CAPÍTULO 15
Lo primero que hizo Terry al llegar a la gran manzana newyorkina, fue ir a ver a Jorge Johnson.
Durante todo el camino de regreso había recibido algunos mensajes que auguraban las buenas nuevas, pero decidió no decir nada hasta estar completamente convencido. De lo que si no dudaría es que haría pagar a los desgraciados que estaban involucrados, por lo que habían hecho. Fuera quien fuera. Que actuarán contra él, le valia una mierda, Pero habían afectado a su hija, a Candy y a su madre. Eso no podía perdonarlo.
Cuando se metieron a robar al apartamento de Candy, Terry había puesto investigar a un pequeño grupo de veinte personas, incluidas personas mal vividas del barrio bajo. Pues gracias a ese paso se había enterado por su abogado de las buenas noticias. Encontraron a los tipos que habían hecho el trabajo por Robert, lo que le confirmaba la versión de Candy, y eso bastaba para hundir a tres ratas callejeras. Cómo había sospechado desde un principio habían tratado de vender la laptop en las calles de los suburbios.
Terry se encontraba visitando a al primero de los tres dichosos que cambiaría de código postal, para vivir en la mansión de la cárcel con anterioridad privilegiada.
Después de dejar a Candy, Emma, y la señora del servicio en casa de Ellynor. Terry se puso en contacto con su abogado, el detective que había puesto para investigar a Jorge Johnson había hecho un excelente trabajo y ahora mismo se encontraba en la estación de policía levantando la orden para arrestar a Jorge Johnson.
Al llegar a la Editorial publirrelacionista de Jorge Johnson. La secretaria de Jorge que en un principio se nego a dejarlo entrar, pero con la orden que Terry le enseño, la mujer no pudo negarse más.
—Buenos días señor Johnson mucho tiempo sin verlo.
Jorge abrió los ojos como platos. En su oficina estaba Terrence Granchester esperándolo muy cómodo. Él actor estaba sentado en su sillón de masajes. Se pregunto porque su asistente no le informó que tenía gente esperando por él, y nada más ni menos que el actor.
—Muchacho, qué sorpresa encontrarte en mi oficina. ¿Te puedo ayudar con algo? —Jorge se sentía nervioso, tanto que ni siquiera dejó hablar a Terry. —Si es sobre el artículo, te puedo explicar.
Terry sólo lo escuchaba, riéndose en su cabeza—. Primero lamento mucho —siguió Jorge—, las mentiras que nos dio Candy, ¿verdad? Quién lo iba a creer con la cara de inocente que tiene. Pues a mí también me engañó.
—¿Cómo lo engañó?—. Terry no pudo aguantar más y preguntó fingiendo sorpresa.
—Pues veras había colocado un anuncio solicitando a un reportero con experiencia para hacer reportajes infraganti, y cuando ella me contacto dijo que tenía experiencia trabajando en Inglaterra como publirrelacionista. Mira que era una mentira.
—¿Cómo dice? ¿Que no era ella su empleada?.
—Ay muchacho, Claro que no. Candy tiene su propia empresa en Inglaterra.
—Expliqué
—Pues veras —empezó a decir Jorge—, Yo tenía negocios con el padre de Candy y al morir éste se rompieron los negocios y pues su empresa quedó allá, me imagino que la muchacha se hizo responsable. Sólo mandé el anuncio diciendo que necesitaba a una persona preparada para hacer tú artículo biográfico y ella se presentó con un buen currículum. Además era la hija de un viejo amigo.