Capítulo 46

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Johann

Despierto con el atronador sonido de unas cacerolas cayendo en la cocina, aunque por el dolor en la cabeza que estas me provocan no dudaría en creer que se encuentran justo a mi lado.

Intento desperezarme cómo puedo y estiro una de mis manos a mi costado en la cama como todas las mañanas para asegurarme de que Alex continua a mi lado, pero me levanto de golpe en cuanto no siento nada.

El movimiento repentino hace que la cabeza me vuelva a molestar, pero la preocupación por saber dónde se encuentra Alex es más poderosa que eso así que como puedo me pongo de pie y salgo de la habitación.

En mi travesía hasta la cocina voy recordando la sarta de ridiculeces que hice la noche anterior y agachando la cabeza al suelo ruego porque Alex no esté enterada de nada de eso.

—¡El embarazado llego! —exclama mi hermano logrando que la cabeza me vuelva a retumbar.

Escaneo el lugar con rapidez con temor de que Alex hubiera escuchado, pero solo me encuentro con los chicos en esta.

Pierre me observa sujetando su frente con la palma de su mano mientras descansa su codo sobre la mesa y sé que no se siente mejor que yo.

—No están —comenta Tut entregándome un plato repleto de comida.

Le agradezco asintiendo y avanzo hasta tomar asiento en la mesa, al lado de Derek.

—¿A dónde fueron? —pregunto temiendo que Alex se haya enterado de las estupideces que Pierre y yo hicimos ayer y se hubiera alejado enojada.

—Solo salieron a la playa —comenta Pierre—, insistí en que se quedaran en la playa privada, pero tantas mujeres juntas viéndome de esa forma me dieron miedo así que las deje hacer lo que quisieran.

Derek soltó una carcajada y se estiro para zarandear el hombro de Pierre.

Tut también reía ligeramente, negando y mirando al suelo.

—¿Creen que Alex este muy enojada? —pregunto entonces sintiendo como la preocupación crece por mi cuerpo.

Derek dirige su mirada a mí y me observa como si hubiera preguntado algo un tanto estúpido.

—Alex no puede durar enojada contigo mucho tiempo —explica—, seguramente una vez vuelva de la playa se le pasara.

Todos los chicos sin excepción alguna asienten estando de acuerdo con él, lo que me hace sentir un poco estúpido ¿soy el único que no puede ver esa parte de ella?

—Con respecto a Dalia no estoy muy seguro —vuelve a hablar mi hermano apuntándonos a Pierre y a mí—, ustedes la conocen mejor.

Pierre esta por decir algo cuando lo interrumpo, sintiendo como las mejillas se me llenan de color por haberlo callado.

—Ella no está enojada —comento y Pierre me observa sin comprender, incluso puedo ver como una arruga de algo que va más allá de la confusión se forma entre sus cejas, me atrevo a sonreír y a inclinarme un poco hacia él—un pajarito me lo dijo ¿recuerdas?

Solo necesita unos segundos para comprender y el gesto en su rostro se transforma en una sonrisa.

Me alejo y comienzo a comer mi desayuno, el cual se pasa lleno de burlas de mi hermano y los demás chicos hacia Pierre y hacia mí, burlas acerca de mi aparente embarazo y de las quejas de Pierre durante todo el camino para que me trataran con cuidado.

Vuelvo a subir a la habitación para bañarme y cuando voy a ponerme los lentes de contacto observo mi reflejo en el espejo y lo pienso mejor, avanzando hasta mi pequeña maleta y rebuscando en todos los bolsillos, estoy seguro de que los guarde en algún lugar, estoy por rendirme cuando los encuentro; mis viejos lentes.

El infierno en tu sonrisa (V1) (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora