eight;

9 0 0
                                    

"Dancing with our hands
tied, we were dancing and
I have a bad feeling..."

Quería salir corriendo de ese bar estaba dispuesta a hacerlo, pero la mano de Harry me jalo hacía la pequeña pista de madera y una suave melodía se escuchaba de fondo.

— Tal vez no estuve contigo ese día, pero te lo quiero recompensar. — colocó su mano en mi cintura y me atrajo lentamente hacia él. — Cabe recalcar que soy bastante malo en esto de bailar. — sabía el momento oportuno para hacerme reír y siempre lo lograba, pero esta vez no quería ceder a sus encantos.
— No Harry... no puedo, no podemos. — sus ojos brillantes se veían confundidos. — No puedes actuar tan natural después de que nos besamos, no ahora que rompiste mis ilusiones después de haberme besado. — un nudo en la garganta se instaló inmediatamente.
— Emma... y-yo lo siento. — sus manos tomaban las mías y yo no podía con la presión en el pecho.
— ¿Sabes cuánto esperé este momento? ¿Cuánto deseaba besarte? Jamás te diste cuenta de lo enamorada que estaba de ti, de lo enamorada que sigo de ti, de que para mi estar contigo me basta, que para mi ese beso, significó el mundo entero, pero no espero que lo entiendas, adiós Harry. — la evidente confusión inundaba el rostro de Harry, me miraba sin decir nada, y yo me sentía avergonzada de las calientes lágrimas cayendo por mis mejillas.

Solté su mano y me dispuse a salir de ese sofocante lugar. La lluvia se apoderaba de toda la calle y maldije aceptar la propuesta de Harry, maldije estar aquí en este apestoso lugar, maldije mis malditos sentimientos por él. Cubrí mi rostro con las manos y comencé a sollozar fuertemente.
El ardor en mi pecho y la fuerte presión dolían en lo profundo de mi ser, las gotas de lluvia empapaban mi ropa y la noche se adueñaba del cielo lentamente. Mi orgullo y mi dignidad me impedían entrar a ese lugar a ver la cara de Harry, pero él no tenía la culpa. La culpa la tenía yo, yo por enamorarme de él, por no saber aceptar mi realidad, por no darme cuenta de que Harry no me quería de la misma manera que yo lo hacía. El peso de la moral me comenzaba a atormentar, quería culpar a Harry, pero la culpable era yo. Siempre fui yo, yo me enamoré, yo me ilusioné, él solo tenía una actitud de ángel conmigo que hizo que me enamorara, pero el resto yo sola lo hice.
Aquí es cuando me di cuenta que no siempre lo que quieres es lo que está destinado para ti, jugué mal mi partida y termine perdiendo todas mis cartas.

venice; hes | slow updatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora