, pero no puedes llegar tarde a tu propia boda.

-¿Debería llevarlo suelto, recogido, trenzado...? ¿O qué tal si me lo corto para sorprender a Stevie? Lo tenía corto cuando nos conocimos...y tampoco sé que demonios hacer con la barba ahora que lo pienso.

-¡Sí!-intervino Loki- Córtalo, así le darás una sorpresa. 

Sam suspiró.

-Esto nos va a llevar un rato, y Steve empezará a preocuparse.

-Que se preocupe, y que espere-repuso Loki-. Su Bucky no puede ir a su boda arreglado de cualquier manera, ¿no?

Mientras Buck se lavaba y cortaba el pelo con ayuda de sus amigos, Steve no dejaba de repetirse que quizá, después de todo, Bucky no iba a venir y, que quizá, después de todo, se lo merecía. 

En ese momento, una vieja amiga se le acercó. 

-Steve...

-Wanda, ¿Cómo estás?-preguntó Steve, saliendo de sus cavilaciones. La besó en las mejillas y cuando se separó de su rostro, vio que la joven sonreía.

-Mejor.

-¿Visión...?

-Está por allí-respondió ella, señalando al androide, rodeado por Shuri, la reina Ramonda y Bruce Banner- Quiero que conozca a todo el mundo. Me apena que no pueda conocer a Stark, es cierto...era como su padre, después de todo...

Steve asintió.

-Pero ¿estáis...estáis...? Ya sabes...

-¿Juntos...? Eso creo. No es lo mismo que antes...es como volver a empezar, y todavía tenemos un largo camino por recorrer, pero lo haremos juntos.

Se dieron la vuelta. Por fin había aparecido Bucky. Venía escoltado por unos trajeados Sam y Loki. Tenía el pelo todavía húmedo, desordenado, revuelto y cortado de forma irregular, y la camisa abierta, dejando ver más parte de su pecho de la que se suponía que podía verse en una ocasión tan formal como aquella, pero nada de eso le importó a Steve. Es más, le pareció encantador. Tan encantador que no puedo resistirse a besarle una última vez antes de la ceremonia mientras le apartaba el pelo de la cara con delicadeza.

-Yo también me alegro de verte-murmuró el soldado, con una sonrisa.

No hay palabras para describir lo emocionante de la ceremonia. Ni siquiera los que estuvieron allí podrían hacerlo, porque las palabras no harían justicia a las emociones. Podría decir que la pareja leyó sus votos, que hablaban de finales de la línea que ya no existían, porque no querían que su historia tuviese final alguno. Podría hablar  del beso que se dieron, o de las lágrimas en los ojos de Wanda, de la sonrisa de Sam, o de Peter Parker colocando imanes en el brazo de Bucky, o de la tarta de ciruelas...o del discurso de Loki atribuyéndose el haber unido a aquellas dos almas que siempre debían haber estado tan juntas como ahora lo estaban. Pero como ya he dicho, no le haría justicia.

Porque no creo que nadie haya podido jamás resumir en unas pocas líneas el sentimiento de felicidad absoluta que les embargaba en ese momento, y esperemos que para el resto de sus vidas.




Difícil de olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora